He visto que tu piel no te cubre todo todo...
ojos y dientes pasaron de tu piel...
Son esos órganos que te alimentan...
la ecuación perfecta...
(Si la gente no cree que las matemáticas son sencillas, es que no se ha dado cuenta de lo complicada que es la vida. John von Neumann)
La piel es nuestra frontera física externa y con ella tocamos el entorno sin poder salirnos de ella. Nos habla de nuestros hábitos, del estado de salud físico y emocional.
En ella se reflejan todos los organos internos. Cualquier perturbación de los mismos, se proyecta en la piel, y toda afección de una determinada zona de la piel se transmite al órgano correspondiente... Todo lo que ocurre en la piel, manchas, tumefacciones, inflamaciones, granos o abscesos, no es casual e indica un proceso interno. La piel también muestra todos los procesos y reacciones psíquicas:
Una persona se pone colorada de vergüenza y blanca de susto.
El vello se eriza a causa del miedo o se pone la piel de gallina.
La piel pálida puede ser signo de anemia o cansancio.
La piel azulada señala una falta de oxígeno en la sangre.
La piel amarillenta tiene su causa en un exceso de bilirrubina.
Una piel sensible nos habla de un alma sensible, si es áspera, nos hace pensar en una persona dura; una piel sudorosa muestra inseguridad y miedo; y una piel roja, excitación.
Igualmente se dice "piel de cordero" y nos es para alagar.
ResponderEliminarSaludos
Ya, y de lobo...
EliminarSaludos.
Fíjate que me has hecho reflexionar, por eso la mirada nos delata, no sabe de engaños.
ResponderEliminar¿Eso crees, Tracy?
EliminarYo no estoy tan segura...
Si.
ResponderEliminarEs tal como dices.
Y más cosas que he aprendido.
Gracias.
Bueno...pues tengo que decirte que yo aprendo mucho más contigo.
EliminarGracias a ti, un beso.
Piel con piel, casi más cerca que dentro.
ResponderEliminarUn beso
La química de dos personas dicen que se manifiesta por la piel...
EliminarUn beso.
La piel, delata
ResponderEliminarCuando me pongo colorada...
EliminarSi, y sin ella estas jodido del todo.
ResponderEliminarLa mía es el único vestigio que me queda de cuando era rubito. Y claro se quema rápido.
Pero bendita sea.
Besos
Pues hay que cuidar la piel, sobre todo esa tan sensible a los rayos solares.
EliminarUn beso.
Muy interesante lo de la piel... ya encontré la que me delata.
ResponderEliminarMil besitos, Marián
Pues sí, nos delata.
EliminarBesitos.
La piel habla, me decía mi abuela, es el mayor órgano del cuerpo humano, 2 metros cuadrados aproximadamente, Bueno la de algunos un poco mas. Abrazos
ResponderEliminarAhora me dirás que tú has heredado la buena piel de tu abuela y que por eso no tienes ni una arruguita. Je,je..
EliminarAbrazos
Marián, ya estoy mejor del estrés. Ufff...
ResponderEliminarLo que hace un buen consejo.
K.
Pues no te veo a ti muy de tomar consejos
EliminarK.
¿Sabes lo que te agradezco hoy, Mar? Que gracias a tu blog haya conocido el de los Círculos de Podemos (como habrás adivinado, soy podemita militante, no solo de voto). He de mandarles alguna piltrafilla mía: me arde la sangre y quiero compartir esta ilusión, esta espera (no me atrevo a acabarla con nza). Así que gracias. Y por más, muchas más cosas. Que aunque poco receptivo a los consejos uno entiende.
ResponderEliminarKisses.
No entiendo por qué te pones así, Fred, lo tuyo no son piltrafillas y tú lo sabes...¡ay, esa falsa modestia!...
EliminarBesos.
Es verdad, y pocas veces lo pienso. La piel como un espejo. El reflejo de lo de fuera, y del interior.
ResponderEliminarComo vamos corriendo tapando goteras, creo que no observamos. Más que como prisión, dibujas la piel como filtro doble, o eso me parece.
Saludos.
La piel...tus sensaciones y lo que transmitimos a otros...Bien visto por tu parte, Igor.
EliminarUn beso.
El proyecto de libro crece, Mar; ya tengo 22 relatos eróticos que irán entreverados con otras tantas narraciones que cuentan idilios cuasi pastoriles, cándidos, de cendales que velan la desnudez adolescente, el viaje iniciático de la carne nueva, crónicas de una mortificación anunciada, la flor que se abre al un sol abrasador, el tropel de los sentidos, las primeras ojeras, el goce presentido, el rubor como bandera.
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