Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.
Julio Cortázar
Los argentinos tienen fama de teóricos, de retóricos, de elocuentes, de grandilocuentes, de discursivos… Para ellos (dicen) el don de la palabra es esencial; si pegan la hebra pueden estar horas y horas platicando. Son muy buenos oradores (dicen), les encanta toda actividad literaria. Rizan el rizo con las palabras; hacen juegos florales-verbales… están hechos de palabras (dicen). Son psicólogos, psiquiatras, sociólogos, son logos de la psiquis; psicolingüísticos … hablan, hablan y hablan. Hablan muy bien (dicen). Pero…¿Quién les escucha? Los argentinos no puede ser; ellos están tan entretenidos en expresar sus ideas...
Jorge Valdano.He aquí el prototipo del argentino con lenguaje fluido "florido y hermoso".
Va a tener razón Valdano, decía. O más bien va a tener razón un amigo de Valdano, aquél que (según contara él mismo en cierta ocasión), le dio una vez un sabio consejo, consejo que por otra parte jamás fue capaz de cumplir: "Jorge, todos tus problemas te vienen de que repites demasiadas veces la palabra belleza. Si por cada vez que dices belleza dijeras dos veces cojones, te iría mucho mejor en la vida...".
A lo que Jorge le contesto:
"También al fútbol lo atacó el bacilo de la eficacia y hay quien se atreve a preguntar para qué sirve jugar bien. Resulta tentador contar que un día osaron preguntarle a Borges para qué sirve la poesía y contestó con más preguntas: ¿Para qué sirve un amanecer? ¿Para qué sirven las caricias? ¿Para qué sirve el olor del café? Cada pregunta sonaba como una sentencia: sirve para el placer, para la emoción, para vivir".
Jorge Valdano en estado puro.Y es que este hombre tiene el don de la palabra...nadie podrá decir que no es un argentino de primera.