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Es preciso llevar algún caos dentro de sí para poder engendrar estrellas danzarinas. Nietzsche.

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No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Hermann Hesse.

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¡¡Déjame con la boca abierta!!

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Si la personalidad humana no adquiere toda su fuerza, toda su potencia, entre las cuales lo lúdico y lo erótico son pulsiones fundamentales, ninguna revolución va a cumplir su camino. Julio Cortázar

viernes, 24 de febrero de 2012

Intuición


"El mejor guerrero es aquel que consigue transformar al enemigo en amigo"
Paulo Coelho

No sé por qué será, pero a veces me invade una rara intuición. Y es que cada vez que alguien me cae mal, entiéndase; que no despierta ningún interés  a mis emociones...eso que se suele decir en términos vulgares, es una persona que no me dice nada. Anodina. No sé si es un prejuicio tonto. Pero no. Tampoco es eso. No juzgo, solo que me digo ¡qué persona tan sosa¡ No me dice absolutamente nada...Y resulta que siempre, SIEMPRE, esas personas...pues...¡¡¡OH¡¡¡...¡les encanta leer a Paulo Coelho¡...
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miércoles, 15 de febrero de 2012

El cerebro


Cada uno tiene uno. Todos presumimos de tenerlo y nadie quiere ser un descerebrado. Los eruditos del saber humano dicen que aunque todos somos poseedores de uno, nadie lo conoce sino en una ínfima parte. Pero lo más curioso es que podemos opinar sobre el cerebro con una gran lucidez ¿Qué pasa entonces? ¿No es curioso que el cerebro pueda meditar sobre sí mismo y en algunos casos darse cuenta de su doblez?...cuando soñamos lo hacemos a sabiendas y a veces con alevosía. Nos levantamos en mitad de la noche y vagamos por los tejados, furtivamente navegamos entre las estrellas y merodeamos por el cielo acercándonos peligrosamente al Sol...saludando a la Luna con guiños de complicidad, calentando nuestras sinapsis de circuitos cerebrales...nuestro cerebro hace locuras a sabiendas. Esto es así...y no es cierto que esté tan limitado como se dice...

Después de éste particular paseo vuelvo a mi cama en mitad de la noche, guardando una carta en la manga de las sábanas...y es que no me he movido de mi lecho, cierro los ojos y desde mi pequeñez veo que necesito altura...me encaramo y dejo mi cuerpo en el vacío, me siento libre: puedo flotar y volar ¡estar fuera de la gravedad¡ Abro los ojos y me veo en el camino de Damasco, envuelta en ascuas...mordiendo el polvo...Luego recojo mi cuerpo y lo pongo en la posición de dormir, en la posición de morir, tal vez soñar...

jueves, 9 de febrero de 2012

La creación


Abismo oscuro
de brillante satén.
Suaves orejas
palpitando entre los dedos,
manos vivas...
por los tejados danzando.

Saltan los prodigios:
la batuta, el ratón, el maná.
Vuelan las palomas
com magia de girasoles,
saltan los conejos
entre la Luna y los soles.

Elohím de la chistera
con el cortejo de estrellas
saltan hacia el Sol
cayendo los meteoritos
en el magma del Universo
¡tiemblan las galaxias¡

Van hacia la Puerta de Orión,
aún no oyen los oídos
la Gran Explosión...
Tú eres el Big
Yo soy el Bang
principio de eternidad.

viernes, 3 de febrero de 2012

Sin ánimo de ofender...


Nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento
Oscar Wilde

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Comentan algunos escritores, incluso los ya consagrados, que cuando van a emprender un nuevo trabajo literario les aterra verse frente al folio en blanco. El hecho de hacer esta afirmación quizás sea, para los ya reconocidos en el mundo literario, como un amago de falsa modestia. O puede que traten de demostrar, de forma anodina, su grandeza como seres humanos. Como si nos quisieran dar a entender que su seguridad podría apabullar al resto de los mortales.

Pero es lo cierto que la expresión: "miedo al folio en blanco" es algo parecido a una leyenda urbana, ya que sirve para colarlo en cualquier debate literario de medio pelo. Es tema de conversación muy generalizado entre aquellos que tratan de ser alguien reconocido en esos medios relacionados con las letras: prensa, radio o televisión. Esos tipos que en su fuero interno lo único que desean es hacer un reporterismo de baja estopa en artículos con pretensión mordaz pero sin sustancia, una columna de opinión con una foto suya en su cabecera que se hicieron hace ya algunos años, en un periódico que refleje su tendencia política.

Hay un viejo adagio que proclama que toda persona debe al menos dejar a la posteridad tres cosas hechas: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. (También se comenta algo sobre un globo. Como metáfora podría servir para cualquiera de las tres cosas ya que, en principio, todo está en el aire.)

Cuando yo era pequeña oía sentenciar a mi abuelo: "todos somos escritores en potencia". Aseguraba que todos tenemos ese don. Según él, toda persona lleva encima (o debajo) el germen del escritor, y que por eso nos atrae tanto, a la vez que nos inquieta, ponernos ante un espacio en blanco; papel, folio o pantalla de todo tipo de ordenadores y similares.

Y quien no ha oído comentar: "mi vida da para dos o tres libros de los gordos", todos tenemos una vida que vamos viviendo o por vivir. Los aconteceres, el devenir de los días dan para muchos libros. Otra cosa es vivir para contarla y contarla bien. Pero eso sólo está reservado para los que han sido tocados por ese espíritu divino que les ha premiado con una hermosa retórica.

¿Podríamos decir entonces que lo que le falta a ese don que decía mi abuelo que todos tenemos, es saber aderezar ese plato con aromáticas hierbas, con exóticas especias, con su toque de pimienta y su punto exacto de sal? No es nada fácil saber confeccionar ese manjar, y servirlo a la temperatura exacta para excitar las papilas y degustarlo con deleite hasta llegar al placer de emocionarnos hasta las lágrimas.

Cuando leemos a Dostoievski, sabemos que todos esos personajes son muy reales, que les ocurre lo mismo que a montones de seres, pero no de la misma manera. Es la mano de dios que ha vestido y adornado a los personajes con complejidades conocidas pero muy bien contadas.

Imaginar al propio Dostoievski en una celda a una temperatura a muchos grados bajo cero, esperando inquieto que llegue toda la documentación que amigos y familiares han elaborado para sacarlo de ese infierno. Esa puede ser la realidad; una espera llena de tensa incertidumbre y a la vez cargada de esperanza.

Pero lo que le estaba ocurriendo a Dostoievski en esa celda, era que durante el día se veía sometido a inhumanos trabajos hasta llegar a la extenuación. Y algunas noches se le aparecía Lucifer alumbrando las tinieblas con esplendorosos rayos de luz. Y otras noches veía con nitidez al propio Dioniso con toda su corte en sus espectaculares Saturnalias. Y que entre desvelos y alucinaciones, un amanecer gélido le sacan al patio, le vendan los ojos y preparan toda la parafernalea para acometer un fusilamiento: El suyo. Incluso nota cómo preparan las armas y hasta oye las detonaciones de los disparos.Pero él sigue vivo ¿Un milagro? No. ¡Una simulación¡ Una apariencia de fusilamiento real...Y todo esto contado por él con la maestría y hermosa prosa que al maestro le adornan, es lo que hace que el lector tenga que ponerse  en pie porque no le llega la sangre al cerebro.

Eso es morbo. Eso es dar placer escribiendo, eso es hacer que el vello se ponga de punta, sin recurrir a presuntas secuencias trágicas o sentimentaloides de esas que con sólo salir a la calle con los ojos abiertos podemos contemplar. Es la magia del verdadero creador; proyectar su arte y transmitirlo sin inseguridades, ni aspavientos. Fiódor Mijáilovich Dostoisvski era un genio y él lo sabía.