¿Quien eres tú entre los mortales?
Pregunta Diomedes a Glauco en el fragor de la pelea, sabiendo que todo ser humano es efímero y que si acaso después de su muerte deja algo para el recuerdo...Es ya famosa la respuesta de Glauco, que sumerge en el dominio de la naturaleza esa pregunta aludiendo a la individualidad por su linaje, pues dice más o menos: las generaciones nacen, perecen y se esparcen como las hojas, o reverdecen así mismo como el bosque.
Es verdad que con las palabras que hemos heredado podemos decirnos aquellos momentos en lo que hemos sido algo más que el aire que se lleva los días.
El "quien eres" pregunta por lo que has hecho, lo que has vivido; lo que has gozado o sufrido. Con esa pregunta se interroga por lo que se es o se quisiera ser...por sus realidades o sus sueños...Porque todo sueño de alguien es el sueño de una vida y una memoria...o es una sombra de sueño que sueña...Pero el sueño de alguien real nos deja, al desvanecerse, el sustento del cuerpo, la consistencia de la carne...y el sueño de una sombra es igual a la nada...
Y...
Porque conocerse a si mismo es , sobre todo, re-conocerse, poder encontrarse en el complejo hueco de la intimidad... elementos que indiquen el sustrato coherente que articula cada personalidad por muy deshilachada que esté, y buscar en lo irreal, en ese fluir azaroso...la necesidad de enhebrar nuestro pensamiento al aire de incoherentes momentos soñados...
Los sueños son realidades proyectadas en nuestra mente...sombras vivientes del inconsciente...tal vez proyectos que aún no hemos vivido...