Tenemos la terrible tendencia a pensar que cualquier atisbo de atracción física, afecto, simpatía, incluso una llama pasional, todo esto lo etiquetamos con el denominador común llamado amor.
En este mundo de apariencias, tomamos la materia por la forma y lo elevamos a categoría de principio universal, confundiendo el reflejo con la esencia y el vestuario con la sustancia.
Ese amor mundano y matrimonial... productor, en que se halla imbuido el producir hijos al mundo. Y así nos hacen creer que ese es un mundo ideal...principio supremo del "verdadero" amor.
Sin embargo, según autoridades conocedoras de este peliagudo asunto, el amor nada tiene que ver con eso. El verdadero amor es el principio supremo a disposición del hombre, que lo hace superior a vegetales y animales...fundiéndose con ese rayo divino...el amor es voluntad de fusión con esa irradiación primera del rostro desvelado de la divinidad...
Llegados a este punto puede que muchos estén pensando en el amor místico, y que les venga a la memoria aquellos místicos españoles del Siglo de Oro, en abundamiento de los principios de la estética y de la metafísica...
Pero tampoco se trata de eso. Lo importante es que si tu meta es emparejarte con otro ser sepas a lo que te expones...no es decir quiero enamorarme, no. Porque si llega la atracción física por ambas partes, tampoco eso es amor. Entramos en el terreno de las emociones carnales...y que siempre son pasajeras. Y si decimos; esa persona me entiende...y en la cama somos lo más...pues también eso es un engaño. Sí, ya lo sabemos, nos han dicho más de mil veces que entenderse en la cama es la expresión máxima del amor, cuando sólo es atracción física...y aún así es flor de un día....
Así que mejor dejar de divagar sobre qué es el amor, sea supremo, mundano o verdadero.
Y...
por encima de todo amor... ¡está el enamoramiento!...que es temporal pero intenso. Es la sensación más hermosa...darle placer al cuerpo...elevando el espíritu supremo hasta lo más sublime de los cielos...algo efímero sí, porque tanta intensidad desequilibra el alma...y el cuerpo empieza a buscar ese equilibrio hormonal a lo que provocó el enamoramiento; ese trastorno temporal y transitorio. Pero aún así, el enamoramiento...es lo mejor que existe...