Anoche estaba cansada. Pero el sueño se alejaba de mi.
Me puse ante el espejo y empecé a hacerme preguntas sobre mi...sí, ya saben, eso... lo de siempre; que quién soy, que cómo me ven los demás...y empecé a pensar en esa frase tantas veces reproducida y nunca acabada del filósofo Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mi circunstancia." Pero suele omitirse lo que sigue: "y si no la salvo a ella no me salvo yo".
Pero volviendo a lo de anoche frente al espejo. Supongo que todos hemos soñado con eso de vernos desde fuera, desde otros ojos. Y estoy segura de que todos hemos reflexionado frente a un espejo. Pero un espejo no es nada fiable para preguntarse cómo nos ven los demás. Yo al menos, queriendo o sin querer, trato de componer una imagen, una apariencia, impostada...seguro que esa del espejo tampoco soy yo.
Y...
La conclusión a la que llego es que soy adicta al monólogo, pero sobre todo a ese monólogo interior ¿me estaré volviendo algo paranoica? porque a ver, a qué viene sino el estar todo el tiempo haciendo introspecciones, escarbando dentro de mi ¿Qué pretendo encontrar? ¿eso tan manido de encontrarse uno mismo? Pues en mi caso, la verdad...¡miedo me da!
tranquila, en mayor o menor medida, lo hacemos todo aquello de la introspección. Puedes poner una foto frente al espejo, y jugamos a aquello de buscar las 7 diferencias
ResponderEliminarY es que somos un mar de contradicciones; hay quien está encantado de haberse conocido y otros son la misma personificación del descontento. Y todos, creo, somos de una u otra forma.
EliminarTodos somos algo adictos al monólogo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Tú también, Rafael?
EliminarAbracito.
Si queremos conocer a los que forman parte de nuestras vidas, supongo que el primero que nos suscita curiosidad debe de ser uno mismo...
ResponderEliminarEs por curiosidad, pero es que lo más curioso es que es más difícil conocernos a nosotros mismos, por aquello de la falta de objetividad, ya sabes.
EliminarHola Marián, me has arrancado una sonrisa con eso del "miedo me da"... la de veces que lo habré pensado, buff.
ResponderEliminarYo soy mucho de mirarme y dialogar conmigo mismo ante el espejo, y no necesariamente ante uno de cristal, me veo reflejado en muchas personas y circunstancias. No es por coquetería, para nada, más bien por intentar identificar al tipo ese que se me parece pero no estoy seguro que sea yo. No creo que sea paranoia, hay tanto que ver hacia dentro como hacia fuera, es cuestión del momento, según el día.
Saludos a la del espejo ;)
Besos.
Claro, es cuando vemos los defectos en otras personas...que si somos sinceros vemos nuestros defectos, y por eso mismo sentimos la curiosidad de indagar sobre nosotros...y si, a veces miedo nos da.
EliminarBesos.
En mi caso es peor, unos días me gusto y otros tengo que cerrar el espejo, a veces ni me conozco y otras no quiero ni saludarme. Piensa que tu cuerpo es una caja fuerte que conserva la joya que eres, ¡Anda que chulo me ha quedado!
ResponderEliminarSí, Ester, es que somos pura contradicción
Eliminar¡Ay, qué fauna!
(lo de la joya también puede ser peyorativo)
Precisamente, quizá el salvavidas se halle en desenmascarar a ese miedo que tanto nos da. Por otro lado, la necesidad de obtener, conocer, la opinión que tienen los demás sobre nosotros, no es más que otra estrategia para evitar encontrarnos, conocernos y aceptarnos tal y como somos. Porque seamos sinceros, la opinión que puedan verter los demás sobre nuestra intimidad, no es más que un consejo -bueno o malo- contaminado por las experiencias de cada uno, vivencias que son únicas e intransferibles.
ResponderEliminarA todos nos gusta eso que se dice "causar buena impresión". En un primer contacto con otros, o en una cita...digámoslo alto y claro: queremos venderles la moto...;)
EliminarEs mejor escucharse a sí mismo que escuchar las sandeces de los demás
ResponderEliminarA mi me gusta: escuchar sandeces. Me da seguridad en mi misma.
EliminarUn beso.
Jo, igual es cargante pero vuelvo con un texto de Galeano. Con su sencillez explica perfectamente cómo nos sentimos a veces. Lo leo y digo, como con tu texto, "eeeeeeso mismo!!" :D
ResponderEliminar"En esos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y no quiero estar con nadie, ni siquiera conmigo, y no tengo, ni quiero tener, nombre ninguno: entonces pierdo las ganas de llamarme o ser llamado".
Lo que a mí, atormentado incansable, no me queda claro es si esta introspección sirve para cambiarnos, para cambiar las circunstancias o, precisamente, para dejarlo todo tal y como está...
Besote!
Galeano siempre con tanta lucidez...limitando la posibilidad de expresar con palabras los sentimientos, porque las palabras tienen un límite, y un lenguaje no basta para definirse.
EliminarYo a veces lo tengo claro y otras no. Acepto mis limitaciones y ahí voy... intentando saber cada día un poquito más de las cosas...y de cómo las percibo.
Un beso.