mi cutis,
mis cabellos y mis uñas
no son los mismos del año pasado…
Sydney Brenner, biólogo, Premio Nobel de Medicina en 2002, dice que somos forasteros en nuestro propio cuerpo. Cada día se producen en nuestro cuerpo cien mil millones de defunciones de células. Y cada día nacen otras tantas. También se mueren al día tres mil neuronas.
Pero…
Aquí viene el primero y principal escollo:
¿Por qué envejecemos?
¿Qué ocurre entonces?
¿Si tan “replicantes” son las células esas… por qué no siguen con su tarea para lo que han sido creadas?
¿O es que también se cansan y empiezan a olvidarse del tema?
Un grupo de investigadores españoles ha constatado que los telómeros cortos son la principal fuente del daño causante del envejecimiento del organismo humano y ha descrito por primera vez las alteraciones genéticas por las que tiene lugar este fenómeno.
La investigadora María Blasco y sus colegas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han dado un paso más en la comprensión de este mecanismo al identificar una serie de cambios genéticos generados por los telómeros cortos. Estos provocan una disminución de la capacidad de división de las células, así como de su capacidad para reparar el daño en el ADN.
Así que ahora tendrán que buscar una fórmula para atacar a esos telómeros cortos, para que sean más cortos aún, tanto, que no puedan molestar… porque yo, desde luego, no quiero envejecer.