Desde Caín y Abel el mundo está lleno de atrocidades que a través de los tiempos se ha dado en llamar así: "atrocidades", y sin embargo Dios, más que extirpar la "maldad" lo que hace es ponerla en tela de juicio...
En el caso de Caín, Dios no liquida al autor de ese mal, lo marca con un estigma y lo destierra para que funde otra ciudad. Y quien sabe si ahí empieza todo; la cruel historia de la humanidad: "los buenos y los malos". Ese título tan manido: nosotros y los otros.
Dios deja con vida a Caín y lo señala con una marca.Un hombre con algo en el rostro que da miedo a los demás. Según Hermann Hesse, aquél hombre inspiraba temor. Un hombre con valor y carácter siempre ha resultado siniestro a la gente. Dios le deja vivo, no le castiga, porque conoce al Hombre mejor que ningún mortal, y sabe que, por lo general, el castigo endurece, vuelve frío, concentra y aumenta el sentimiento de aversión, fortalece la capacidad de resistencia. Así que si lo deja vivo, es como una prueba de resistencia para todos nosotros.
Caín sigue vivo, creando y multiplicando su estirpe. Sabe Dios que todos los demás, cobardemente, le tienen miedo. Incluso algunos tratan de creer que aquello de que "ha matado a su hermano", es un mito... por no enfrentarse a la verdad tratan de justificarle, por miedo.
Y...
Abel es el "hombre bueno", que no llegará más allá de la vuelta de la esquina- Y es por eso que, más tarde, Jesús, aquel hombre de Nazaret, le promete un cielo lleno de bendiciones...ya que aquí, en la Tierra es incapaz de conseguir nada por ser "pobre de espíritu"...