Valorando al hombre en su esencia.
Nada es bello; sólo el hombre lo es: toda la estética se basa en esta ingenuidad. Esta es su primera verdad. Veamos ahora cual es la segunda: nada es feo, excepto el hombre cuando degenera; así queda delimitado el ámbito del juicio estético. En términos fisiológicos, todo lo feo debilita y entristece al hombre. Le recuerda la decadencia, el peligro y la impotencia.
Ante lo feo el hombre pierde energía. Podemos medir su efecto con un dinamómetro. Por lo general, cuando el hombre se siente deprimido, es porque olfatea la proximidad de algo “feo”. Su sensación de poder, su voluntad de poder, su valentía y su orgullo disminuyen a la vista de lo feo, y aumenta por tanto, a la vista de lo bello…
En ambos casos sacamos una conclusión: las premisas de ésta se encuentran acumuladas en grado sumo en el instinto. Se concibe lo feo con un indicio y un síntoma de degeneración, aunque sea en un grado mínimo, nos induce a que lo juzguemos “feo”.
Todo signo de corrupción, de putrefacción, aunque se encuentre tan atenuado que sólo sea un símbolo, provoca idéntica reacción: la valoración de “feo”. Y así, aunque apenas lo percibamos, aparece una especie de odio: ¿qué se odia en este caso? No hay duda; se odia “la decadencia del ser humano”. Y se odia partiendo del instinto más arraigado de la especie… en el que hay estremecimiento, previsión, profundidad, mirada a lo lejos… no hay un odio más justificado que éste.
Mi punto de vista es que la estética tiene tres leyes, la de la apariencia, la de la compensación de los pesos morales y la famosa ley del truco entendido como producto entre complejidad y adicción.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los puntos de vista sobre estética y los valores morales, pueden llevarnos por caminos infinitos. La meta, descubrir el truco y la complejidad se desvanece.
EliminarUn abrazo.
La belleza y la fealdad, han llegado a depender de las modas, y eso vale para los hombres y para los muebles. Un abrazo
ResponderEliminarLas modas...cuando te acostumbras a ver sus extravagancias te parecen bellas...las fotos color sepia te rebelan la verdad.
EliminarUn abrazo.
sin ningún tipo de arrepentimiento, por cierto
ResponderEliminarTal cuan como lo has dicho. por cierto.
EliminarYo ya estoy un en plan que no tengo ni ganas de odiar, habré dejado de ser humana posiblemente.
ResponderEliminarUn abrazo.
U estaré muerta.
ResponderEliminarYo no creo que estés muerta, es más, te diría que eres una Amapola de lo más inquieta.
EliminarUn abrazo.
En la perpetua búsqueda de la perfección (absurda para algunos, válida para otros) se van pérdiendo los detalles de lo intermedio; se da un salto inmeso entre los bello y lo feo, lo aceptable y lo despreciable.
ResponderEliminarEl mundo debe estar cubierto, el hombre debe estar cubierto de infinidad de grises en la escala... o debería estarlo.
Afortunadamente va por secuencias y que no ocurren de la mañana a la noches, da tiempo a adaptarse entre esas lunas que paradógicamente te hacen verlo más claro.
EliminarLlevas razón en todo lo expuesto.
ResponderEliminarGracias, Tracy.
EliminarMe asombra la simplicidad con la que consigues explicar tanto, y con qué acierto, hermosa.
ResponderEliminarQue me lo digas tú, Pilar, es de agradecer. Tú si que te explicas...y cuando tú quieres lo explicas clarísimo, guapa.
EliminarTodo el hombre lo es, todo. Un abrazo.
ResponderEliminarDario, todo de todo. Un abrazo.
EliminarLa vida está hecha a escala sabe siempre subir y somos cuidadosos para no caer...
ResponderEliminarbesos
Morris
Vamos aprendiendo sobre la marcha y nos da tiempo a recomponernos...
EliminarBesos.
Buen texto y fantástica ilustración. Me ha recordado la escena final del "Nosferatu" de Murnau.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Es cierto, ingenioso estuvo ahí Murnau con su particular versión de Drácula, pero no, no eran mi intención hablar de terror, si no más bien del paso del tiempo. Me alegra que te haya gustado el texto.
EliminarBesos.
Preciso y precioso. Me quedo con "se odia “la decadencia del ser humano”". Me recuerda historias presentes y pasadas.
ResponderEliminarEs nuestro destino, Enrique.
EliminarAristóteles confirmaba en la Poética un principio que sería universalmente aceptado a lo largo de los siglos, esto es, que se pueden imitar bellamente las cosas feas, y se admiraba de la manera en que Homero había representado perfectamente la repugnancia física y moral de Tersites. Más tarde, en la época estoica, Marco Aurelio reconoce que también lo feo, también las imperfecciones como las grietas en la corteza del pan, contribuyen a la complacencia del todo. Principio que domina la visión patrística y escolástica, donde lo feo es liberado del contexto y contribuye a la armonía del universo.
ResponderEliminarP.D.: No me acuerdo cuando, pero he recordado donde te hice la foto.
Muy interesante tu comentario, Pitt. Y ni te imaginas cuánto te lo agradezco. Me encantan estos comentarios, digamos algo elaborados y que yo tanto aprecio. Así que mil gracias, Pitt.
EliminarSí, muy ilustrativo lo de las grietas en la corteza del pan, donde "lo "feo" es liberado del contexto y contribuye a la armonía del universo" así que el concepto de "feo" puede convertirse en "bello" dándole esa subjetividad...porque no es lo mismo hablar de panes que de glúteos, por ponerte el primer ejemplo que se me ocurre...todo en su contexto como está escrito...
P.D. Mejor recordar cuando, porque lo de donde no es un adverbio de tiempo.
Gracias a ti, por tus halagos.
EliminarNo, no es un adverbio de tiempo, es un adverbio de lugar: en mi imaginación.
Ya lo había imaginado, Pitt...porque en mi imaginación te tengo...
EliminarUn beso.
No hay belleza exquisita sin algo extraño en la proporción, cita Poe en uno de sus cuentos.
ResponderEliminarY hay quienes han planteado que la belleza no es totalmente subjetiva, que incluso hay relaciones matemáticas. Y puede ser, hay algo de geometria en el dibujo, algo que estoy tratando de aprender.
Y el paso del tiempo tiene efectos muy desagradables, pero no se puede prescindir del tiempo.
Sí, creo que se llama a eso la proporción áurea, que parece ser que todo tiene una armonía natural y que se puede demostrar con las matemáticas...pero eso, estoy segura, que tú ya lo tienes estudiado.
EliminarLa belleza cada vez está más lejos.
ResponderEliminarBesos.
Más y más lejos...cuanto más lejos está más cerca del cementerio estamos...pero eso está muy bien; hay que abonar la tierra para que nazcan nuevas flores...
EliminarBesos.
El hombre lleva consigo una fealdad que la evolución no nos ha quitado en millones de años, y al paso que vamos, no nos quitará en otros miles. Y pensar que sí, esa degeneración (quizá) comenzó por lo estético...
ResponderEliminarUn besote, Marián!
Estamos programados para un deterioro inevitable, luchar contra eso es una estupidez. Yo nunca me haré cualquier intervención de rejuvenecimiento.
ResponderEliminarUn beso, Syd.
Desde siempre se buscó lo "bello" porque resulta más saludable, más apto para la procreación y la perpetuación de la especie. Aunque, a decir verdad, ¿qué es lo bello?; cada cual puede establecer su baremo de belleza. Y, por otra parte, las modas no hacen sino imponer sus cánones (que casi nunca coinciden con los míos, dicho sea de paso).
ResponderEliminarLo único cierto y claro es que todo es efímero: estamos programados para envejecer y deteriorarnos, para dejar paso a los siguientes. La muerte del individuo es el precio a pagar por la inmortalidad de la especie. Renovación.
Besos.
Perfectamente explicado, Kine, somos efímeros, nuestras células se reproducen hasta un punto y después...otros vendrán y seguirán y seguirán con la historia...
EliminarBesos.