La soledad prolongada no es sólo peligrosa y contraproducente: es también una depravación. Se pierde rápidamente el horizonte de la realidad, el baremo secreto que gobierna las cosas, su comparada valía. Si un retiro adecuado puede llegar a templar el espíritu como el acero y dorarlo para la batalla, un exceso puede llegar a fundir el metal del alma. La sed de comunicación puede llegar a ser tal que perdemos nuestra capacidad de aproximación a la realidad. La ansiedad entonces se dispara, como si, sin poder alcanzarla, pudiéramos ver la comida a través de un cristal. Pero, ¿cómo enhebrar una aguja con prisas?, ¿cómo disfrutar del paisaje a toda velocidad? La intensidad de nuestro deseo nunca es correspondida y nuestros intentos tendrán pronto el sabor de un fruto amargo. Del abismo insondable que uno mismo guarda, como en toda situación arriesgada, sólo las reglas y la suerte pueden salvarnos.
El espíritu humano necesita siempre al otro lado una resistencia con la que medirse, un muro, un problema, una conversación sobre la que construirse. Y se desespera cuando no la halla. Y cada decepción va nublando sus encuentros, va eliminando de su visión los infinitos colores del mundo. Nuestro espíritu, cada vez más pobre, se sentirá incapaz de afrontar tanto abandono. Poco a poco, se colapsará. Hay un punto de no retorno para el espíritu cuando se adentra en sí mismo hacia la nada. No cruzar esa línea debería ser nuestra primera regla, pues suele la vida en el lado opuesto celebrarse.
la soledad nos hace cruzar líneas sin siquiera darnos cuenta.
ResponderEliminarSAlud mujer
es verdad
ResponderEliminaryo a veces pienso que cuando la gente está muy sola se le van difuminando los bordes
y pierde los límites
y tiene algo en la piel parecido
al polvo de alas de mariposas muertas
es verdad lo que decis
Plas, plas, plas. Perfecto, clarísimo y sin adornos.
ResponderEliminarPara que dejen de temblar las manos, lo primero es serenarse, y luego ya habrá tiempo para enhebrar con cariño.
Un beso, Marián.
cuando la soledad tiende a infinito
ResponderEliminarsimplemente no estamos
Necesitamos un espejo en que vernos reflejados o perdermos lo que nos hace humanos.
ResponderEliminarSuscribo cada una de tus palabras,la ghetificación de nosotros mismos en nosotros mismos....qué despercidio!
ResponderEliminarmi beso, conectando palabras
Querida Marián, soledad y fracasos comunicación son dos de las causas más importantes para que se cultive la desesperación.
ResponderEliminarNinguna de ambas cosas debería afectarte, Marián. Sé que es difícil coger la comida desde fuera del escaparate pero es igual de difícil bañarse en ella y no saber comer o que se coma mal.
El paisaje se puede ver, a toda velocidad, según en la dirección hacia la que se mire, este es el secreto. La aguja se enhebra con rapidez si antes se ha suavizado el hilo. Por el contrario, creo que las reglas y normas se han hecho por mentes que, a veces, han dilapidado su creatividad porque casi siempre, ambas máximas se hacen para saltárselas, para pasar de ellas, para burlarlas.
Si cada día vamos disminuyendo nuestra propia potencia ante las adversidades, es evidente que perderemos hasta nuestra propia autoestima.
Marián, nunca debes de encontrarte tan abatida, no mereces estarlo, ni es bueno. Tu capacidad de sentir y tu especial sensibilidad debe tirar con tanta fuerza de ti que nada ni nadie debe llevarte a un estado no querido.
Un fuerte abrazo, querida Marián.
¡Ah!, querida Marián, la música de tu blog es cantadora y entro en él aunque no escriba nada sólo para oírla. ¿Te lo había dicho?
ResponderEliminarSí, sé que te lo he dicho muchas veces pero me encanta, me hace sentir y me hace soñar...
Un besoooo.
efa:
ResponderEliminar¿Somos seres sociables y sociales?...
Quedarnos solos es perderse; desconectarse, morirse...
Hombre, creo que tú y yo salud mental si tenemos...y puede que hasta buena suerte...
Un beso.
Garriga:
ResponderEliminar¿A que sí? Nos podemos engañar, pero no, la comunicación es importantísima. Es vida. Me ha gustado mucho tu comentario; esa metáfora que has hecho de alas de mariposas muertas me ha parecido una preciosidad. Gracias.
Un beso.
Sbm:
ResponderEliminarTranquilidad y buenos alimentos...en este contexto, tomémonos tiempo para pegar la hebra...jajajaja...y sigamos hablando...
Un beso.
Plebeyo Sir:
ResponderEliminarNos perdemos, ensimismados...
Pilar:
ResponderEliminarLa comunicación nos hace crecer, en todos los sentidos...
El caligrafista:
ResponderEliminarPues claro...estamos conectados, y a veces se intuye una com-penetración total...
Besos y palabras...
Antonio Campillo:
ResponderEliminar¡Pordiosbendito¡...
Que no cunda el pánico. Todo es pura dramaturgia; palabras puestas en un escenario dramático jajajaja...¡¡ Estados de ánimo puntuales y mucha literatura...¡Es puro teatro¡
En un blog hay mucho de ficción. Aunque sí es verdad que el temperamento y la autoestima se nota, es inevitable. Si has leído algo más de éste blog lo habrás notado: Soy una persona muy extrovertida y para nada tengo problemas de comunicación. Así que tranquilo, Antonio. Nadie tendrá que estar preocupado por mi, tengo las ideas muy claras, y cuando quiero una cosa no me frenan las reglas, los dogmas ni nada...
Es cierto lo que dices, desde un tren en marcha se ve muy bien el paisaje. Y yo enhebro agujas con los ojos cerrados... ;-)
Y en cuanto a lo de merecer y no merecer, nadie se merece estar triste
Un besazo, querido Antonio.
A veces pienso en la soledad como una flor envenenada y adictiva.
ResponderEliminarMe gusta que no nos digas las cosas, sino que nos las cuentes.
Beso grande.
Juan Antonio, pues quizás sí, quizás sea eso, que para algunas personas sea como un vicio.
ResponderEliminarA mi me gusta que te guste que te lo cuente. Tú lo puedes decir como quieras; decirlo o contarlo, lo haces con mucho encanto. Tienes ese don.
Besazo.
Creo que a veces tratamos de evadir tanto la soledad, que en el afán de hacerlo nos quedamos más solos.
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