Releo a Cavafis , un poeta grande que tuvo la virtud de escribir muy poco y cuya inquietud principal eran las estatuas. Las estatuas, se entiende, no cambian, no padecen, desafían con su pétrea elegancia el paso del tiempo...nada les perturba. Cavafis y la melancolía, que diría alguien, Cavafis y la juventud perdida, que diría otro. Pero no es sólo eso. La forma no sólo deja de ser perfecta por la lógica erosión de los años, en Cavafis también puede apreciarse claramente que el tiempo no es el único factor de decadencia: también están los demás. El tiempo nos va horadando con la cucharilla de los años, pero no más que a los demás. Cavafis , que es un aristócrata pagano , sabe que uno siempre puede volver a ser joven. En cualquier momento. Ya no lo espera, pero lo sabe. Ya no lo espera y su poesía va exactamente de eso... de lo poco que espera y de la magia de las estatuas.
Entretanto, y mientras llega el final, el poeta se distrae observando la belleza de los jóvenes desde lejos porque es mejor dejarlos ahí afuera, pasar de largo, evitar el contacto con la excesiva frivolidad para poder así conservar cierta clase de absurda nobleza. Cavafis nos da una lección que consiste en decir: "no lo hagas: un estúpido envejece más que la peor de tus décadas". Evita el contacto pues llega un momento en que lo mejor que puedes hacer por ti mismo es desaparecer. Nada queda para ti ahí afuera. Escribe, observa, conviértete en estatua.
Si imposible es hacer tu vida como quieres,
por lo menos esfuérzate
cuanto puedas en esto: no la envilezcas nunca
en contacto excesivo con el mundo,
con una excesiva frivolidad.
No la envilezcas
en el tráfago inútil
o en el necio vacío
de la estupidez cotidiana,
y al cabo te resulte un huésped inoportuno.
Como tengo la buena costumbre de envilecer mi vida constantemente...para luego hacer propósito de enmienda, me acuerdo siempre de este poema de Cavafis. Recuerdo, sobre todo, cuando se lo enseñé a J por primera vez. Me dijo que como poema era aceptable, pesimista pero aceptable, pero que como método para ligar era pésimo porque uno siempre descubre a los demás en contacto con la excesiva frivolidad. De eso se trata, ¿no?. Yo le contesté que a nadie le interesan los poemas optimistas y a los hombres mucho menos. Prueba, me dijo. ¿ El qué? pregunté. Un poema optimista.
-- No estás preparado-le replico- ¿ crees que no tengo un poema optimista? Claro que tengo un poema optimista.
-- A ver- me invita él- lánzalo.
Compañero de hoy, no quiero
otra verdad que la tuya, vivir
donde crezcan tus ojos,
dando tu luz, tu cauce
a lo que veo y siento...
Deshacer ese ovillo oscuro del temor,
encontrar lo perdido,
quebrar la voz del sueño...
Y lenta, lentamente
aprender a vivir,
de nuevo, de nuevo,
como en una mañana
cargada de riqueza".
A J se le ilumina la cara y empieza a reírse. ¿ Ves?, concluye, éste ya me gusta más.
Quédemonos con la parte de poesía optimista ;)
ResponderEliminarBesos.
Y además la más práctica en este caso.
Eliminar;)
Besos.
¡Cómo me ha gustado tu entrada de hoy!.
ResponderEliminarAdemás de su protagonista, Cavafis, uno de mis imprescindibles, el tal J no creas que va descaminado en lo que te apuntó y tu réplica muy a la altura de todo lo escrito,.
Te felicito.
Tracy, ni te imaginas cómo me alegra que te haya gustado tanto este post. ¡Muchísimas gracias a ti!
EliminarBesos.
A mí también…
ResponderEliminarSomos luz…aun cuando creemos que nos apagamos, que ya no es tiempo para nosotros, seguimos siéndolo, y siéndolo, podemos dar esa luz a muchos otros…porque al fin y al cabo, no somos estatuas. Sentimos, latimos, reímos y padecemos. Y el mundo, ese ese maravilloso escenario en el que mostrarnos como somos y sentimos, a cualquier edad, en cualquier momento, sin prejuicios ni frivolidades…sólo SIENDO.
Me inspiró tu post, Marián, como todos, en realidad… Así que gracias por estar, amiga ;-)
Mil Bsoss!! ♥
"Cuando la memoria del cuerpo despierta, su viejo deseo vuelve a rodar en la sangre; cuando los labios y la piel recuerdan mis manos sienten como si tocaran de nuevo".
EliminarMe encanta este pensamiento de Cavafis, y si lo traigo aquí es por que pienso que a ti también, Ginebra.
Besos.
No he leído nunca nada de este poeta, no lo conozco y no me habría aficionado a el, tampoco creo que las estatuas no cambien, he visto muchas sin nariz, incluso sin brazos. Estoy de acuerdo con J. Y a ti te mando un abrazo
ResponderEliminarEster, lo que Cavafis nos dice es que las estatuas no sienten ni padecen; no tienen alma ni corazón...y por tanto nada les perturba. Pero nosotros sufrimos porque "no somos de piedra".
EliminarUn abrazo.
No supe expresar que lo decía con ironía y sentido del humor, a veces me pasa. Las estatuas tampoco tiene contracturas. Abrazos
EliminarLa ironía e muy peligrosa pues si el receptor no es inteligente se queda en agua de borrajas..;)
EliminarY ahora estoy algo rígida, como una estatua, no vaya a ser que me de un tirón el músculo afectado.
Abracito.
Very erotic.
ResponderEliminarSí, muy erótica la imagen.
EliminarLo peor en vida, ser estatua
ResponderEliminarY poeta...te convierte en una de sal...o en tra
Ser de piedra creo que es lo peor de lo peor...
EliminarTendemos a refugiarnos en la belleza de la tristeza, en el dulce sabor de las más amargas lágrimas, a fantasear con la ida de vivir más allá del mundo que nos roza, nos cambia, nos perturba, nos arrebata la belleza inanimada de la estatua que no somos.
ResponderEliminarUn beso
Precioso tu comentario, Pilar. Has dejado plasmado de una manera nítida el sentir del poeta. Te felicito.
EliminarUn beso.
Hola Marián.. Profundos pensamientos.. No es muy conocido el poeta, pero es uno de los poetas importantes griegos, recobrando sus poemas he recordado uno que hay una frase que me gusto mucho..
ResponderEliminarCUANTO PUEDAS
Y si no puedes hacer tu vida como la quieres,en esto esfuérzate al menos
cuanto puedas, no la envilezcas
en el contacto excesivo con la gente.
Pero sigue....
Un abrazo..
Hola Llorenç. Cavafis no es muy conocido pero sí conocido. Y ello se debe a que se popularizó más después de su muerte. No había publicado mucho y fue una revelación.
EliminarUn abrazo.
No había leído a este poeta, pero me quedo con la ventana abierta a la belleza de un mañana
ResponderEliminarUn abrazo
Albada, para mi gusto algunos de sus poemas son muy bellos.
EliminarUn abrazo.
Las estatuas no envejecen, no padecen, nada las perturba, pero tampoco tienen vida. Y si bien, la vida es jodida, pero ¿acaso no son los problemas los que nos enseñan a mejorar, a ser más aptos, a superarnos? Cada cana, cada arruga, cada achaque hay que ganárselos a la vida, con alegrías, triunfos, esfuerzos, metas alcanzadas, satisfacciones logradas. La juventud es un tránsito que por lo mismo no dura para siempre, quizás por ello, los jóvenes parecen hacer alarde de aquella primavera (que es más corta de lo que parece), pero cuando además de disfrutarla se enfocan en aprender, educarse, superarse y crecer como seres humanos, se logra envejecer obteniendo el respeto de los demás, significando con ello que se envejeció bien (que no es igual a estar bien viejo).
ResponderEliminarMis saludos a J, que se trasluce como un alma libre, que vivirá, amará y sentirá con toda la intensidad que la vida merece y aunque algún día (hoy lejano) llegue a cumplir más de cien años, su corazón noble jamás tendrá más de veinte.
Es verdad Juan Carlos, viviendo se aprende. Los golpes que te da la vida te enseñan a vivir. Como decía uno de mis preferidos: "Lo que no te mata te hace más fuerte". Y qué verdad más grande. Y en cuanto a lo de envejecer...nadie quiere morir joven...pero tampoco queremos ser viejos, todo esto es un enigma.
EliminarTambién tengo la suerte de conocer a algunos "Jotas" que son como tú dices; almas libres y con el corazón siempre joven.
Como siempre un pacer que me comentes, Juan Carlos, un beso grande.
Olé tú, qué creatividad para tus entradas, de verdad!
ResponderEliminarbesos
¡Ah! pues muchísimas gracias.
EliminarBesos.
Desentrañas la admiración de cavafis por las estatuas, para revelar su personalidad, su reciedumbre, para a pesar de su homosexualidad, resistirse a las liviandades de una noche de amor con algún muchacho. Quizás un espíritu apolíneo en la condición de vida...esto me hace pensar, también en María, el personaje liminar de la novela de Jorge Isaac, la que sufría de ataques de epilepsia, y que yo pienso, que esos ataques, no eran de epilepsi, sino de ansiedad de estar con su Efrain, y y como no podía, se cortaban los circuitos de su cerbero...UN abrazo, y grato leerte.
ResponderEliminarMuchas gracias Carlos por tu comentario y por lo que me aportas para más conocimiento del poeta.
EliminarUn abrazo.
Cavafis murió.
ResponderEliminarSu poema optimista sigue esperándolo desconcertado.
Besos.
Bueno...también lo poetas tiene la vida limitada...
EliminarBesos.