Mi amigo el enólogo es un encanto. Es tan altruista para conmigo, que no le importa trasladar todos sus conocimientos de enología a mi corto entendimiento. Dice que es bueno para cualquiera estar capacitado en esa materia, porque si se diera el caso de tener una conversación sobre esa materia, una chica como yo, tan sencilla, podría dejar asombrado al mundo entero.
Y con el gracejo que le caracteriza me va narrando parte del conjunto de sus conocimientos concernientes a la elaboración y crianza de los vinos y a las diversas técnicas de producción y demás tratamientos de estos. Me hace saber que lo primero de todo es estudiar todas las variantes de uva destinada a la vinificación, su cultivo y sus enfermedades, así como los sistemas de obtención de los mostos; los procesos de fermentación, los sistemas de análisis de graduación alcohólica de contenido en azúcares o en taninos, etc.
Y claro, los vinos que se obtienen, me los va enumerando, porque hay vino de aguja, que es raspante y picante, vino de dos Agujas, fuerte y bueno, vino de lágrima, el que se destila sin exprimir ni apretar el racimo, el Vino de Solera, el más añejo y generoso, que se destila para dar vigor al nuevo. Porque hay vino joven, vino de crianza, vino de reserva y de gran reserva… casi, casi como las personas.
Y después… Como no podía ser menos, se va a otras cuestiones más filosóficas, porque todos mis amigos acaban así. No sé porqué será…
Y llegamos al “vino y el espíritu”. Según una de sus acepciones, espíritu es el vapor sutilísimo que exhalan el vino y los licores (Oráculo de Delfos).
El vino en la Eucaristía representa la sangre de Cristo.
Y por último acordamos darle un toque de gracia al vino:
Vino Espirituoso, que así se denomina al vino animoso y eficaz; que tiene mucho espíritu y anima a pensar…
Eso lo hermoso de tener amigos y mejor aún si es un enólogo que nos puede dar luces sobre el arte del vino; que nos ayuda a filosofar sobre el mismo y a convertirnos en dichosos catadores de este elíxir de los dioses. Y para redondear la dicha nada mejor que este inmenso poema que escribiera Alberto Cortéz.
ResponderEliminarUn abrazo entre Reserva y Gran Reserva!
Pues claro, los amigos están para eso, para que te enseñen cosas de la vida que tú ignoras. Sabido es que a mi me encanta aprender...así que sin ningún sentimiento de culpa me aprovecho del conocimiento de mis amigos.
EliminarSí, el vídeo, un hallazgo que me ha venido muy a propósito para el tema ¿verdad?
Un abrazo de la mejor calidad.
Debéis acabar un poco mareados.
ResponderEliminarPicar un poco entre vino y vino es mi consejo.
Dadle un poco al pico vamos.
Besos
No, si picar picamos, y al pico le damos. Yo pregunto y él responde, es tan majo...y me hace probar el mejor de los vinos. Y no nos mareamos, al menos yo, que con un chupito me quedo tan a gusto..
EliminarBesos.
Buen amigo, buen vino y buena conversación... ¿donde hay que firmar?. Ahora que alguien piensa que ha inventado la hiperrealidad le diría que siempre ha existido, que un acompañante versado es la mejor forma de ver lo invisible, oír lo inaudible, saborear lo desconocido y sentir más y mejor.
ResponderEliminarYo tuve un amigo geólogo ( me hubiera gustado que fuera enólogo, pero está bien...) que logro que nunca más viera las montañas del mismo modo.
Chin-chin Marian.
Es verdad, las buenas conversaciones entre amigos son deliciosas. Y yo siempre aprovecho para que me cuenten cosas de a vida. El geólogo, ese amigo tuyo, tendrá los pulmones oxigenados cuando hace sus estudios. Pero cuando quiera disfrutar de la vida, a falta de peyote (que no lo sé) un buen reserva es lo suyo.
EliminarAlzo la copa, claro, brindemos.
FULLL, MUY BUENO REUNIRSE CON LOS AMIGOS.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Son charlas muy estimulantes, te lo aseguro.
EliminarUn abrazo.
Es lo que tiene tomarse unos vinos con amigos, que se acaba filosofando. Pero es una ventaja empezar con alguien que sabe sobre ellos. Yo soy de los que beben vino pero no tienen ni idea, incluso a veces les echo gaseosa sacrílego de mí. Lo único que sé es el vino que me gusta y el que no. Un abrazo.
ResponderEliminarSeguro que el que te gusta ni se te pasa por la cabeza echarle gaseosa ni nada. El buen vino no necesita bautizos raros. Y los enólogos te dirían eso, que sí, que eres un sacrílego.
EliminarUn abrazo.
Buena lección del enólogo. Yo añadiría que el vino tiene la gran virtud de enseñar a hacer amigos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un ritual que alegra el espíritu, esos si.
EliminarUn abrazo.
La última parte de tu entrada, la dedicada a la parte “filosófica”, se parece mucho a algo que leí en el prólogo de la edición de Anagrama de “La leyenda del santo bebedor”, de Joseph Roth.
ResponderEliminarMe gusta!!
He estado buscando en Internet. Hay un prólogo en ese libro, de Carlos Barral. He leído cosas sueltas, me ha parecido muy interesante.
EliminarHe recordado también a Juan Perro, ya sabes, ese chico que estudió filosofía, y tiene un pico de oro, Santiago Auserón de Radio futura, que dice siempre en sus entrevistas que con unos vinos espirituosos, los dioses del Olimpo se manifiestan.
Te voy a poner una copa, mientras releo ¿vale?
ResponderEliminarUn beso
Pues brinda conmigo, Piluca...
EliminarUn beso.
Vino + amigos = los problemas del mundo quedan arreglados.
ResponderEliminarSaludos.
Unos vinos con los amigos arreglan el alma.
EliminarSaludos.
La sangre y la hostia.
ResponderEliminarDos mil años de brutalidad.
Es el lado malo de las cosas, Toro...y es que en el Vaticano se consume mucho vino. Y es que se pasan en todo; no tiene un sentido de la medida.
EliminarAins es que yo de vinos no entiendo ni la etiqueta, soy de los "aburridos" que en las reuniones con amigos bebe cerveza SIN mientras ellos parece que entienden de aromas afrutados con aromas de madera.
ResponderEliminarY a colación de las palabras de Toro Salvaje, digo lo mismo; al grito del "Dios lo quiere" se escribieron verdaderos tratados del salvajismo humano.
Besotes.
¡Ayy, sí!
EliminarArnaldo Amalric, famoso por su frase: "Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyos".
Atrocidades se han contado, y otras más horribles que no se han contado...o se han borrado.
y tú eres de los de SIN, jolines, yo bebo cocacola pero de la de toda la vida...
Besotes.
A bueno le has ido tú a hablar de vinos, jeje...
ResponderEliminarYo lo único que sé es que al final todos suelen tener un cierto toque amaderado o afrutado según los expertos ;) Beber para olvidar...
Besos.
"Desconfío de los camellos y de cualquiera que pueda pasarse toda una semana sin beber". (Joe E. Lewis)
"Lo siento por la gente que no bebe. Se levantan por la mañana y no van a sentirse mejor en todo el día". (Dean Martin)
También es una leyenda eso de que hay que beber para ser buen actor...y si no es por prescripción facultativa del médico, beber es saludable. Dice Ana Maria Matute que no se fía de la gente que no bebe...
EliminarBesos.
P.D. Alguien me va a tener que explicar cómo se ponen los enlaces en los comentarios ¡qué arte tenéis algunos!
Una vez noté un matiz en un vino y me asusté...
ResponderEliminarJajaja, los entendidos en vinos les sacan muchos matices, y yo no les veo cara de asustados, más bien están encantados de haberse conocido. Y tú ¿notaste algo raro en la mirada de alguien? ¿querían liquidarte tal vez?
EliminarCada persona se identifica con una clase de vino, creo yo, de ahí esa variedad en ambos casos. Interesante tu post Marián. Yo soy de vino rosado, jejeje, será por lo de la vie en rose???
ResponderEliminarMil besos.
Si, es que a nosotras las mujeres no nos va mucho eso de los vinos fuertes y rotundos...los más sutiles nos van más...
EliminarBesos mil.
Dos datos curiosos, y uno creo ya lo sabrán.
ResponderEliminar1- Una copa de vino por día hace bien al corazón.
2- Una copa de vino equivale a un ejercicio de 30 minutos. No es broma este último dato. Hace poco salio la investigación.
"Pienso que todo el mundo debería creer en algo. Yo creo que voy a seguir bebiendo" Groucho Marx. (Comediante Norteamericano de los años 30)
Mi vino preferido es el Alma Mora (Ya sea Cabernet, Syrah, o Malbec). Es un vino tinto elaborado en Argentina.
Saludos!
Pues yo la verdad es que vino a diario no lo pruebo. Sólo en los restaurantes, en una cena especial, o en comidas concertadas. Aquí en España, los buenos restaurantes suelen tener una carta de vinos excelente. Desde la Viña de Andrés Romero, el Amancio, hasta el Vega Sicilia. ¿Te imaginas una buena cena sin un buen vino? yo no.
ResponderEliminarSaludos,
Solo puedo decir dos cosas:
ResponderEliminarEn primer lugar, que me temo que has oído mal o seguro que tu amigo dijo que el vino se "elabora" y tu has asociado "destila", cosa propia de licores, no de vinos. Aunque es igual, se entendió. Y segunda, y más importante, No se entiende la vida sin vino, verdad?
Ah, pues muy bien. Te agradezco muchísimo que me hayas leído con tanta atención. Ten en cuenta que yo soy profana en esto, y al querer transmitir lo que mi amigo me dijo...pues no he sabido utilizar las palabras exactas al significado. Pero como tú bien dices, se me ha entendido. También yo a ti...porque "destilas" mucho conocimiento sobre el tema.
EliminarGracias, saludos y encantada,
"El vino puede sacar cosas que el hombre se calla".
ResponderEliminarSoy amante del buen vino, amor moderado con admiración. Eterna alumna aplicada de los caldos de cada tierra, aprendiz de enología tabernaria o de estrellas Michelin.
El vino es la sangre de la tierra, el color amable de las buenas viandas, el amigo inseparable de las tertulias amistosas, el pañuelo de las lágrimas sin nombre.
Yo también desconfío de aquellos que no beben. La intolerancia, no me gusta.
Me ha encantado tu entrada, Marián, desde tu reflexión a vídeo que dejas de Alberto Cortez, pasando por ese exquisito poso que dejan tu entradas cuando se acaban de leer.
Un beso.
"El vino es la sangre de la tierra"
EliminarPreciosa definición. Y muy cierto eso que dices de que entre amigos y tertulias esté presente. Porque hay comidas y cenas (como en la Academia de Platón) que nunca debe faltar.
...y en cuanto a lo que me dices al final de tu comentario...¡madre mía! nunca escatimas elogios para mi humilde escritura. Darte las gracias casi me parece insuficiente, así que no sé qué decirte, Marisa. Abrumada estoy...
Un beso grande, grande.