Los suspiros son aire, y van al aire.
Las lágrimas son agua, y van al mar.
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?
Gustavo Adolfo Bécquer
La vida de cualquier poeta se asemeja a la de un brillante con sus múltiples facetas...por ello no resulta grotesco que un poeta que tanto cantó al amor, lo hayamos visto reproducido, como efigie, en el anverso de un billete de "veinte duros"...
Y más cuando Bécquer saca a relucir el billete de Banco, como muestra del prosaico materialismo de la época, cuando en su rima VII dice así:
Voy contra mi interés al confesarlo;
Voy contra mi interés al confesarlo;
Pero yo, amada mía,
pienso, cual tú, que una oda sólo es buena
de un billete del Banco al dorso escrita.
No faltará algún necio que al oírlo
se haga cruces y diga:
"Mujer, al fin, del siglo diecinueve,
material y prosaica..." ¡Bobería!
¡Voces que hacen correr cuatro poetas
que en invierno se embozan con la lira!
¡Ladridos de los perros a la luna!
¡Ladridos de los perros a la luna!
Tú sabes y yo sé que en esta vida,
con genio, es muy contado quien la escriba;
y con oro, cualquiera hace poesía."
Oportuno y perfectamente recordado poeta de poetas. Bécquer, siempre ha sintió el amor con la atormentada pasión del Romanticismo. Ella fue la que inspiró esas Rimas que siempre serán espejo donde miraremos cuando la nostalgia nos invada, el amor venga o vaya, la pasión se desate y alguna vez nos produzca una amarga sonrisa.
ResponderEliminarExcelente publicación, Marián, con un vídeo tan importante como bello.
Un fuerte abrazo, querida Marián.
Ay!!
ResponderEliminarEl amor...
Tal vez no vaya a ninguna parte. Yo creo que es una energía poderosa y como tal si no logra expresarse de nuevo a través del amor mismo, buscará otras salidas.
Ir de rebajas, apuntarse a clases de cocina, comprarse una custom y hacer el ridículo cada día, abrazar el bricolage... hasta que un buen día ya no necesitas nada de eso porque un nuevo y apasionado amor vuelve a reclamarla, toda esa energía.
Un beso, Marián.
Cuando el amor se olvida irá donde van las cosas que se olvidan, donde van los sueños y los deseos de los niños cuando desaparecen por la mañana. A la nada, dejando como única seña de su existencia extinta como un ligero aroma en el aire, un leve dolor en el corazón que no se sabe qué lo causa ni cómo se soporta. Como cuando se va la infancia, de pronto, una mañana en que nos damos cuenta que nos aburrimos jugando. ¿A dónde va?
ResponderEliminarjeje, se nota que no soy aficionado al bricolaJe.
ResponderEliminarNo se Marián, creo que nunca se va, siempre se queda en alguna parte de nosotros, eso si era amor del bueno, del que merece la pena,yo creo que simplemente se aprende a vivir con el en barbecho en algún rincón de las neuronas, o haces que crezca un campo de amapolas en el lugar que ocupa en tu memoria para que duela menos, no se Marián, si es amor del bueno siempre estará ahí en tu cabecita aunque el tiempo irá suavizando lo que ahora duele y lo hará mas pequeñito y así dejará espacio para otro amor, pero si no era del bueno, simplemente supongo que se pasa pagina y a otra cosa mariposa, pero solo es mi manera de pensar..
ResponderEliminarUn beso bella Marián.
ANTONIO CAMPILLO:
ResponderEliminar¡Qué época¡ ¿verdad, Antonio? Tanto romanticismo y tan poca cabeza...se retaban, se mataban...más que amor eso era apasionamiento; enamoramiento, ese sentimiento que si no llegas a realizar, crece y crece y te abrasa. Yo creo que el amor es otra cosa, aunque difícil de definir, pero enamoramiento no es, ese entra en otro apartado...
Muchísimas gracias, Antonio, me encanta que te haya gustado.
Un beso.
Zavala:
ResponderEliminarAh, sí, ese amor...que un día te comes el mundo, y al siguiente se te cae el mundo encima...esa incertidumbre que no te deja vivir...es un enganche, y cuando se te acaba, vas por ahí buscando la dosis...
Un beso, Zavala.
Manolo Delgado:
ResponderEliminarSí, está muy bien esa comparación que has hecho; te acostumbras a eso que tienes, y de la noche a la mañana notas que te aburres. El amor es perecedero, dura lo que tiene que durar...no le demos más vueltas ;-)
Saludos.
Enya Crip:
ResponderEliminarLo que tú quieres decir es que si se va de golpe, sin tú desearlo, se queda ahí; se "eterniza" y lo piensas como un amor del bueno. Si se queda a tu lado lo vas viendo como es en realidad. Y así es. Se pasa página y a otra cosa, mariposa...
Un beso, Enya.
Yo no sé a que le escribo sino.. es al amor. Solo que tengo un visión diferente del poeta en torno a lo que es amar....
ResponderEliminarpero bueno, eso me pasa porque soy brillante jajajajaja
mi beso.
Tienes mucha razón en esa paradoja que expones.
ResponderEliminarAunque no hizo ninguna diatriba contra el Poderoso caballero Don Dinero, como lo hizo su antepasado Quevedo, en el último verso de ese poema que dejas se intuye una cara poco amable del poeta ante el poder del dinero.
Pero si no quieres sopa, toma dos platos: Quevedo también pareció en 1889 en los billetes de 50 pesetas, jajjaja. Ironías de la vida.
Que me ha encantado tu entrada, Marián.
Un besito.
Elcaligrafista:
ResponderEliminarjajajajaja...Brillante. Lo sé, sí. Porque brillas y...por tu faceta poética, una de las caras de la piedra preciosa que sois los poetas.
Tu estilo no es becquiano, es más bien de otro clásico...más erótico:
"Cayó sobre tu espalda la llama de tu pelo quemó la blancura su ondulación de fuego. Entre los áureos rizos, por el amor deshecho, yo vi calientes, húmedos, brillar tus ojos negros. Sin desmayas, erguidos, redondos, duros, tersos, temblaron los montones de nieve de tus pechos."
Mi beso.
Marisa:
ResponderEliminarAH¡¡ Que sí, que lo he buscado en Google...jajaja, a Quevedo en su billete, lo he visto, sí. Muy bien Marisa. Aunque en el caso de Quevedo, parece que con más justificación ¿no? jajaja. Gracias, Marisa.
Un beso.
Pongamos más poetas en billetes. Creo que nunca había visto uno. Y si es este atormentado Becquer, tanto mejor.
ResponderEliminarPor mi parte pienso que el amor es un flujo eterno, y los objetos de deseo, simplemente se mueven... Pero es cuento largo, diría Grass...
Un abrazo.
En lo personal, reivindico a Becquer porque él no es culpable de las mútiples (y malas) copias que se hicieron de él. Mas, en este siglo, que que los amores que valen la pena te llevan a la cama o al cementerio. Besos.
ResponderEliminarDario:
ResponderEliminarSi hablamos de amor, o de amores...a la literatura, o a tu vecinito, siempre, siempre, es un cuento...largo. Grass vive, o vivía de las letras, y los editores, ni te "cuento". Se enamoran de los tochos de más de 600 páginas ¡y no sé por qué! cada palabra sobre los temas de amor ya son un cuento largo por sí solo.
Un abrazo.
Javier F. Noya:
ResponderEliminarSi te dedicas a escribir, siempre contarán verdades de tus mentiras, o al revés, mentiras de tus verdades. Ahora, yo te digo una cosa; en el tema de amores...si no te llevan a la cama o al cementerio, no son tales.
Besos.
Bello poema el de Bécquer, uno de mis preferidos. Es muy cierto lo que enuncia en el poema…actualmente, no solo es el oro que prevalece sino también la fama de unos pocos engreídos y sin ningún ingenio.
ResponderEliminarUn gusto leerte Marian
Un abrazo.
Ceciely:
ResponderEliminarMuchísimas gracias, me encanta que te guste.
Muy cierto todo eso que dices.
Bienvenida, un abrazo.
El amor, como el dinero, supongo que va cambiando de mano. Aunque siempre hay quien no lo suelta... ;-)
ResponderEliminarEse billete de veinte duros tenía personalidad, no como los de ahora. Europa, Europa...
Besos.
Kinezoe:
ResponderEliminar¡Ay¡ sí, no sé que está pasando, nadie lo entiende... pero el tema del dinero nos tiene a todos totalmente desconcertados...
Europa, Europa, sí...
Besos.