...la muchacha colocó su pie izquierdo sobre el derecho de Siddharta, e hizo el ademán que hace la mujer cuando invita al hombre al placer sensual que los libros llaman "la subida al árbol".
Siddharta sintió cómo se le caldeaba la sangre y en aquel instante recordó el sueño. Se inclinó un poco hacia la mujer y besó con los labios el botón oscuro de su pecho. Luego levantó la mirada, vio que la joven le sonreía con con vivo anhelo, y con los ojos le suplicaba.
También Siddharta sintió el deseo y notó cómo en su interior se despertaba el sexo: nunca había tocado a una mujer. Dudó un momento, a pesar de que sus manos ya estaban dispuestas a tomarla. Y en aquel mismo instante, escuchó estremecido la voz de su interior; y la voz dijo que no. Entonces desapareció el encanto del rostro de la joven, Siddharta tan sólo veía la húmeda mirada de una joven muy apasionada. Afectuosamente pasó la mano por su mejilla y se separó de la muchacha. Con pasos ligeros desapareció por el bosque de bambú, dejando atrás a la joven desengañada.
Siddharta
Hermann Hesse
:o)
ResponderEliminar... y dígame, linda señorita,
¿Esto fue antes o después de su encuentro con Kamala?
;)
Porque...
Si me dice antes, le diré una cosa;
y si me dice después, le diré otra muy distinta.
La clave para entender el sexo en Siddharta, está en Kamala: Ella fue su diosa, en el único sentido que lo pudo ser... Y no olvide la dama el camino que siguió Kamala después de pasar por sus brazos...
Doble e inquietante ;)
Es realmente bella la reflexión y las letras que dan cuerpo a ésta.
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena.
Besos
Precioso cuento, aunque desconozco la historia y despues de tu entrada y del comentario me han entrado ganas de conocer toda la historia.
ResponderEliminarBonita imagen me encanta el entorno y esa dejadez y despreocupacion de la modelo.
Bss
j.:
ResponderEliminarVamos a ver. Lo anterior: "Echó a andar junto a Siddharta y entre bromas le preguntó si ya había comido y si era verdad que los samanas dormían solos por la noche en el bosque y que no podían tener mujer...". Lo que sigue: "Ese mismo día, antes de que anocheciera llegó a una gran ciudad y se alegró, pues tenía ganas de hallarse entre personas".
Y en el texto de la entrada ya te lo dice: "nunca había tocado a una mujer"
..."Y cada vez que se encontraba a sí mismo al despertar; brillaba el sol o la luna, de nuevo era él, se movía en el cielo, sentía sed, vencía la sed, y volvía a tener sed".
Y ya sabes lo que dijo San Agustín: "probarlo todo para conocerlo y quedarse con lo mejor".
Siddharta con Kamala conoció todo lo habido y por haber...
Ahora tú piensa lo que quieras, que yo me quedo con lo que yo imagino...de momento...
Besos.
Enya Crip:
ResponderEliminarSí, es un libro precioso que te recomiendo, porque te hace pensar mucho, y sé que a ti te gusta, como a mi, eso te encanta.
Besos.
Una preciosura de texto. Una iluminación. Abrazo.
ResponderEliminarDario:
ResponderEliminarLo precioso es esa palabra: "preciosura" Y sí, es un libro lleno de "preciosuras"
Abracito.
Me emperro en entender la filosofía oriental y soy incapaz, mi "celeblo" debe tener un fusible que no me permite comprender a Siddharta o sus "colegas" -por favor que no suene despectivo-, lo malo es que me pasa casi lo mismo con nuestros místicos.
ResponderEliminarBesotes.
Ángel Iván:
ResponderEliminarPues mira, Ángel, yo creo que todo es casi lo mismo; todo es según desde el ángulo que lo mires. En cualquier época, si te pones a analizar un poquito, es lo mismo, todo ya se había dicho...no hay mayor intríngulis...y si quieres te puedes quedar con aquello de: "yo sé que nada sé"...y estarás a la última...jajajaja ;-)
Besitos, y feliz semanita.
Hermann Hesse es uno de los autores que más obras he leído, junto a las de Paul Auster, Baroja y Gabo.
ResponderEliminar"Siddharta", el hijo del Brahman, una muy buena historia de la búsqueda y la paz interior que todos deberíamos de alguna forma seguir –la inquietud por aprender a nuestro paso-
Besos y abrazos y un profundo Ooooommmmmmm
maravilloso pasaje de ese libro igualmente fascinante...
ResponderEliminarmi favorito de Hesse es el el lobo estepario...con ese libro llegué muy muy lejos
un abrazo
Kimbertrancanut:
ResponderEliminarYo leí Demian, inducida por ti...y la cita que tengo en la cabecera del blog es de Demian como sabes, Leí también el Lobo estepario, y Siddharta, y tengo también muchos poemas de Hermann Hesse.
Así es Kim, On, con muchas "os" y muchas "emes" ya que representa ese sonido primordial que todo lo llena...
Besos y abrazos, Kim.
Ooooommmmmmm
ResponderEliminarRoberto:
ResponderEliminarSí, Roberto, ese es un muy buen libro, y cualquiera de los de ese autor. Y puedes contarme, si te apetece, lo lejos que llegaste con ese libro...
Un abrazo.
Dicen, creo que dicen, que vencer al deseo es una virtud. ¡Pobre joven! Además de padecer las alteraciones propias de su cuerpo, no dejar ir la pasión que siente frente a quien se la pide es un esfuerzo vano: nunca podrá repetir las circunstancias de una excitación tan natural como beneficiosa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Marián.
Querido Antonio:
ResponderEliminarEl libro merece la pena porque te hace reflexionar muchísimo. Y no te vayas a creer que Siddharta se queda in albis, ni mucho menos...es todo lo contrario; experimenta de todo, de todo lo que una persona puede experimentar,le hace saber que la palabra pecado es un artilugio que utilizan los humanos para manejar a las masas...Así que Hermann Hesse sabía de lo que escribía...
Un beso, Antonio.
¡Qué grato es entrar aquí por primera vez y leer a Hermann Hesse! Con lo que a mí me gusta.
ResponderEliminarUn besazo!