Te lo voy a explicar para que lo entiendas. Y no sólo porque, después de todo este tiempo, haya llegado a amarte. Con la paciencia debida, una puede encariñarse de tantas cosas que cuesta nombrarlas: una tostadora eficiente, un sillón muy cómodo, la matrícula de un coche que nunca podrás permitirte, la melodía de la alarma de un despertador. Pero ya te digo que no lo hago por cariño. Lo que aquí importa es que, más allá de los sentimientos, al fin y al cabo, eres un ser racional.
NO VA A OCURRIR. Así de claro. Ya te puedes ir olvidando: nunca voy a tener un hijo de verdad. Y no pongas esa cara. Sabes de sobra que hace más de doscientos años que ninguna mujer tiene oficialmente un hijo de verdad, sea eso lo que fuere y que signifique lo que signifique. Sí, ya sé lo que tú crees que esa expresión significa; tener un hijo de verdad. Parece mentira que a estas alturas tenga que explicarte porqué las mujeres ya no tenemos hijos de verdad.
¿Acaso alguno de nuestros amigos tiene un hijo de verdad?. Pues no, resulta que todos nuestros amigos cuando les aguijonea la sed del infinito se apuntan al programa nacional de natalidad. Allí reciben un código, se les abre un expediente, se les asigna un número de feto, en fin, lo normal. Luego, y si por su curiosidad aún no hubiera sido satisfecha, incluso puede solicitar un informe al supervisor de la Colmena. Llegado el caso, hasta le está permitido solicitar una entrevista con su enlace familiar. Ya ves que las opciones son muchas. Pero lo que en ningún caso ocurre, lo que jamás la gente hace es tener un hijo de verdad.
Créeme que para mi sería más fácil todo este asunto sin encontrar un modo de racionalizarlo. Lo cierto es que nuestra relación transcurrió de un modo idílico hasta el día en que, hojeando en las librerías del barrio antiguo, compraste ese infausto libro; un tratado de finales del siglo XX que versaba sobre el embarazo y los cuidados del bebé. Creí entonces erróneamente que lo que te guiaba era una legítima curiosidad por el pasado, porque hasta ese momento el desarrollo intrauterino nunca te había merecido ningún adjetivo en particular. Pero, poco a poco y sin que llegara realmente a percatarme, tu fascinación por el tema empezó a crecer exponencialmente y pronto nuestra biblioteca estuvo infectada de absurdos manuales ginecológicos de más de doscientos años de antigüedad.
Sé que es inútil tratar de convencerte. De acuerdo con la bibliografia especializada, cuando uno de los de tu clase se empeña en una idea, el deseo genera un vacío que impregna la mente y produce un estado de enajenación similar al coma flotante. Pero dime, tan sólo por curiosidad, ¿porqué querría una mujer de las de ahora tener un hijo de verdad?. No, no te molestes. Supongo que aunque quisieras no sabrías explicarlo. No, no es necesario. Pero es que además no serviría de nada. Nuestra civilización se ha construido contra lo ininteligible y lo arbitrario, contra lo privado y lo mágico. Un hijo de verdad es, por tanto, algo sobrenatural, la propia expresión carece de sentido, a favor de ello, por así decirlo, no puede esgrimirse nada. No obstante puedo percibir con claridad el signo de la intención que trastorna tu mente masculina; ese virus romántico, el lado femenino que azota tu mente y que ha sido mil veces descrito. A ver si lo adivino: ver a la madre y su bebé, ese lazo íntimo, la comunicación absoluta, el vínculo amniótico. Menuda decepción, querido, figuras del lenguaje, pura retórica, oxímoron y egoísmo nada más.
Nuestros niños, incubados artificialmente en campos de desarrollo extrauterino disfrutan de la infancia más feliz de la humanidad. No tienen un padre o una sola madre, sino millones de cada. En las colonias de crecimiento reciben la alimentación más adecuada y la educación más exhaustiva, a salvo del egoísmo y la ignorancia de sus progenitores, viven y crecen como iguales protegidos frente a las expectativas y la culpa que proyecta toda relación de exclusividad. Y ahora dime: ¿qué loco arriesgaría esta garantía por tener un hijo de verdad, o mejor aún, dime qué ha sido de la decadencia de esos héroes narcisistas que apostaron por ser auténticos?. Te refrescaré los bancos de memoria, querido; marginados, suicidas, psicóticos, seres atormentados por la culpa y el deseo de ser otros, ahogados por la necesidad de escapar, asediados por la fiebre que les empuja invariablemente a imaginar cómo hubiera sido su vida de haber nacido en otro genoma, en otra familia, en otra época, en otro lugar.
CONTINUARÁ....
Para que lo entiendas; me gusta saberte por aquí, dándole que te pego, en busca de un hijo con cabeza de capítulo y cuerpo de relato.
ResponderEliminarMe aguijonea el apetito perenne de tu dicción. Así que vengo, te leo, te comento, y tan pancho. Otro hijo literario menos, otro hijo literario más.
Me gusta lo privado, lo que no escribes… y lo mágico, lo que te dejas aquí, para nuestro pasto. Almas que venimos con sed de letras. De letras.
Y vuelvo al principio, a las primeras horas del parto… me gusta la comparación, o las cosas de las que te encariñas. Yo, cierto, me encariñé de una cafetera que aún conservo. Más vieja que la mula de Juan Valdés, pero que me ha dado más buenos y mejores ratos que un hijo listo…
Y la enumeración de los efectos secundarios de lo que puede significar querer que nazca algo con pies y cabeza pensante. Bueno, efectos secundarios o daños colaterales… en fin: marginados, suicidas, seres atormentados, etc., etc. sin desperdicio…
Bueno, y tu texto hace que te recomiende una canción de Pablo Carbonell: Querida Beatriz.
Buen parto, perdón, buen texto.
Obstetriciamente breve: lo de las gestaciones y partos extrauterinos en ánforas ojivales está a la vuelta de la esquina.
ResponderEliminarTrasciende, que algo queda... El ansia de proyección por la vía de la paternidad, el afán de trascender y dejar una semillita para ver cómo fluctúa en plan junco, y si se arrima al modelo impuesto por madres-padres, seguira siendo impulso instintivo.
De demografía y densidad, de excesos y egoísmos: el planeta Tierra, por sus dimensiones, está ideal para 2.500 millones de seres humanos. Rondamos ya los 7.000. Glups. No perdemos nada con nacer? O el vertedero ya no da más de sí? Ah, pero "yo quiero, sí... tatágugú".
Coda final: China, casi 3.00o millones de prójimos, pero... no practican el tercer axioma de la Revolución Francesa. No hay fraternidad, porque no hay hermanos en sus familias de hijo único.
Aún así... esos deditos casi de gominola de una criatura recién nacida, también tiene su potencial simbólico, tanto o más como el futuro que puede ofrecer la reutilización de una vieja cafetera.
Total que, los que quieran que se animen, y los que no puedan, que adopten...
Fdo. Torcuato Nonato
Clones impolutos y adoctrinados, de presente anestesiado y triste futuro. ¿Tanto cambiará el futuro que se invertirán los roles sexuales, y la mujer se desprenderá de su instinto maternal para traspasárselo al hombre?¿Dónde está el libre albedrio? ¿Cómo aprender de los errores en ese mundo perfecto y carente de afecto?
ResponderEliminarInteresante y sugerente lo que planteas.
Espero, intrigado, nuevos acontecimientos.
Un abrazo.
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
MARIAN
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE BLADE RUUNER ,CHOCOLATE, EL NAZARENO- LOVE STORY,- Y- CABALLO, .
José
ramón...
Mario, lo bueno que tenemos los seres humanos es que podemos recapacitar; recapitular, y ver dentro de nuestro disco duro...resumiendo; tenemos memoria, y lo más grande de eso es que podemos especular con ello; darle muchas vueltas a todo, mirarlo del derecho y del revés...¿tú no lo haces?, dicen que los escritores (los que lo sean) son los notarios de la vida...Pero a lo que voy.Quería decirte que si me meto en jardines o hago de mi capa un sayo ¿a quién rindo cuentas?.
ResponderEliminarEn fin....
Un beso.
Querido Torcuato Nonato...
Yo no me creo que el mundo sea un pañuelo...El Planeta Tierra extenso es. No es cuestión de ecuaciones matemáticas...¡somos los que estamos¡...
Según un principio bíblico, todo lo hizo un hacedor Supremo. Hasta a los pobres, según ese principio, los hizo Dios, que según mi humilde punto de vista son una herramienta para enriquecer a los listos...
Así que vamos a pasarlo lo mejor que podamos...y que no pierdan brillo nuestras discusiones intelectuales...
Rapanuy, yo no creo mucho en eso del libre albedrío, nos condicionan tantas cosas...
Supongo que estás pensando en aquel célebre libro:"Un Mundo Feliz":Brave New World, en inglés literalmente "Valiente Mundo Nuevo"...Como ves todo está escrito ya y Shakespeare habla ya mucho de los sueños y los tejidos d los sueños... mundos irreales...cómo tú has dicho alguna vez, si somos felices especulando con estas cosas, adelante ¿no?...
Un abrazo.
Gracias, José Ramón.
Guau... me quede en blanco. Soy muy básica para tanta letra, casi casi, analfabeta.
ResponderEliminarPero me voy la segunda parte.
HOLA, BONITA. ESTOY MIRANDO TU BLOG. TE INVITO A Q' ME VISITES EN "VERSOS NEGROS" SÉ Q' TE VA A GUSTAR. SIGO MIRANDO Y TE CUENTO. BESO.
ResponderEliminarLeo el último párrafo:
ResponderEliminar"Nuestros niños, incubados artificialmente en campos de desarrollo extrauterino disfrutan de la infancia más feliz de la humanidad. No tienen un padre o una sola madre, sino millones de cada. En las colonias de crecimiento reciben la alimentación más adecuada y la educación más exhaustiva, a salvo del egoísmo y la ignorancia de sus progenitores, viven y crecen como iguales protegidos frente a las expectativas y la culpa que proyecta toda relación de exclusividad. Y ahora dime: ¿qué loco arriesgaría esta garantía por tener un hijo de verdad, o mejor aún, dime qué ha sido de la decadencia de esos héroes narcisistas que apostaron por ser auténticos?. Te refrescaré los bancos de memoria, querido; marginados, suicidas, psicóticos, seres atormentados por la culpa y el deseo de ser otros, ahogados por la necesidad de escapar, asediados por la fiebre que les empuja invariablemente a imaginar cómo hubiera sido su vida de haber nacido en otro genoma, en otra familia, en otra época, en otro lugar."
¿Dónde hay que firmar para que el futuro suceda así? ¿Para que no surjan tantos inadaptados y marginados y dementes que sólo ven el lado trágico de la vida?
Un abrazo. De este anti-poeta (a ratos Errante...)