Pensamiento

El pensamiento no es meramente un juego mental.
Es el cobijo de las palabras, que como entes metafóricos van encontrando significados.
Toda la regularidad de las órbitas de los astros y de los procesos químicos,
regularidad que tanto respeto nos infunde,
coincide en el fondo con aquellas propiedades
que nosotros introducimos en las cosas.

 Es la capacidad radical e innovadora que tiene la mente humana de crear metáforas, enigmas y modelos. El edificio de la ciencia se alza sobre las arenas movedizas de ese origen, de modo que, con esto, nos infundimos.

"¡La falta de fiebre queda muy lejos del conocimiento! Yo no creo a los espíritus refrigerados. Quien no sabe mentir, no sabe qué es la verdad".

Nietzsche

Hoy tengo ganas...

Sí, hoy tengo ganas de abrir mis piernas y dejar paso libre a todo aquello que se espanta de lo bello... A todos aquellos amantes que se alejan de lo bello para conectar con la pura realidad...

Casi todo lo que hoy llamamos civilización se basa en darle un baño de espiritualidad a todo lo que no nos parece bello...enmascarar todo aquello con la pátina embellecedora de eso que ahora se ha dado en llamar el culto al feísmo...de todo lo que se percibe con algunos síntomas de fealdad, de torpeza y hasta de crueldad. Crueldad, sí, esa bestia feroz que aún no ha sido abatida; lejos de ello, vive próspera, pues ha sido divinizada por todo el mundo absurdamente. Pero no nos engañemos, toda crueldad es lo que origina en nosotros, aunque cueste reconocerlo, una emoción agradable. Las religiones, sin ir más lejos, siempre se han nutrido de esa crueldad, siempre sublimada...llamada "piedad trágica" que nos cala hasta en los estremecimientos supremos de la metafísica más sutil...Por ejemplo, todo eso que refleja el cine en sus mil maneras, o el poeta cuando se desnuda; no debe su dulzura más que al ingrediente de crueldad que se le mezcla...

Es... todo aquello que agradaba a los romanos en el circo, a los cristianos en el éxtasis de la cruz, a nosotros, los españoles en los autos de fe o en las corridas de toros. Lo que agrada en nuestros días a los japoneses que se agolpan en el teatro... esos recuerdos de obreros parisienses que tenían la pasión de las revoluciones sangrientas...lo que todos saborean, lo que aspiran a beber con místico ardor...es el gran Circo del mundo, cuyo nombre es Crueldad.

Nos obligamos inconscientemente a negar esa verdad de la crueldad, y la adornamos con bellas palabras y, a menudo nuestro corazón nos obliga a obrar como artistas en glorificar la crueldad, engañando a nuestro espíritu que tiende siempre hacia la apariencia y lo superficial.

Y...

Tenemos tanto miedo a un exceso de sinceridad que somos los más tentados a no saber huir de los adornos...  con ese oropel verbal, con esos faralaes morales, todo ese boato verbal que nos aleja tanto de la verdad...ese odioso temor al mal gusto, de querer huir de la zafiedad que es al fin y al cabo el verdadero origen del lenguaje primitivo, sin esos cachivaches engañosos, perifollos excesivos, polvo de oro  falsificado con el que se adorna toda vanidad humana.

Sí, hoy tenía ganas de escribir esto...

Luces y sombras....

Se puede inferir que existe en las proximidades del sol innumerables cuerpos opacos que no veremos jamás. Dicho sea entre nosotros, esto es un símbolo, y un moralista psicólogo no descifra lo que está escrito en las estrellas, sino como un lenguaje de símbolos y de signos, que permite callar muchas cosas...

Los verdaderos talentos son como las estrellas. Su luz tarda tanto en llegar a nosotros que cuando por fin podemos distinguirla, el astro está ya apagado desde hace mucho tiempo...

Esas luces como reflejos tardíos... ni se pueden tocar porque son humo...Es una capa que cae sobre mí arrastrándolo todo. Circunstancias innumerables y tenues que tejen  el tapiz de las ilusiones, de los sentidos, de las palabras... Como un pensamiento diurno enviado a un sueño...

¿Quién dirá que te vio, y en qué momento?

¡Qué dolor de penumbra iluminada!

Dos voces suenan: el reloj y el viento,

mientras flota sin ti la madrugada.

¿Cómo fue?

-Una grieta en la mejilla.

¡Eso es todo!

Una uña que aprieta el tallo.

Un alfiler que bucea

hasta encontrar las raicillas del grito.

Y el mar deja de moverse.

-¿Cómo, cómo fue?

-Así.

-¡Déjame! ¿De esa manera?

-Sí.

El corazón salió solo.

¡Ay, ay de mi!

Federico García Lorca

¡Carnaval,carnaval!

Un político suele ser un tipo bastante feo disfrazado de plebeyo...

Su personalidad está vacía si no se obsesiona con ser alguién necesario, aunque en realidad eso casi nunca sea cierto. Casi nunca le da por pensar que su aportación al pueblo es totalmente inecesaria...

Pero si algo le es totalmente necesario es un disfraz; la historia le sirve de guardarropa lleno de vestidos diferentes. Advierte, apenado, que ninguno le va bien del todo; y cambia sin cesar de vestido...

Observemos que ya en los últimos tiempos se manipula esa rápida alternancia de modas...o de mascaradas históricas, de una parte, y de momentos de contrariedad, de otra, en que nos damos cuenta de que nada "nos va".

Es inútil desplegar el vestido romántico o el clásico, el cristiano o el florentino, el barroco o el nacional, nada nos "viste" ya. Pero el espíritu "histórico", se aprovecha de esta desesperación misma; no deja de enseñar nuevos vestidos arcaicos o exóticos, de enseñarlos, de desecharlos, de volver a arreglar sus patrones...

Y...

Estamos preparados , como jamás lo estuvo época alguna, para un carnaval de gran estilo, para la alegría y los excesos de un martes de carnaval...y para "la ironía aristofanesca" que se burla del universo. Tal vez si nada de lo que hoy existe tiene porvenir, quizás nuestra risa sea la única cosa que aún tiene un porvenir...

Anoche soñé...

Irritada Natura

se cansó de dormir bajo el asfalto.

En un abrir de ojos

volaron por los  aires

losetas, bordillos y cristales.

Florecidas ramas, impertérritas 

 preñaron chimeneas y ventanas.

Por patios y azoteas

surgió la naturaleza verdecida

y el pan arrebatado

creció en carreteras y autopistas.

Cansados de callar

gritaron árboles y arbustos

por aldeas y villas y ciudades mortecinas

asombradas sintieron

brotar la primavera en el cemento.

Reinó de nuevo el ala en el etéreo

y trinos gorjeos

cambiaron en blancos decibelios

el grosero estruendo de motores.

Volvió hálito limpio a los pulmones,

el oxígeno alimentó de nuevo

la vida en nuestro mundo, 

y en la límpida noche pudimos, extasiados,

contemplar los mundos refulgentes.

Y, otra vez, en el bosque el urogallo,

el ruiseñor en la fronda

y la alondra en los trigales

nos alegraron la vida.

"Y lo que quedó del hombre

comenzó, de nuevo, a humanizarse..."