Te invito a pecar...

¡Lo estaba mirando y no me lo podía creer!
Me han tachado. Sí ¡a mi! Han tenido el atrevimiento de poner sobre mi imagen una cruz, un aspa, una tachadura o como quiera que se diga. Aseguran que soy una mujer que peca de narcisismo. Comprendo que a veces haya quien se tome a mal cierta falta de humildad por mi parte, y que el hecho de hablar con mucha frecuencia de mi misma sin ningún rubor...y sin ni siquiera preguntar cómo me ven los demás, tiro por la calle de en medio buscado las palabras que me muestren más favorecida. Narcisismo lo llaman a eso de verse una muy bien...como Narciso cuando se contemplaba en el espejo del lago. Para mi es una buena sensación y no tengo por qué renunciar a ella. Y es que me da la posibilidad de jugar a cualquier cosa...hasta de ser una chica mala si me lo propongo (esto lo puede  interpretar cada uno a su manera,  pues lo de buena o mala es muy subjetivo) Y suponiendo que eso sea un pecado  además de un vicio, y por tanto doble pecado para la percepción de los católicos...¿qué tiene de malo hablar bien de mi misma? ¿qué tiene de malo sacar lo mejor de mi?  ¿Si hago de mi capa un sayo, no gasto de lo mío? Y si me condeno...¿A quien le importa? ¿A Dios? Pues...¿no es Dios el amor personificado, el que todo lo excusa, todo lo espera, todo lo tolera? ¿No estoy hecha a su imagen y semejanza? La humildad no creo que sea un atributo de Dios, si acaso él pide humildad para que resplandezca Su Supremacía.. Él tiene todos los atributos para ser el mejor y yo soy hecha a su semejanza...

"Ahora vemos como por medio de un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de una manera imperfecta; entonces conoceré de la misma manera que Dios me conoce a mi"(I Corintios,13:12).

Y...

"no hay cosa en el orbe por donde no pase algún nervio divino"
José Ortega y Gasset