Este es el niño que siempre obstruye el tobogán y se adueña del columpio mientras con un rictus de perro de presa en el rostro sueña con expropiar para sí mismo todas las atracciones que no alcanza a disfrutar. Si le hablas de la distribución equitativa de los bienes públicos, el enano es capaz de alquilar a un sicario para que te de matarile. Los padres, que nunca se enteran de nada, normalmente están en el otro extremo del parque leyendo una novela de Carlos Zafón.
Este es el niño que, como lo es, no tiene culpa de nada. Más tarde los padres se echarán las manos a la cabeza y dirán: ¡Pero por qué nos ha pasado esto, si siempre le hemos cuidado, le hemos alimentado bien y le hemos dado todo lo que nos ha pedido…! ¿Qué hemos hecho mal?
Y harán bien en darse golpes en la cabeza contra la pared por el monstruo que ayudaron a crear... UN abrazo.
ResponderEliminarLos niños son una "monada" hacen lo que ven.
EliminarUn abrazo.
Muchos padres no saben educar o simplemente no lo intentan. A mi solo me molestan un rato ellos los tienen años y el pequeño carga toda la vida con su despotismo.
ResponderEliminarAbrazos
Todo es cuestión de buena educación, Ester.
EliminarAbracito.
Jajajaja en cada parque hay un especimen de estos, por lo menos.
ResponderEliminary luego nos quejamos...
EliminarHay madres con voces más chillonas, más infantiles que las de sus hijos, con un temperamente más caprichoso, peor habladas. Capaz que es el caso de la madre de este "pequeño demonio", como diría Homero Simpson.
ResponderEliminarSe adivinan las trifulcas en sus casas,,,y los padres no se suelen culpabilizar...
EliminarTraerlo al mundo.
ResponderEliminarBesos.
Claro, traerlo al mundo, con el marchamo de los papis y si una hoja de reclamaciones...
EliminarBesos.
Desde pequeño, se hacen
ResponderEliminarComo el árbol que se tuerce...
EliminarDesgraciadamente estos casos se dan no solo en los parques infantiles, se dan en los bares, restaurantes, salas de espera, etc,etc y los cercanos padres, no es que no se enteran, es que se quedan igual, aunque no dejen a nadie tranquilo.
ResponderEliminarA los niños los perdono, pero los que no tienen educación son los padres.
Un abrazo.
Son niños y responsables son los padres, desde luego. Los niños son su reflejo, es la mala educación y no hay más
EliminarUn abrazo.
Que terrible es cogerle manía alguien que no levanta un metro del suelo, pero que inevitable a veces.
ResponderEliminarUn beso
Incordian y los padres se quedan tan panchos.
EliminarUn beso.
Es el niño que, en diez años, saldrá en "Hermano mayor" con padres lacrimosos y victimizados...
ResponderEliminarUn beso
Yo me quedo asombrada al ver a esos niños de esos programas ¿de verdad son así? ¿No será una exageración para dar espectáculo?
EliminarUn beso.
No son los padres los únicos culpables. Carlos Ruiz Zafón tiene también su parte de responsabilidad. Si los padres leyeran mejor, educarían también mejor. Los pequeños hijos de puta, cuanto más pequeños, más reflejo son de los padres.
ResponderEliminarSólo he leído un libro de Carlos Ruiz Zafón, La sombra del viento, y porque me lo regalaron, y no me pareció gran cosa. Sé que tuvo algunos problemas judiciales por algunas demandas de otra editorial anterior y que había publicado algunos cuentos para gente joven. No sé si eso tiene mucho que ver, o que lo que escribió haya podido perjudicar a los niños, je je, lo que a mi me hace gracia es ver a mucha gente leyendo un libro porque se venda mucho, suelen comprarlo la gente que nunca lee.
EliminarZafón con su segunda novela para adultos: El juego del ángel, que hizo una presentación con mucha parafernalia y que no creo que tuvo tanto éxito. Quizás por eso Planeta ha publicado en muchas ediciones La sombra del viento, con varias carátulas distintas, quizás debido al contrato firmado...no se...
Ruega porque el tobogán o e el columpio le hagan alguna raspadura en las rodillas, por compensar! Esos pequeños hijos de su madre luego crecen y es peor.
ResponderEliminarUn beso
Es que ya desde pequeños se les ve venir...yo a veces me pregunto de dónde vienen esos políticos que hoy andan por ahí trapicheando...
EliminarUn beso.
Veo que ya conoces a mi "amigo" Miguel, un perfecto candidato a que Herodes fuese canonizado, lo peor de todo es que puedes sentarte en la puerta de tu casa para ver su cadáver pasar y encima le va todo cojonudo y de mayor tendrá un enchufe de su papá y le irá todo a pedir de boca -adivina porque no voy a las reuniones de antiguos alumnos, jeje- en fin, que ni en el infierno nos dejarán tranquilos, que estos cabrones encima tienen indulgencia para todo.
ResponderEliminarBesotes con un bufanda.
Ángel, si es que hoy el mundo está hecho para los pillos, ya sabes la leyenda urbana...esa que dice que dicen los taxistas, que se hacen políticos para forrarse, y es que te dicen: "yo haría lo mismo que ellos si tuviera la ocasión y no estar aquí todo el puto día al volante..." jaja.
EliminarUn beso y abrígate.
Hola Marián, digo yo que entre todos nosotr@s se encontrará alguno que haya sido niño o niña "jueputa", aunque solo sea por estadística. En mi limitado ámbito de observación he podido constatar que cuando se abandona la infancia existe en muchos casos, no en todos por supuesto, una especie de intercambio de roles y los demonios ya no lo son tanto y los benditos pasan a ser los hijos de la gran puta de nuestra madurez. A mi los supuestos indefensos me dan pavor porque tienen una capacidad de supervivencia al nivel de las cucarachas.
ResponderEliminarDe todos modos confieso que alguna vez, siendo ya adulto, me he tomado cumplida venganza de algún que otro niño cabrón y le he hecho alguna perrería. Nada serio pero seguro que punible por las leyes para la protección de la fauna salvaje ;)
Besos.
Sí, también puede pasar, que estos niños "jueputa" como tú dices, presenten una enmienda a la totalidad, o casi, y luego sean unos benditos...aunque yo no me fiaría...
EliminarBesos.
Pero, ¡cuidado! no se puede decir nada de ese niño, ni el parque, ni en el restaurante, ni en el mercado... porque sus padres (nosotros), la sociedad (nosotros), le rinde culto por ser niño, un culto hipócrita por supuesto porque cuando hay que poner medios verdaderos (escuelas, doctores, medios al fin) entonces los que piden protección al menor miran hacia otro lado. Esos niños (nuestros hijos) abundan más de lo que nos parece y más cerca también.
ResponderEliminarUn beso.
Es la responsabilidad de los mayores, por supuesto. Ahora me has hecho recordar a esos que defienden a ultranza que lleguen niños al mundo, matando literalmente si es preciso, a los médicos proabortistas, y que luego no hacen nada por los niños que ya están aquí. Menuda contradicción.
EliminarUn beso.
Qué vaina no saber educar a los hijos. De razón esta sociedad sicarial, hasta desde los bien vestidos ejecutivos. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarLa mala educación. Faltan buenos maestros.
EliminarUn abrazo.
¡TODO, MARIÁN! Nunca han ejercido de padres sino de indolentes aparcaniños en el lugar que se encuentren y en el momento en el que se encuentren. Estos descuidos pueden ocasionar una indiferencia ante las palabras malsonantes como amor, cuidado, atención, educación..., que suelen tener consecuencias irreparables en el futuro del niño.
ResponderEliminarUn gran y cariñoso abrazo, querida Marián.
Y es que...traer niños al mundo...es una pena que muchos padres no sepan ni por donde les da el aire.
EliminarUn beso, Antonio.
No me gustan los libros de Carlos Ruiz Zafón. Me parece un escritor mediocre pero hay que ir con cuidado al decir esto porque las hordas de fieles pueden lapidarte.
ResponderEliminarEn cuanto al niño yo pienso que el que sale retorcido es imposible de arreglar, quizás se pueda limar un poco con atención pormenorizada pero será un retorcido toda la vida.
Ahora las hordas de educadores, psicólogos y psiquiatras me matarían, porque ellos también han de comer, pero créeme será un retorcido toda la vida.
Besos sinceros.
Sí, bueno...Zafón, nunca se me ha ocurrido comprar un libro suyo.
EliminarEn cuanto a lo que dices de la educación de los niños, tienes toda la razón, yo pienso que igual se vuelven más escépticos y más rebeldes con tanto psicólogo, psiquiatras y demás, en fin.
Un beso de verdad.