Estábamos tendidos en el césped disfrutando plácidamente de los primeros rayos de sol de la primavera y, quizá porque todo era demasiado maravilloso, él me preguntó si había conocido alguna vez la expresión perfecta del desdén, el odio puro. Le dije que sí, que una vez mi madre me mandó a comprar pan mientras estábamos mi padre y yo tomando el sol tan plácidamente como ahora, y que, tras varios recordatorios infructuosos, se quitó el delantal, cogió el monedero y se marchó escaleras abajo no sin antes dedicarme la mirada más escalofriante que mi mente recuerda.
Crujidos en Chile
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entraron los agentes de la policía secreta el 20 de julio de 1974 para
detener al cic...
Hace 3 horas
El piano es mi preferida, la habré visto tantas veces que podría escribirla, jaja igual no tanto, al menos las escenas que mas me impactaron, la escena del dedo es brutal y el enamoramiento que siente George por Ada y por la música del piano es brutal, al principio parece que solo quiere aprovecharse pero luego se vuelve un amor apasionado que es muy fuerte por parte de ambos al menos yo lo veo así, tengo que volver a verla y todo por tu culpa Marián, jaja
ResponderEliminarPor cierto, en esta película hay muchas miradas de esas como describes en tu texto, el desdén y el odio puro está muy presente,al igual que el amor y la pasión es una película con un gran contenido emocional, es evidente que me gustó y me gusta mucho, y la banda sonora igual un flipe Michael Nyman.
Gracias por recordarmela y perdona mi entusiasmo al comentar..
Besos y feliz domingo bella Marián
La madre debió sentir un desprecio parecido, tal vez los ojos de ella reflejaban la mirada de la hija. Esa niña era maleducada, egoísta, holgazana, y luego de más mayor todo seguía igual pero añadiendo la indiscreción y el autismo emocional a sus virtudes, el padre una figura ausente e irrespetuosa con su mujer; la madre lo era todo. La que hacía que las cosas funcionaran en el día a día.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato, la puntita sin sumergir de un pequeño iceberg.
Un beso, Marián.
La ruptura de un momento que es todo el universo.
ResponderEliminarNo deberían romperse instantes asi...
mi beso.
Ja,ja maravilloso recuerdo de desdén que yo he conocido más en mi padre que en mi madre porque ella ni se molestaba a enviarme a por el pan, ya sabes, educación machista absurda de esa que dice que si tienes una hermana para que enviar al hermano.
ResponderEliminarSacar a alguien de su ración de sol es imperdonable.
ResponderEliminarSaludos sin perturbar.
Enya:
ResponderEliminarSí, a mi también me parece una película estupenda, refleja los sentimientos sólo con imágenes, más que con las palabras. Que al fin y al cabo eso es el cine: imágenes.
La música...no conozco a nadie que no le guste la banda sonora de esa película.
Me alegra un montón que te haya gustado tanto esta entrada.
Besos, Enya
Zavala:
ResponderEliminar¿Sabes? Me gustan mucho los comentarios de hombres, porque me hacen ver las cosas con otra perspectiva. Se aprende mucho mirando el mundo con ojos de hombre...
Ya, claro, pero ¿no se dice que el amor es ver felices a las personas que amas? Todos; hombres y mujeres somos personas llenos de sentimientos inconfesables. Puede que el padre disfrutara solamente de la hija con esas cosas tan pequeñas en apariencia. La madre se dedicaba a la intendencia de la casa...y si no estaba a gusto ya lo manifestaba con estos detalles de miradas despreciativas. Yo creo que nadie hace lo que no quiere hacer. Y hay mujeres que les encanta hacerse las mártires.
Un beso.
Elcaligrafista:
ResponderEliminarPues eso creo yo también, caligrafista. Los asuntos mundanos, esos de a ras de suelo, no deberían, no, romper la magia de un instante.
Beso...
S.:
ResponderEliminarAlgo inevitable, ya lo sé. Mi abuela, que es una mujer encantadora, pero que por su edad a mamado esas cosas, a mi me dejaba hacer de todo para que aprendiera. No así a mi hermano, que...¡pero cómo se va a planchar él la camisa!
Pues eso.
Un beso.
Nómada planetario:
ResponderEliminarImperdonable, tú lo has dicho.
Saludito.
Creo que he metido mis dos patas Marián. Te pido disculpas por ello.
ResponderEliminarTu texto lo interpreté como un producto de tu ficción, como una imagen sugerente y el germen de una pequeña historia que cada cual podía componer. Del mismo modo que escribí eso, pude haber escrito cualquier otra cosa, una versión completamente diferente. No pensé que fuera algo personal, no que tú pudieras ser esa niña. Lo siento mucho y te pido disculpas. Quería que lo supieras.
Los hechos o sucesos son relativamente fáciles de olvidar, lo que me resultan inolvidables son algunas miradas, sobre todo aquellas que no necesitan ninguna traducción y aunque duran segundos, congelan el tiempo y el corazón.
ResponderEliminarLa música de "El piano" también está en esa línea...
Un beso, Marián.
Zavala:
ResponderEliminarNo tienes que disculparte de nada, Zavala. Y vamos a disociar de una vez la realidad de los blogs. Ficción y realidad se entrelazan muy a menudo en todo lo que aquí se cuenta. Puede que sí y puede que no, que sea yo esa niña que a veces es la protagonista del relato. Y tú ¿qué pensabas cuando te has metido con esa criatura que tomaba el sol con su papá?. Pues lo mismo. Tan verdad es tu comentario como mi relato. Y como decía aquel mentalista: "todo es producto de su imaginación. No le de más vueltas" ;) Y pordios, Zavala, no te sientas mal, jajajaja...ah, y por cierto ¿Zavala es tu nombre?
Un beso enorme.
Marisa:
ResponderEliminarEs cierto, Marisa, hay miradas que no se olvidan. De eso creo que todos sabemos algo.
Gran película esa, es cierto, y como siempre, una película sin su música no sería lo mismo.
Un beso, Marisa.
Ya me siento mejor.
ResponderEliminarZavala lo adopté del protagonista de Conversación en la Catedral.
un beso Marián. Gracias
pd. En realidad me llamo Dominique, je.
Zavala, me encanta que estés bien...Zavala (Zavalita) jaja ¿sabes quien me dio la pista? pues otro tipo fenomenal como tú: Garriga.
ResponderEliminarDice Vargas Llosa que "Conversaciones en La Catedral" es la única de sus novelas que salvaría de un fuego.
Dominique, precioso nombre. Yo me llamo María de los Ángeles, y es la única que no es un personaje aquí: soy yo mismamente.
Besos.
P.D. Hoy es mi cumple. Nací el mismo día que ese fenómeno de la naturaleza: mi querido Federico, ya sabes.
Otro beso.
¿Y todo eso por una barra de pan?
ResponderEliminarNo me lo creo jaja
Preciosa imagen. ¿Un cerezo?
Besos.
Sí, el pan nuestro de cada día. Pero...¿a quien le importa cuando una está contemplando un hermoso contrapicado de un cerezo en flor?
ResponderEliminarBesos, querida Aniki.
¿Y si esa mirada, a pesar de todo, no alanzó la perfección? Todos los días cientos de miradas pretenden atravesar el alma de aquellos que han ofendido en mayor o menor medida a sus miradores, a los dueños de los ojos que las lanzan como si de afiladas dagas se tratase… Sin embargo, ¿como saber si alguna de ellas es, además de la cara del odio, el alma de este?
ResponderEliminarDe cualquier modo, espero que esa mirada no les perturbase durante mucho rato ni a la niña ni a la madre...
Un beso
bandit:
ResponderEliminarLas miradas suelen manifestar cualquier sentimiento, bueno o malo; perfecto en lo que trasmiten o simplemente un gesto trivial.
Y por supuesto que esas miradas que matan, a veces, hay que olvidarlas para que no te perturben y seguir en la supervivencia.
Un beso, bandit.