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Es preciso llevar algún caos dentro de sí para poder engendrar estrellas danzarinas. Nietzsche.

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No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Hermann Hesse.

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¡¡Déjame con la boca abierta!!

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Si la personalidad humana no adquiere toda su fuerza, toda su potencia, entre las cuales lo lúdico y lo erótico son pulsiones fundamentales, ninguna revolución va a cumplir su camino. Julio Cortázar

miércoles, 19 de junio de 2013

Un beso perfecto II


III

El cine, el séptimo arte, esa cosa. La aparición del cinematógrafo a finales del siglo XIX nos ha servido a muchos para constatar que el mundo puede dividirse fácilmente en dos clases de personas: los que aman el cine y los que ven películas. Y también por añadidura que estos dos tipos de sujetos, como el aceite y el agua, jamás podrán mezclarse. Sucede, claro, que todo el mundo escribe lo mismo en su perfil. soy un gran amigo de mis amigos, me gusta la naturaleza y el cine. Sin embargo, la naturaleza es lo completamente opuesto al cine. Usted jamás encontrará a Marilyn Monroe en la naturaleza. Por eso, ¿de qué clase de naturaleza se está hablando o, peor aún, de qué habla la gente cuando habla de cine?. Básicamente, y afirmémoslo como hipótesis ad hoc, cuando la gente habla  de cine lo que intenta al menos es hablar de películas que:

A: les dan siete patadas
y
B: de otras tantas que, por así decirlo, les apasionan.

Y, admitámoslo, se puede opinar casi cualquier cosa sobre un cuadro, sobre una fotografía o sobre un libro sin grandes riesgos, pero todo el mundo sabe instintivamente que cuando se emite un juicio de gusto sobre una película se está haciendo algo más, pues sucede que los museos se visitan muy eventualmente y casi siempre huelen a muerto. Por otra parte, la fotografía en estos tiempos digitales, sobra decirlo, se ha devaluado como arte hasta el punto de rozar la trivialidad. Y si además usted y yo hubiéramos leído los mismos libros, tengo que decírselo, me asustaría y me daría también mucho que pensar. Pero el cine, amigos, habita en nuestra memoria colectiva de un modo en que ningún medio de expresión lo ha podido hacer jamás. De hecho, la gran diferencia entre el ciudadano del siglo XIX y el del siglo XX es que el cine ha arrasado a este con los recuerdos del segundo. Lo más relevante del siglo XX fue sin duda la emergencia totalitaria de lo audiovisual. Esto hasta el más idiota lo sabe. Hablar de una película después del siglo XX es, por tanto, algo mucho más grave de lo que imaginamos: es algo trascendente y jodidamente serio. Así que si no sabes lo que vas a decir, mejor no empieces. Si estás tratando de impresionarme, entonces agárrate los machos porque puede que la haya visto.. En cualquier caso, vas a sufrir, pues el hombre, que es un ser esencialmente narrativo, sólo puede vivir embargado por la emoción de una historia. Y no hay arte que nos eleve más y nos conecte de un modo más perfecto con nuestro ser narrativo que el séptimo arte.

IV

Así que, haciendo como de costumbre, caso omiso a las recomendaciones de mi amigo Cesar y pasando por alto también las inconveniencias que suelen seguirse de saltarse los protocolos sociales, puse un anuncio. Decía tal que así, en letras grandes.

SEXO Y CINE

Chicas interesadas en el cine de cualquier época y en el sexo a cualquier hora quedan invitadas a una doble sesión en cine privado. Sin prejuicios, sin prisas, sin anuncios. La película jamás será interrumpida por el sexo y viceversa. Reglas sencillas para algo sencillo. The end.

Terminé de redactarlo y puse el número de mi móvil. No sabía yo si alguna se atrevería a llamar, pero la verdad es que a mi no me parecía tan mala oferta después de todo. Ya me hubiera gustado a mi, dicho sea de paso, haber tenido alguna vez la oportunidad de responder a un anuncio como el que había ideado, pero ya se sabe que la gente es tímida o perezosa en general. En el primer caso, siempre prefieren que sea otro el que se atreva. En el segundo, esperan a que se lo den todo ya mascado.

CONTINUARÁ...

  

6 comentarios:

  1. me siento muy feliz,
    No lo apruebes pero dime algo
    he llegado al inicio del viaje
    Monto en el tren
    toma la mano, sube

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  2. Tomar los trenes en marcha
    ¡qué emocionante es!
    ver que el anterior camino
    se aleja en lontananza.
    Una mano tendida es siempre
    tan grato...
    para caer al vacío
    con la ilusión
    de la red protectora...

    Besos.

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  3. Pues bien, Marián, nos ofertas un poco de cal y arena para que estructuremos el sentido personal que damos al cine o más correctamente a una película. Bueno, tendremos tantas opiniones como personas a las que preguntemos. Otra cuestión sería que la muestra fuese homogénea, algo bastante arduo y complejo de realizar. La degradación a través de la tecnología de las imágenes es similar a la que sufre el uso del ordenador: lo primero que se debería hacer es aprender a escribir mecanográficamente, después ya estudiaríamos los programas necesarios a nuestras necesidades. El anuncio es diferente a ofertas concurridas y mucho peores en resultados. Es muy posible que contesten muchas personas y de no hacerlo sólo es por un poco de reparo y “corte” que les produce encontrarse con personas desconocidas. Una buena experiencia.

    Un fuerte abrazo, querida Marián.

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  4. ANTONIO CAMPILLO:
    Pues sí, Antonio, muy didáctico tu comentario, como siempre. Cosa que te agradezco muchísimo ;-) Ver películas es un modo de solazarse, un divertimento. Creo que a los cineastas les resulta difícil, porque es como ver el cine por dentro. Dijo una vez Alex de la Iglesia que no conseguía disfrutar en el cine; su deformación profesional, ya sabes, que si el enfoque, que si la luz, que si esta secuencia antes que esta en el montaje...que si esto, que si lo otro, ja,ja.

    Besos, Antonio.

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  5. Cuéntame un cuento con final feliz...
    Manténme vivo...

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  6. Menteinvisible:
    Claro que sí.
    Todos queremos leer algo que nos emocione.

    Un beso.

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Ni aún el genio más grande iría muy allá si tuviera que sacarlo todo de su propio interior. Goethe.