Comentaba no hace mucho un miembro de la Real Academia Española, ese señor tan vital; el que ocupa el sillón T mayúscula, que se divertía mucho con su personaje literario tabernario (ese protagonista de sus sagaces e inteligentes artículos), porque había descubierto que le encantaba emular al ciudadano que se desahoga en el bar sin contemplaciones, ser ese tipo con visos de gamberro queriendo ajustar cuentas con todo lo que no le gusta, hablar claro y no dejar títere con cabeza. Decía el señor académico, él, que es un escritor correctísimo con gran éxito de ventas además, que le divertía mucho meterse en ese personaje, porque a la gente si no le hablas así, si no la agitas, si no le pateas la cara no se despierta.
Y hablando de la riqueza del lenguaje y de sus posibilidades...decía que no le entraba en la cabeza lo maravillosamente escrupulosos que nos hemos vuelto con esa gilipollez de "lo políticamente correcto", estamos llegando, decía, a unos niveles de estupidez que a mi realmente me irrita.. Puso varios ejemplos que no comentaré aquí por ser ya archiconocidos. Y no digamos ya con ese desdoblamiento que últimamente distorsiona cualquier discurso normal con eso de ellos y ellas, ciudadanos y ciudadanas, nosotros y nosotras, jueces y juezas, fiscales y fiscalas, vigilantes y vigilantas, etc, etc, si no que por cualquier tontería salen al paso descuartizando a cualquiera de esos señores que se preocupan por el buen funcionamiento del lenguaje.
Y entrando ya en lo estrictamente personal y si se me permite, a mi me ocurrió hace pocos días algo que no sé cómo calificarlo, pero quizás podría meterlo en el apartado de las estupideces. Verán, hice un comentario sobre algunas mujeres, que por su comportamiento parece como si pidieran a gritos ser víctimas, como si por ser mujeres ya se les pudiera consentir cualquier desatino, insulto o mal trato a los varones. Y puse el ejemplo de como si a un negro por serlo, ya tendría el marchamo de buena persona. Así que con éste argumento me atreví a decir que casi nunca hay víctimas inmaculadas. Se me echaron encima un montón de indignados. ¡Y aderezando su réplica, además, con un montón de insultos¡ diciendo que claro que hay víctimas inmaculadas: los niños y las niñas que caen en manos de depravados (aquí les faltó decir y depravadas). Que no se puede decir algo tan escandaloso como lo que yo dije sin que salgan al paso ciudadanos y ciudadanas ante semejante desatino.
En realidad mi comentario lo hice en un contexto completamente para gente adulta. No pensé en los niños maltratados ni algo que se le parezca. Pero por lo visto siempre hay mentes sucias que todo lo contaminan, y que a una afirmación de pura lógica hay quien lo puede convertir en una verdadera aberración.
Por otra parte, creo que en esto de la información todo son modas.De acuerdo, el varón hasta ahora siempre ha sido el que ha llevado la voz cantante en los asuntos conyugales, hasta no hace mucho, por honor, se podía perdonar el crimen pasional (hay una leyenda por ahí de aquel cantante cubano de boleros..."Angelitos negros" aquellos que no pintaba el pintor, que se cargó a su mujer y al amante). Las estadísticas nos cuentan el maltrato a las mujeres, mujeres asesinadas por sus cónyuges, pero obvian también, el mal trato de ellas y las denuncias falsas, y tampoco se analiza para nada lo que puede pasarle a una mente desquiciada, vituperada, engañada...porque esos hombres que matan se suelen suicidar muchos de ellos. Y ¡ojo¡ que con ésto no quiero justificar ningún crimen. En fin, que todo asunto tiene varias caras y no se puede juzgar así, a la ligera. Pero puede ser que algunas mentes obtusas, sin pararse a pensar, y mucho menos leer, te puedan acusar de cualquier barbaridad.
Mi paisano, sentado en el sillón T de la RAE, siempre ha sido un gran amante de los ambientes de taberna del siglo de Oro de la Letras. Por ello reitera, siempre que puede, ambientes similares.
ResponderEliminarLa polémica a la que te refieres es compleja y debe ser medida y estudiada en cada circunstancia. Generalizar, disculpar, consentir o no corregir, la incomunicación y desajustes entre sexos es una rémora que llevamos desde que la predominancia del macho se impuso a la hembra. En cualquier animal y momento histórico, mucho más en el animal humano.
Un fuerte abrazo, querida Marián.
hay que relativizar comentarios y condenar toda la violencia de género...bueno, toda en general
ResponderEliminarlos comentarios violentos ejercen violencia. Cada situación es un universo en sí misma, con su gelogia y su historia. Los de afuera, no sabemos. Víctimas que provocan. Tal vez. Tal vez te estuvieras refiriendo a una en particular. Me quedo sin ententender qué corno tiene que ver el señor de la taberna. Je. supongo que es perez reviente. je
ResponderEliminarTenemos en este país unos índices de comprensión lectora paupérrimos. Hay que olvidarse de ironías, dobles sentidos o estructuras algo complicadas dependiendo de qué interlocutores.
ResponderEliminarVivimos tiempos epidérmicos y estereotipados. Cuesta encontrar razonamientos propios y fundados.
Así que ni caso. Mejor no perder el tiempo.
Un beso solidario Marián.
ANTONIO CAMPILLO:
ResponderEliminarSí, ese es, Don Arturo. Y eso que dices de que siempre que puede se reitera en esos ambientes, parece ser que sí, que tienes toda la razón, se le nota a gusto, divertido.
¡Ay! Sí, complejo es el tema, todo por lo mal acostumbrado que está el varón...pero tampoco, creo yo, que algunas mujeres para reivindicar sus derechos tendrían que caer el la tentación de querer comportarse como unos hombrecitos. Cada uno en su sitio y de igual a igual. Creo que a todos tendrían que volver a educarnos.
Un beso, Antonio.
Noelplebeyo:
ResponderEliminarComo dice Garriga aquí abajo, los comentarios violentos generan violencia. De todos modos creo que es cuestión de educación y de respetarnos.
Garriga:
ResponderEliminarPues claro, Garriga, he empezado por Pérez Reverte y al final me he ido por otras derivas, ja, ja, ja...
Ya sabes como es esto; te dejas llevar por la escritura y no sabes hacia dónde vas...por esos callejones de letras.
No hablaba de nadie en concreto, más bien divagaba. Pero sí que a veces he reflexionado de por qué algunas mujeres tropiezan más de una vez en la misma piedra. Yo nunca he tropezado con hombres así, tan obtusos, no le doy mérito, quizás sea una suerte...o que...se te disparan todos los dispositivos de alarma sin darte cuenta. Pero que mujeres expuestas a esos avatares hay. Yo creo que sí. Y tienes toda la razón; cada vida es un mundo. Me he alegrado con tu comentario, y con ese perfil que has puesto con tu guapísimo vástago.
Besos.
Zavala:
ResponderEliminarEn eso que dices tienes toda la razón, porque...¡qué difícil es saber leer la ironías! dicen algunos que tienen sentido del humor, pero ese es el humor más fino y más inteligente, y no se capta. Y todos pecamos de lo mismo. Creo yo.
Un beso, Zavala.