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Es preciso llevar algún caos dentro de sí para poder engendrar estrellas danzarinas. Nietzsche.

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No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Hermann Hesse.

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¡¡Déjame con la boca abierta!!

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Si la personalidad humana no adquiere toda su fuerza, toda su potencia, entre las cuales lo lúdico y lo erótico son pulsiones fundamentales, ninguna revolución va a cumplir su camino. Julio Cortázar

martes, 16 de noviembre de 2010

El enigma


Cierto día se formuló una pregunta al Oráculo de Delfos: ¿Hay alguien más sabio que él?. Él era el filósofo más popular de la antigua Grecia y el Oráculo respondió que no; que no había otro más sabio.

Así que el filósofo salió a recorrer los caminos para intentar hallar a alguien que fuera más sabio que él. Desgraciadamente sólo se tropezó con gente que creía saber algo, pero esto no era suficiente. Así que siguió buscando. Llegó a la conclusión que, en cierto sentido, el Oráculo tenía razón; él era el más sabio porque "sabía" que no sabia nada.

Este hombre sabio tenía una mujer con un carácter insoportable. Se decía que era la mujer más insoportable de toda Grecia. ¿No resulta chocante? ¿Porqué el hombre más sabio de Grecia había de elegir casarse con semejante horror? ¿Qué hombre se inflingiría tal daño a sabiendas?. Pero también pudiera ser que ella se convirtiera en semejante gruñona tras su casamiento con el sabio, porque la pura realidad era que lo que el hombre sabio deseaba, ante todo, era salir de casa. Quería salir a jugar con sus amigos, tanto hombres como niños. Amaba la fraternidad, esa sensación sexual subyacente, que le provocaba. Amaba la conversación. Odiaba el trabajo. La simple idea de cambiar tiempo libre por una paga le daba nauseas. Así que aquí pueden que se hallen las respuestas de porqué su mujer tenía ese carácter tan endiablado.

Su sabiduría consistía en hacer preguntas abstractas a la gente para causar perplejidad (parece ser que éste era el camino por el que el filósofo pensaba que se podía llegar a la verdad). La pregunta que más solía hacer era: ¿Qué es la buena vida?. Se supone que nunca encontraba respuesta, pues si él no lo sabía siendo el más sabio, la pregunta era ociosa. Pero su astucia era comenzar recatadamente con una alusión tímida e irónica de modestas intenciones para desnudar a sus a sus adversarios y exponer sus contradicciones; hacer que una pregunta aparentemente sencilla  les llevara a conocerse a sí mismos. En ese sentido era de admirar el placer que sentía  por la dialéctica, y a la vez reconocer su propia contradicción, ya que fuera de sus cotidianas  conversaciones nunca sintió la inquietud de plasmar su doctrina o su método por escrito. Y qué más daba ¡qué importaba eso¡ su fiel amigo, el erudito aristócrata, haría lo necesario para explicitar sus concepciones, y en ciertos casos mejorarlas.

El problema del filósofo era su propia contradicción que suscitaba muchas preguntas sobre su vida y su persona, que no tenían respuesta: ¿Quién era él? ¿Qué tramaba? ¿En qué creía?. Y...¿porqué fue juzgado y condenado por sus conciudadanos?. La leyenda dice que era increíblemente feo, estrafalario y que le olían los pies...(más puntos en descargo al mal genio de su mujer). Había perdido de vista los inconvenientes de esos detalles físicos. Buscaba el conocimiento entre las gentes incultivadas, y pensaba que estaba absolutamente en lo cierto al identificar virtud, conocimiento y felicidad. Pero las masas ignorantes de su tiempo no alcanzaban a entender su mensaje.

Él intentaba expresar algo que no cabe encerrar en doctrinas y en métodos. Trataba de revelarnos los secretos de la sabiduría. La queja de su mujer era, en pocas palabras, que en la existencia de su marido no había nada particularmente racional o ético, que se había perdido a sí mismo en un intento de vivir  su versión de la buena vida.

A la vista de estos hechos su vida estaba llena de contradicciones, para ser el más sabio tenía muchas dificultades para manejar su vida, porque a fin de cuentas, el conocimiento y la sabiduría ¿no tendrían  que haberle servido para ser más feliz?. ¿Y no es menos cierto que otro cualquiera en su caso también  hubiera tomado la cicuta?.

16 comentarios:

  1. Interesante y reflexivo relato...
    muy atinado por cierto!
    un abrazo..
    ten buena semana!

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  2. Excelente reflexión con el estilo de los que escriben bien, Marián. Cada vez que puedo me doy una vuelta para ver qué has posteado.
    Te dejo un beso.
    Humberto.

    www.humbertodib.blogspot.com

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  3. Estupenda entrada :)
    Me hace quedar con la duda de si no es mejor vivir en la ignorancia... o al menos no saber demasiado.
    Besos

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  4. Un final contradictorio para un sabio que planteaba contradicciones. Muy buena ideas presentar la filosofía como un cuenta, entra mejor.
    Pobre mujer gruñona.
    Saludos

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  5. buen texto.

    Sòcrates era feo, sin dudas. Le hicieron un busto, y lo tuvieron que representar con casco, por la deformidad de su cabeza.

    Su problema, es que vivìa en su mundo. Y este le resultaba chico.

    Un abrazo.

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  6. El conocimiento y la felicidad, mucho se ha escrito sobre la compatibilidad de uno con otra, no quisiera pensar que son incompatibles, pero sin lugar a dudas saber implica un alto grado de dolor.

    Interesante entrada.

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  7. Me ha resultado muy estimulante la lectura,en mi caso prefiero el conocimiento siempre,aunque duela, aunque tarde una vida en "comprender",eso si nunca a costa del dolor ajeno,saber es sobre todo entender a los demás, con sus aciertos y con sus errores...
    Un abrazo.

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  8. Marián, tu parábola me he traído a la glándula pineal, los versitos en ripio de Samaniego o de Iriarte (no me acuerdo y no pienso mirarlo ahora):
    "Cuentan de un sabio, que un día, tan pobre y mísero estaba, que solo se sustentaba de unas hierbas que cogía..."
    Escribes muy bien y por derecho. Beso.

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  9. Jaja, el detalle de los pies me ha roto en mil pedazos, jaja.
    Vale, la mujer tenía mal genio, ¿pero que tenía este tipo para gustarle?.
    Muchos te han apuntado la incompatibilidad de felicidad-conocimiento y dependiendo de lo que esté aprendiendo, daré la razón a uno u otro, verdades son muchas y vidas una.
    Un buerte beso con bufanda y guantes.

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  10. Es un texto bonito, cautivador y que invita a la reflexión.

    Me gusta tu espacio bloguero, al que volveré para encontrarme de nuevo con tus letras que tanto prometen, Marián.

    Saludos.

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  11. Realmente espléndido este relato que has hecho del filósofo de los filósofos: Sócrates.
    La "ironía socrática", como se le ha denominado al quehacer de este filósofo con las cuestiones que le planteaba a la gente para luego poner de manifiesto su incongruencia, me pregunto si sería ánimo didáctico o inseguridad en si mismo y en su saber. Él mismo decía:

    "La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia"

    Por tanto, quizás fuera un método casero para creerse a sí mismo sabio (aunque la cita tiene mucho de verdad práctica).

    Aceptó su condena a muerte con cicuta a pesar de haberse podido librar. Creía en la justicia:

    "Cuatro características corresponden al juez: Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente"

    El relato que has hecho de sus galerías del alma me ha parecido magnífico, Marián. Nos has presentado a un Sócrates, mortal, con sus dudas e inseguridades, despintado de su halo de dios para convertirlo en un humano más.
    Enhorabuena sincera.

    Un fuerte beso.

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  12. Lo dicho por Marisa realmente encierra lo q sentí con tu literatura, gran pluma!
    Salud

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  13. Lo dicho por Marisa realmente encierra lo q sentí con tu literatura, gran pluma!
    Salud

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  14. Barbara:
    Muchas gracias por dejar tu comentario, y me encanta que te haya gustado.
    También para ti un buen fin de semana.
    Un abrazo.


    Humberto Dib:
    Muchas gracias, es gratificante que le digan a una que escribe bien...se intenta, soy una aprendiza aún...
    Un beso.


    Gaearon:
    Yo creo que es mejor saber, y hacerse el tonto cuando convenga, para ver que opinan los listos, jaja,es broma.
    Un beso.


    Igor:
    El ser humano, como tú sabes, es pura contradicción...Y como cantaba Rafael. "qué sabe nadie"
    Saludito.


    El Gaucho Santillán:
    ¿Sócrates con un casco en la cabeza? ¿Dónde se puede ver eso?. No querrás venderme una moto ¿eh? ja,ja...
    Un abrazo.

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  15. Pilar:
    Por supuesto, Pilar, el conocimiento duele...ya sabes, aquello de "Matrix", pastilla azul o roja...¿la ignorancia te hace más feliz que el conocimiento?
    Un abrazo.


    Doloralfa:
    Muy interesante tu reflexión, el conocimiento es productivo si no provoca sufrimientos.
    Me ha gustado.
    Un abrazo.


    Manuel María Torres Rojas:
    ¿Te gusta como escribo?. Muchas gracias, viniendo de un escritor es todo un halago...Y escribo por derecho, ¿eh?. Los renglones torcidos son para los dioses.
    Un beso.


    Ángel Iván:
    Los detalles físicos son importantísimos, así que no me imagino a un chico elegante con bufanda y guantes (anda, un pareado)ja,ja...
    Cuídate, hombre.
    un abrazo.


    Susi Dela Torre:
    Muchas gracias, Susi,yo siempre te leo, pero nunca hasta ahora había tenido el honor de que visitaras mi humilde blog, con mis humildes letras lo voy creando.Muchas gracias.
    Saludos.


    Marisa:
    Pues...así es. Esas son las características que corresponden al juez. En una Primera Instancia, de eso depende. Pero siempre se puede apelar a una Instancia superior en la que tiene que haber consenso, en por lo menos tres jueces.
    Me encanta que te haya gustado tanto, Marisa,tú siempre me animas a seguir.
    Un beso.


    efa:
    Muchas gracias, efa, por dejar tu punto de vista.
    Un saludo.

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Ni aún el genio más grande iría muy allá si tuviera que sacarlo todo de su propio interior. Goethe.