Pongamos que la vida está llena de acontecimientos que no sabemos contar...
Pero también de todo lo cotidiano que no tiene ninguna importancia.
Aún así, una siente la necesidad de escribir sin medida. Contar las cosas sin importancia como si nos fuera la vida en ello. Y a veces me pregunto: ¿ por qué escribo estas nimiedades? ¿ para qué sirven todas esas cosas que he podido ver en cualquier parte, o que han permanecido almacenadas en mi cerebro y por alguna razón afloran ahora como en un sueño olvidado?
Ni tampoco veo que el pasado esté lleno de razones, porque no siempre el pasado tiene razón. Y lo que quizás esté por venir haya que pensar que esté lleno de razones. ¿Y el presente? ¿Por qué ha de tener razón el presente o por qué ha estado siempre equivocado el pasado?
A veces pienso también en esta osadía mía, presuntuosa tal vez, haciendo reflexiones sobre lo que escribo y que si lo que siento sirva para algo. Pero mientras pueda escribir algo, algo con el único consuelo de contármelo a mi misma...una y otras vez... esas cosas que siento...Y tengo alguna vez la sensación de escribir sólo y únicamente para romperlo, para arrojar mis letras al fuego sin ni siquiera leerlo. Pero ¡quién sabe! cuando las últimas páginas ennegrecidas crepiten, acaso nazca un hechizo y nazcan nuevamente mis ganas de escribir para contarlo...y contar mis sensaciones más íntimas...y quien sabe si para la complacencia de todo aquél que lo leyera....
Hasta la vista.