Según la definición de la RAE, desenmascarar es:
1. Quitar la máscara (obvio)
2. Descubrir los verdaderos propósitos, esencia o identidad de algo o de alguien.
Pero...si queremos hacerlo con eficacia, no entremos en exageraciones verbales ya que puede ser contraproducente. Por ejemplo; los exabruptos siempre son demoledores si se quiere esclarecer la verdad. Lanzar un razonamiento sensato y veraz, si lo exponemos a grito pelado y de malas maneras pierde toda su eficacia y puede que hasta su veracidad. Poner tanta pasión en nuestras convicciones puede contaminarlas.
Hace unos años (2007) se publicó en España un libro con un notable alegato contra la Iglesia Católica. Su autor Fernando Vellejo, su título, "La puta de Babilonia". Y les transcribo cómo empieza: "LA PUTA,LA GRAN PUTA, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala..." Y sigue así acusando a la Iglesia Católica de detractora de la ciencia, de enemiga de la verdad, de adulteradora de la historia, de estafadora de viudas, de cazadora de herencias, de amordazar la palabra y aherrojar la libertad, de oscurantista, de embaucadora, de difamadora, de calumniadora, de represora, de corrupta, de hipócrita, de parásita, de zángana, de antisemita, de esclavista, de homofóbica, de misógina, de traidora, de opresora, de pérfida, de falaz, de rapaz, de cretina, de estulta, de imbécil, de estúpida...la travestida, la mamarracha...la maricona...Y bueno...así todo el libro de 317 páginas. Un alegato con una colección de improperios en homenaje a la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Y...
como se puede apreciar, el autor parece que está en su salsa escribiendo y describiendo todos esos exabruptos. Quizás haya estado tan metido dentro de ese mundo que no tenga secretos para él, y que se sienta totalmente en posesión de la verdad. Pero lo que se puede llegar a pensar es que a fuerza de decir tantas verdades (?)...dichas en ese tono tan despreciativo, puede despertar muchas suspicacias. Porque las malas formas y los gritos pueden dejar sin eficacia al discurso más veraz.
Nunca me gastaría el dinero en un libro que critica lo que no me gusta. Un abrazo
ResponderEliminarEste tipo de literatura parece que lo que busca es provocar para vender. Y hasta su carátula parece que anuncia eso. Un abrazo.
EliminarHola Marián.
ResponderEliminarEsos son muchos "palabruchos" todos juntos, cierto que hay verdades como pueños en todo eso, no sólo la Católica, TODAS, en mayor o menor grado de culpa.
Pero también es cierto que decir las cosas de diferente manera, aunque se diga lo mismo se puede ver y mirar desde otro punto de vista.
Un abrazo.
Ambar
Y es que esa forma de decirlo despierta muchas suspicacias. Al menos a mi.
EliminarUn abrazo, Ambar.
No he tenido el placer de leer el libro q, evidentemente, tendrá su mérito literario. Cierto es que las formas perjudican casi siempre el fondo, convirtiendo algo certero en algo desdibujado
ResponderEliminarBesos ...y que esta vez el comentario llegue
Parece como si el autor estuviese buscando la forma más vulgar de decirlo para atraer a más tipos de lectores.
EliminarBesos.
No por más denostar se tiene más la razón, ni por más insultar se está más en lo cierto. Con violencia verbal, física o escrita, solo se desfoga la ira, no se comprueba una verdad. Por ello, una cosa es, presentar una obra y llegar a una conclusión, y otra muy diferente es presentarla con un enfoque prejuicioso, porque desde ya, le resta objetividad y por lo mismo credibilidad.
ResponderEliminarEl estilo y lenguaje de aquel autor, hace pensar que su obra, no es más que una careta que le sirvió de pretexto para estallar su odio y resentimiento por la iglesia.
¡Saludos!
Juan Carlos, pues es que lo has dicho de una forma magistral. Y es que es exactamente eso. Rezuma odio por los cuatro costados, y por tanto nada creíble por muchas verdades que intente decir.
EliminarUn beso grande, Juan Carlos, y mil gracias por tu comentario.
Ya pasó con "La araña negra" que creó más adictos a la iglesia que enemigos, que era lo que pretendía y todo por el tono.
ResponderEliminarEsa forma de escritura despierta recelo más que otra cosa. Un beso.
EliminarDigamos que nos encontramos con dos iglesias, una la que trabaja en zonas de conflicto y de pauperización, la otra, la del Sr. Cañizares, a este lo conocimos en Granada y hoy lo conocen en Valencia, aquella Iglesia merece el respeto de todos, esta última merece todos los improperios del Sr. Vallejo.
ResponderEliminarPor suerte yo soy agnóstico.
Saludos
Es cierto lo que dices ¿Y te das cuenta, Emilio, lo de los cardenales? ¿no les carga el diablo a esos purpurados con una insoportable vanidad?
EliminarEn cuanto al Sr. Vallejo...no sé si puede ser también un tema de estudio.
Saludos.
Decía Jardiel Poncela, que todos los hombres que no tienen nada que decir, gritan.
ResponderEliminarSaludos.
Pues sí, razón tenía Jardiel Poncela.
EliminarSaludos.
Este tipo de criticas irracionales consiguen el objetivo contrario al deseado.
ResponderEliminarBesos.
Pero también te digo, Alfred, que hay a quien le gusta esa forma de decirlo.
EliminarBesos.
Claro.... tantos exabruptos hacen dudar de su objetividad.
ResponderEliminarObvio.
Besos.
Exactamente, Toro, crea recelo esa forma de decirlo.
EliminarBesos.
Me has recordado una frase que solía decirnos siempre mi abuela, cuando nos juntábamos todos los primos en su casa y discutíamos por cualquier cosa e intentábamos explicarle cada uno a su manera lo sucedido… Siempre nos hacía callar con su voz sabia y serena, para decirnos: el que grita, siempre pierde la razón.
ResponderEliminarLa actitud, a veces es casi más importante que el fondo de la cuestión. La disciplina japonesa que practico, precisamente transmite esa filosofía. La técnica es primordial, pero la actitud es el todo.
Una vez más, interesante y reflexivo post, Marián… :-)
Bsoss a montones y feliz semana, amiga!!
Muy sabio el consejo de tu abuela. Con gritos y aspavientos lo único que se consigue es incomprensión. Saber decir las cosas con calma y tranquilidad...¡las cosas que se pueden decir de esa manera! claro que saber hacerlo es un arte.
EliminarBesos, Ginebra.
No he leído el libro, pero estoy totalmente de acuerdo con tu comentario. En cualquier discurso argumentativo hay que eliminar el ruido si se quiere que el mensaje conserve todo su sentido. A mí me parece que un discurso en ese tono sólo convence a los que no hace falta convencer.
ResponderEliminarBesos
Pues de acuerdo contigo, Isidoro, nunca se ha convencido con un argumento que pueda crispar, se pierde la razón sólo por eso.
EliminarBesos.
Seguimos discutiendo una institución, la iglesia, pero no las ideas que la sustentan. Cuando estas ideas entren en cuestionamiento y demuestren que ya no son útiles, allí veremos el verdadero cambio, y no antes.
ResponderEliminarHasta entonces, seguiremos esperando.
Saludos
J.
Bueno, claro, la Iglesia, esa institución muy asentada y con mucho poder, con sus estatutos y su ciudad en propiedad.
EliminarSaludos.
Sí, creo que hay otras formas de expresar tus opiniones que para algo tenemos un lenguaje con un léxico muy variado, aunque ahora parece que se impone el estilo "tertuliano".
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
¡Ay! ese estilo tertuliano...esa es otra, todos hablando a la vez y al final no aclaran nada, y eso que saben de todo. Un beso.
EliminarHe visto algunos capítulos de Los Borgia. Serie ue muestra las intrigas por el poder del Vaticano, como un reino más, con sus guerras, alianzas con otros reinos.
ResponderEliminarUn libro así puede ser valioso, aunque tal vez en su título caiga en algún prejuicio, de que puta sea algo denostable. Cuando se podría criticar la tendencia considerar la sexualidad como algo maligno. No así la ambición, la venta de indulgencias y cosas así.
Prefiero más los argumentos que los gritos, aunque la indignación sea justificable. Y no creo que falten argumentos.
Para hacer una crítica tan feroz hay que estar muy convencido de los pecados de la iglesia, su historia, oculta, dicen que da pavor. Pero este libro saca a la luz muchas cosas ciertas, es el estilo lo que le perjudica.
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