Las ganas de dormir se había evaporado como por ensalmo. Era uno de esos momentos en que el corazón te da un respingo en medio de la noche...y empiezas a verte como una máquina. No se si eso le pasa a todo el mundo, pero hay momentos en que me asusto de estar viva, pienso que soy portadora de una muerte...
Y pienso en mi destino; en lo inevitable. Pero no quiero ponerme trágica y, deliberadamente , doy a mis pensamientos un giro de cientoochentaypico...sonrío...creo que no es un buen momento para ponerme a pensar en esa inutilidad que es la de filosofar sobre la vida, aunque a veces me divierta.
Pero...sigo con esta malformación de mis pensamientos y...llega la pregunta, esa tan manida y tan de siempre ¿qué es la filosofía? Preguntaba el profesor de literatura, sabíamos que era una pregunta retórica porque nadie respondía esperando su respuesta: Para la cultura clásica, la filosofía es la sabiduría más elevada del conocimiento humano. Es el emblema; el santo y seña del verdadero filósofo. El camino, no la meta del auténtico amante del conocimiento.
Pero...como la Sabiduría no está contenida toda ella en una sola cosa; como no es tangible y por tanto resulta prácticamente inidentificable, no se puede topar uno con ella así de pronto. Ni siquiera es como una fina lluvia que se vislumbra entre los rayos del sol. Más bien es como una leve apariencia, como un ligero atisbo de un lejano e incierto indicio...que sólo llega a presentirse... y como Alicia, la niña de Lewis Carroll, me sumergía yo en un extraño estado alejado de toda lógica que no era la de un mundo normal, ensoñaciones incomprensibles que requerían algún tipo de interpretación...
Y de pronto...¡albricias! en medio de la noche un rayo de luz: ¡Yo sé lo que es! (?).
La Sabiduría es la Nada. Es un laberinto en el que el ser humano no puede entrar. Es ese lugar extraño cuajado de perversa geometría en el que el intelecto se pierde sin alcanzar jamás la certidumbre absoluta...
(Mucha altura y pocos medios, esto es esto en medio de mi noche...)