Alertas
En este mundo nuestro, todos vivimos en estado de alerta. En un pasado no demasiado lejano, las alarmas eran armas de la naturaleza: inundaciones, temblores de tierra, vientos huracanados, lluvias torrenciales, aunque no hay que olvidar que a veces venían acompañadas por desvaríos humanos. Ahora son éstos los que provocan las peores alarmas. Sin ir más lejos, la tan mentada globalización es en última estancia un gran basurero del poder.
Nos alarman las invasiones y su obligatoria colección de cadáveres, nos asusta la presencia de algún dios en las guerras. De a poco nos vamos enfermando de alertas, y el sosiego natal va quedando allá lejos, mezclado con el barro de la inocencia.
Las alarmas se han convertido en un estilo de vida, y a veces en una antesala de la muerte.
Nos alarmamos al distinguir el rostro impávido de los dictadores, para quienes las únicas alarmas son las revoluciones. O sea que si queremos asustarlos, aunque sea un poquito, debemos construir nuestras modestas alarmitas revolucionarias, para que al menos se miren al espejo y se den asco.
Mario Benedetti
Las alarmas de las revoluciones no son tan estridentes en un principio como las de desastres naturales, pero a veces irían bien.
ResponderEliminarPor despertar conciencias. Un abrazo
No hay peor cosa que acomodarse y dejarse como el inconsciente agua del río.
EliminarUn abrazo.
revoluciones siempre
ResponderEliminarsin esperar más resultados que pequeñas variaciones locales
A veces las revoluciones sólo son pensadas, sin ningún ejecutor.
EliminarY lo peor es la costumbre, ya no nos afecta demasiado ¡, tenemos un callo en el corazón.. Abrazos
ResponderEliminarPues a ver si despertamos, Ester, que tan imbuida en tus asuntos tampoco es bueno. Abrazos.
EliminarHay dos formas de ver la vida, una no creyendo en los milagros y otra pensando que todo es un milagro..
ResponderEliminarSalutti
S
Pues yo creo que todo es milagroso a veces...pasa la vida llena de sorpresas...en sólo un instante...
EliminarY luego también están las alertas interiores, de esas que son alejapersonas.
ResponderEliminarUn beso, claro :)
Asolada querida, tú es que eres así; respirando porque Sí...escribiendo...abriendo o cerrando alarmas...y si haces lo que te sale del alma eso no es tan malo.
EliminarUnos besos.
¿me lo dices o me lo cuentas?
ResponderEliminarAquí, te lo cuento...todo. Otras veces te lo digo...
EliminarEn esta ocasión es el eco de Benedetti.
Un beso, hermosa.
Hola Marián.. La globalizacion, las redes sociales, infinidad de comisiones, nos convierten en objetos manipulables, muchas veces por intereses puramente comerciales.. Pero "ojo" que un día la alarma sea real., porque acabaremos por no creernos nada...
ResponderEliminarUn abrazo...
Nos manipulan constantemente. Nos dicen lo que tenemos que hacer, lo que tenemos que comer o lo que tenemos que pensar. Los medios de comunicación cada uno de ellos arriman el ascua a su sardina. Por favor ¡basta ya!
EliminarUn abrazo.
No sé si nos queda alguna capacidad de alarma más allá del instante que se nos muestra la mejor/peor cara del riesgo entre anuncio y anuncio.
ResponderEliminarTemo que estemos anestesiados como ovejas que ya ni siquiera balan camino del matadero.
Un beso
Pilar, tú por lo menos no lo estás, anestesiada digo. Pues en cada uno de tus artículos intentas abrirnos los ojos. Gracias por tu labor, Pilar.
EliminarUn beso.
Que grande Benedetti.
ResponderEliminarUn hombre infinito.
Besos alarmados.
Benedetti es uno de los escritores que parece que no se dedicaba a otras cosas...pues ha escrito novelas, ensayos y poemas...y todo ello en cantidades industriales...Quizás los premios lo estimulaban...
ResponderEliminarUn fuera de serie en ese mundo tan inhóspito de la literatura.
Un beso...sin dispositivos de alarma...