Para el que sólo puede contarla, la vida sólo vale la pena cuando es vivida. Para el que la vive y no sabe contarla, lo vivido se escurre entre sus dedos. Por eso, aprender a decir es tan vital como aprender a actuar. Buscamos fuera algo que nos salve del desequilibrio y ponga el acento en aquella parte de nosotros que hemos descuidado, pues hacer y decir sólo puede separarse en la mente de los necios. Nos fascina quien puede ofrecernos las palabras para componer el relato de nuestra vida, pero también aquel que sabe neutralizar toda la vanidad que encierra el lenguaje e impone el silencio con un gesto preciso. Formular la pregunta adecuada es tan difícil como marcharse en el momento justo y, en rigor, puede decirse que todas las faltas que experimentamos a lo largo de nuestra vida proceden de este desequilibrio entre lenguaje y acción.
En el Día Internacional del Libro, dedico este post a mis queridos amigos blogueros con un beso enorme.
Preciosa y precisa reflexión. Ajustada a la realidad honda que quizá nos impulse a esta tarea irrenunciable.
ResponderEliminarFeliz día del libro.
Muy buena esta entrada. Ni se me había ocurrido pensarlo así. Tus palabras me han convencido completamente e intuyo el desequilibrio.
ResponderEliminarManos a la obra, voy a cambiar cuatro cosas y regalar algunas rosas.
Saludos. Feliz Sant Jordi.
Es más fácil estando sin silencios influyentes, el pensar y razonar de modo más natural y con mejores fines de conocimiento personal... En muchas ocasiones borramos las huellas tras nuestro paso para no recordar que pasamos por allí...a veces solo a veces ni siquiera llegamos y nos anclamos en cualquier isla donde nadie nos conoce e intentamos rehacer existencias tempestuosas…Abrazos desde el trópico de las circunstancias, amiga mía, viajemos en el tiempo de imaginación idealista…
ResponderEliminarVivimos lo que contamos o nos contamos para elevarnos sobre lo que vivimos, la palabra no es vida pero no cabe vida sin palabra.
ResponderEliminarEn este día del Libro, felicidades!!!
Sintética, punzante, convincente tu entrada. Sin dudas lenguaje y accion viven en equilibrio: vivir es desequilibrar esa balanza
ResponderEliminarmi beso
Para vivir y contarlo quizás caer en ese desquilibrio y no contarlo desde la barrera y por eso los cobardes son tan equilibrados.
ResponderEliminarFeliz día del libro con un día de retraso, besotes.
Oportuna reflexión.
ResponderEliminarAmando Carabias María:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras.
Espero que también vosotros lo pasaríais bien en el Día del Libro.
Igor:
Tus rosas blancas he visto que son preciosas. Muchas gracias por mostrarlas.
Un beso.
Kimbertrancanut:
Viajemos en el tiempo, claro que sí, en ese trópico de las circunstancias, de imaginación e idealismos.
Un beso.
Pilar:
ResponderEliminarLa palabra es lo que nos identifica, como se ha dicho ya tantas veces; es el código de nuestra identidad.
Un abrazo.
El magnetista:
¡Qué bien¡...
Buscar el equilibrio cuando se vive la vida no quiere decir que esté a nuestro alcance. Se sueña con ese equilibrio viviendo peligrosamente...algo que choca casi siempre con nuestra coherencia.
Un beso.
Ángel Iván:
ResponderEliminarBuscamos el equilibrio, creo, todos, seamos cobardes o no. Un acto cobarde lo puede hacer también un valiente.
besote.
El hombre de Alabama:
Muchas gracias. hombre...
Bella y aguda reflexión!
ResponderEliminarSaludos Cordiales!
El Señor Dáltanos:
ResponderEliminarMuchísimas gracias, me alegra que lo compartas.
Reflexionar es sano para la mente, pero no siempre, siempre, eh...
Un saludo con afecto.
El equilibrio es aquello que debemos romper para que todo funcione....Es en el desequilibrio de las cosas donde nace lo mejor (y tambien lo peor)
ResponderEliminarmi beso
Es lo que nos desequilibra lo que nos hace ser especiales, salir del sendero establecido y descubrir nuevos senderos, y adentrarse en ellos...para conocer...y conocerse. Para degustar, palabra que viene de gustar y de gusto...ummmm ¡cómo me gustan las frases que contienen la palabras gusto¡...
ResponderEliminarY es en ese desequilibrio de las cosas donde nace lo mejor, y también lo peor: Que lo malo que hay en nosotros es lo mejor de nosotros mismo, como bien dijo aquél filólogo alemán que tú ya sabes...
Beso con gusto tu beso.
Estupenda entrada. Sigo pensando que "el hacer" es un asunto sociocultural, y "el decir" apenas un asomo de lo que pensamos, no por hipocresía, las más de las veces, sino por la insuficiencia del lenguaje: no se ha creado un verbo que a una idea retrate.
ResponderEliminarUn abrazo.
Leí, creo que en Juan Ramón, algo así: "He nacido dos veces, una de mi madre. Otra de mí mismo."
ResponderEliminarTu entrada, bien pensada y bien escrita, se refiere al segundo nacimiento, al importante. Yo estoy en ello y tú me ayudas de tarde en tarde. ¡Gracias chata!
Julio Diaz-Escamilla:
ResponderEliminarMuchas gracias. Aunque para estupenda tu reflexión; porque es cierto que "el hacer" no es para contarlo al pie de la letra y "el decir"...lo que pensamos no es nada fácil expresarlo en palabras.
Me has dejado pensando...
Manuel María Torres Rojas:
Estás muy reflexivo últimamente, y yo poquita ayuda te puedo dar, chato.
Aunque con bastante retraso, no me gustaría dejar pasar una fecha tan señalada sin felicitarte, Marián. Espero que pasaras un feliz Día del Libro, amiga. Interesante reflexión la tuya. Siempre me despertaron gran fascinación esas personas que viven la vida como verdaderamente quieren (son muy pocas las que pueden decirlo), y además, saben contarlo (y con qué arte...). Para el resto, menos mal que nos quedan los libros...
ResponderEliminarBesos.
Kinezoe:
ResponderEliminarMuchas gracias, Kine, también tú sabes contarlo todo con mucho encanto. Y puedes decírmelo en el momento que quieras ¡faltaría más¡ Aquí se puede entrar a cualquier hora, siempre está abierto.
Pues sí, los libros, el cine, la música...(ahora me paso por tu casa)
Un beso.
PD: Ya ves, Kine, que ¡por fin¡ he terminado mi pequeña novela negra...jajaja...Ya me dirás. Otro beso.