--¿Todo ha ido bien?
La voz de Iker llegaba con algunos matices de preocupación a través del móvil al oído de Álvaro.
--Sí, todo bien. Todo ha sido bastante rutinario. Nada que pueda implicarnos.
--¿Y Ainhoa, cómo se encuentra?
--Bueno...creo que le han dado un susto de muerte. Casi se desmaya.
--¿Pero está bien?
--Sí, sí, no te preocupes. Ya me encargo yo. Está algo cansada, ya sabes, después de los últimos acontecimientos, es normal que esté algo alterada.
--Cuídamela bien ¿vale?
--Sabes que sí, Iker.
Al cerrar el móvil, Álvaro se quedó pensando, aún no había llegado a comprender la implicación de Ainhoa en este asunto del banquero muerto. No encontraba explicación de por qué había sido llamada a declarar. Tampoco le había pasado inadvertido el nerviosismo y la palidez que súbitamente había notado en ella. Álvaro creía conocerla muy bien, pero a veces no la entendía en absoluto, achacaba su comportamiento, a veces extraño, a su condición de mujer, cosa que por otra parte ella le solía reprochar cuando él la trataba como a una niña, o como si fuese una ignorante, y él solía terminar disculpándose cuando ella, furiosa, lo catalogaba de machista.
Apenas había hablado con su padre de éste asunto, que ya había sido bautizado como "el caso cifrados negros".
Cuando Álvaro Aguirre llegó a su despacho la secretaria le recordó que en algo menos de treinta minutos llegaría su esposa para lo del colegio de la niña. Le pilló de sorpresa. Lo había olvidado por completo. Llamó a la editorial, pero su mujer ya había salido. Después llamó a María.
--Mira, María, creo que no va a poder ser hoy lo de la entrevista. Tengo la mañana muy liada...
--El cliente hace ya media hora que espera--le interrumpió María.
--Pues empieza la entrevista sin mi, saca el dossier, le entretienes con eso, ¡ah¡ por cierto, dile que esas facturas, las que trajo el otro día, no sirven, no están nada claras.
--Ya, y me dejas a mi con el marrón, acércate un momento, por favor.
--Joder, te digo que ahora no puedo. Además eso para ti es pan comido...
--Venga, querido hermano, que nos conocemos, y...¿sabes? Te lo digo muy en serio ¡tenemos que hablar¡ Últimamente te noto que no estás para nada.
Estaba de acuerdo. Últimamente no estaba para nada.
Sacó del cajón el antídoto para dejar de fumar. Mal momento, pensó. Presentía una nueva recaída. Y aunque su mujer le insistiera una y otra vez con vehemencia de que dejara de fumar, porque ya era hora de que empezase a cuidar su salud, él sabía de antemano que nunca lo conseguiría. Tenía por delante un día duro, se trataba de la educación de su hija pequeña. Había tenido problemas en el colegio, y no es que le hubiese pillado de sorpresa, pues toda la familia había tenido problemas en los colegios, parecía un mal congénito. Su mujer poco dada a solucionar las cosas que en verdad le concernían, el tema de la educación de la niña se le había ido de las manos.
Consultó la hora, su mujer no aparecía. Pensó que el día se convertiría en un toro de lidia, difícil de torear, pero no, todo lo que había presagiado se había ido solucionando como por arte de magia: "todo a ido bien, aita" le anunció su niña al llegar a casa. A veces la vida tiene estas cosas; que uno se ahoga en un vaso de agua.
Está anocheciendo. Álvaro está solo en su despacho. Planta doce del lujoso edificio. El cielo presagia nuevas lluvias, lentamente se torna rojizo.
Ya de noche cerrada el cielo continúa nublado y no hay luna ni estrellas. El chirimiri se vuelve más denso. Álvaro está a punto de terminar con sus provisiones de tabaco. Empieza a meditar sobre si mismo y sobre sus logros en esta vida. Va a cumplir cuarenta y tres años y no ha hecho nada por méritos propios. Nada en absoluto. Su padre, sagaz detective, su hermana, considerada por todos, como mujer de gran valía, aún sin proyectarse pero que se intuye, con un futuro resuelto. Él, que por la influencia de su padre pudo ingresar como jefe en un sector de la policía local, exhibiendo su título de licenciado en derecho, pero que aún no podría ejercer de abogado sin dos años más de formación y de prácticas, y la superación de un examen estatal. Y siempre dependiente de su padre. Menos en aquella ocasión que quiso hacer algo por su cuenta, y que al final se vio a todas luces que había sido atrapado y seducido por una de esas redes del no siempre honesto mundo de la moda. Había perdido mucho dinero, pero eso no había sido lo peor. Esbozó una sonrisa. Se había medido así mismo y no había dado la talla.
Y ahora estaba imbuido en el plan "casinos", tan sui géneris. El trío formado por Iker, Ainhoa y él.
Iker era el cerebro, Ainhoa el señuelo y él...él era un mero ejecutor, al que se lo dan todo hecho y pensado de antemano. Digamos que Iker era el software y él el hardware. Bastante sencillo, de momento, aunque parecía que el último día algo falló. De cualquier modo Iker lo estudiaría. Tampoco es que a él le importara sobre manera la parte económica en sí. Era un juego, un desafío, algo para subir la adrenalina y ponerse en ese estado que tanto le gustaba a Ainhoa, porque lo que venía después de cada vez que actuaban...eso no tenía precio. Ainhoa era un ser singular, era un estímulo para él, que vivía un matrimonio anodino, por no decir desastroso
La lluvia empezó a arreciar con ímpetu. Álvaro se quedó inmóvil ante el ventanal. En uno de los cristales se reflejaba, desdibujado, un cuadro que le recordaba a Ainhoa. Era una mujer recostada en un diván, en una postura algo incómoda, que resultaba comprensible que soñara con las cosas más incongruentes, con entierros o terremotos, quizás con algún incendio o naufragio. Álvaro no creía en el amor, pero era cierto que sus ojos veían a la mujer entre sedas y semidesnuda con suaves telas de Oriente, como cualquier enamorado desea ver a su amante...y el hecho de ver proyectada a Ainhoa en todas las mujeres, le hizo pensar que se estaba convirtiendo en un anormal, en un espécimen propio de personaje de novela.
Sintió una necesidad tremenda de seguir fumando, miró por los cajones. Encontró en uno de ellos unos catálogos de armas que le había regalado su padre. Y junto a estos un revólver, pequeño y elegante como esos que suelen llevar las mujeres en el bolso en las películas de cine negro de los años 40, muy parecido a los llamados chatos de Smith. Se lo quiso regalar a Ainhoa, pero ella lo rechazó, porque pensó que iba a servirle, más que para disuadir, para provocar algún desastre, ya que ella no tenía ni la más mínima idea del manejo de armas. Al menos eso le dijo ella, porque Álvaro, dado el carácter curioso de Ainhoa, no terminó de creérselo.
En una caja fuerte incrustada en la pared, detrás de un cuadro, se guardaban documentos familiares junto a otros de alto secreto de estado, y algunas joyas. Una pistola al parecer de gran valor por tratarse de una pieza única. Una verdadera joya. Había sido utilizada, según le dijo quien se lo vendió a su padre, en dos suicidios al menos. Y además, había pertenecido a un príncipe ruso. Y otras dos veces había sido robada. El hecho de que ahora estuviese en la caja fuerte de su despacho, tenía su historia....
Siguió buscando por los cajones. Nada, ni rastro de más tabaco. Para distraerse empezó a organizar papeles. De pronto se apoderó de él una rara curiosidad con el deseo de abrir la caja fuerte. Quería volver a ver el aspecto de aquella pieza única de coleccionista.
El corazón le dio un vuelco cuando vio el estuche que contenía el arma. A simple vista notó que estaba vacío. Lo abrió con dedos temblorosos, el terciopelo violeta y carmesí lucía con los contornos del arma. Pero ésta ¡Había desaparecido¡
Continuará...(¿Sí?)...
Pues yo creo que sí debería continuar... Sin quererlo me he sentido identificado con tu personaje, el masculino quiero decir. El hombre que lo quiere todo y no llega a nada, que va de un lado para otro,ansioso, buscando tabaco y razones que lo justifiquen. Pobre, se parece a mí,je,je.
ResponderEliminarEl cuadro y su descripción son muy bellos. El sueño de otra vida, mejor de la que lleva.
PD: vigila con los "vasos de agua"...
Igor:
ResponderEliminarPues fíjate que cuando estaba escribiendo, en algún momento pensé en que tú tienes una niña ¿cierto?...y sí, pensé en ti...
Pero sólo en eso..lo demás me iba saliendo sin más...
Muchas gracias por lo ánimos...
un beso.
PD: Aysss...garrafal ese "vaso"...te aseguro que no pienso mirar para quitar esa falta...¿más humano, no te parece?...
che, que bien escrito. Se lee de un tiròn.
ResponderEliminarAmerita la continuaciòn.
(Decì que el "baso" es algo asì como un còdigo, algo mìstico. Entonces nadie se apiola.)
Un abrazo.
Que si, que siga por favor.
ResponderEliminarQuitando algunas diferencias notables -sobre todo el tabaco, porque nunca fumé- hay aspectos perfectamente extrapolables a mi menda, cambia tabaco por pipas de calabaza y el mismito.
Pues eso, que siga, please que dicen los de la pérfida albión.
Un saco de besotes.
Yo conozco a más de uno que se ha visto obligado a mirar en su caja fuerte y empeñar lo poco que le quedaba de valor para poder llegar a final de mes, debido a esta crisis que nos asfixia, y cuyos brotes verdes no aparecen ni en sueños. Ya sé que la continuación de la narración no va por ahí, pero tenia ganas de hacer el comentario… para desahogarme, imagino. Espero el desenlace.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sigues trazando la historia con gran acierto, Marián.
ResponderEliminarSigamos esperando acontecimientos...
Un beso.
Me sorprende gratamente tu manera desenfadada y precisa de escribir, el gracejo e imaginación. Como sitúas los momentos con una fina ironía que embellece lo que haces...mi más sincera enhorabuena de tu ya amigo azpeitia
ResponderEliminarPodría decírtelo alto y claro. Pero como sé que te gusta cavilar...podríamos iniciar el juego, cuando tú lo desees, será divertido.
ResponderEliminarbuscando siempre ..y no encontrando nunca .... la naturaleza del hombre ...Michel
ResponderEliminarwww.micheldeb.tk
www.lamalapoesia.tk
El Gaucho Santillán:
ResponderEliminarPues tienes toda la razón, a todo se le puede dar un doble sentido...y dejar que se lea entre líneas no viene nada mal.
Gracias, un abrazo.
Ángel Iván:
¿No has fumado nunca? ¡qué raro¡...
Yo lo he intentado, fumar, todo lo contrario de los demás, que su lucha es dejar de hacerlo.
Bueno... a ver cómo sigo con el "giro"...jajaja...Ya veremos...
Un besote.
Rapanuy:
ResponderEliminarLo de las cajas fuertes parece que trae malos rollos ¿no? siempre se oyen historias...ya sabes...
En cuanto a los desenlaces, supongo que de eso tú sabes mucho más. Yo aún estoy aprendiendo.
Un beso.
Marisa:
La verdad que no quisiera "enrollarme" demasiado. Lo de escribir un relato por entregas es nuevo para mi, una experiencia más, ya sabes...
Un beso, Marisa.
azpeitia:
ResponderEliminarHola ¿qué tal? Bienvenido a mi humilde blog. Tú tienes un blog muy interesante, EMBAM. Emotivos poemas que iré leyendo a sorbitos...
Gracias y un saludo.
Michel Martinez Deb:
ResponderEliminarMe encanta que te guste. A mi también me gusta lo que tú escribes.
Un beso.
Anónimo:
ResponderEliminar¿Cavilar? jajaja...
¡Me parto¡ esto se pone interesante...Y seguro que a más de "una" ya la tienes cavilando...
Y yo también podría decírtelo alto y claro, pero ya sabes cómo soy...
¿te he sorprendido?...
Hola Marian, tienes un muy buen blog!!!! Voy a pasar seguido por acá si me lo permites...
ResponderEliminarHe dejado la respuesta a tus inquietudes en mi blog, te invito a leerlas cuando quieras...
Te mando un beso
Ivonne
Esta historia está resultando apasionante.
ResponderEliminarUn beso
¡Qué bien, Marian, sueltas la pluma y mi pulso sube hasta la hipertensión! Pensé que vaso iba en euskara...¡De ti espero cualquier cosa, menos el aburrimiento! Beso y sonrío.
ResponderEliminarLA NOVIA:
ResponderEliminarMuchas gracias, Ivonne, a mi también me gusta tu blog.
Un beso.
Pilar:
Pues me encanta que te guste, muchísimas gracias, Pilar, seguiré, aunque más que nada porque no me gusta dejar las cosas a medias...
Un beso.
Manuel María Torres Rojas:
¡Qué sensible te veo¡...
parece que te has tomado aquel líquido que Alicia tomó para empequeñecerse...jajaja..¡bebe,bebe¡...(me encanta hacerte reír)...
Una sonrisa y un beso.
Folhetim Cultural:
Gracias por la invitación. Pasaré a conocer su blog.
Un saludo.