Un antiguo teólogo ( Juan el irlandés ) para definir la grandeza de lo divino aseguraba que dada la divinidad superlativa de Dios es imposible definirla en palabras, y para ello acude a la palabra "nihilum" que es la nada; Dios es la nada primordial de la "creatio ex nihilo" , es el abismo en que se engendraron los arquetipos y luego los seres concretos. Es nada y es nadie, quienes lo concibieron así obraron con el sentimiento de que Ello es mas que un Quien o un Qué.
Hace ya algún tiempo que alguien se atrevió con monumental osadía a proclamar aquello tan retumbante y explosivo que se oyó del uno al otro confín del mundo; "¡Dios ha muerto¡". La conmoción que provocó esta afirmación, entre creyentes y no creyentes, desembocó en la justificación de varias atrocidades.
Pero siempre se puede cuestionar los altos pensamientos, ya que no hace grande al se humano lo que piensa sino la repercusión de sus manifestaciones.
Que Nietzsche formulara la expresión "¡Dios ha muerto¡" no deja de ser una frase ingeniosa . Sacada de contexto y elevada al cuadrado ( o a la máxima potencia ) es lo que la hace inmortal, y le da ese toque paradójico.
Que los dioses sólo tienen el poder que los mortales les atribuimos lo demuestra el hecho de evocar a aquellos dioses del Olimpo, ¿Qué hacen ahora, dónde están?. ¿Tal vez están por ahí dando tumbos por las galaxias buscando adoradores?...¿Han degenerado los dioses o hemos degenerado en nuestras exigencias?. Un dios no lo es por su poder sino por lo que nosotros le insuflamos. Hemos perdido de vista a los dioses supremos. Hoy queremos dioses más cercanos; hoy un dios puede estar en una clínica semi inconsciente con el corazón vapuleado por las drogas, hecho una piltrafa humana, esperando ser elevado a los cielos. Su predecesor sobrellevó el dolor empapado en sangre y vinagre, "¡Eloí, Eloí, Lema Sabaktani¡" (¡porqué me has abandonado¡). Dioses venidos a menos...Y quien sabe si nosotros ya estamos empezando a caminar por el sendero del Retorno buscando dioses , no ya espirituales, sino de alto Standing como Messi y Ronaldo.
Pero bueno, uno de esos dioses fue el que hizo el mundo en siete días, y se nota, eh, se nota... Vamos, podía haberse tomado un poco más de tiempo. Seguro, si un dios se muere, es al ver el resultado de su obra.
ResponderEliminarEn fin, tantos dioses en un texto breve, eleva a los altares del paganismo literario tu escritura. Amén.
Abrazos.
No tengo ni idea de cómo he parado aquí, pero he ido de blog en blog y éste me ha gustado. Primero leí tu presentación y me gustó; te vi transparente, que es lo que me llama de un blog. Después las otras entradas me han parecido interesantes.
ResponderEliminarSaludos.
Mario, no sé cómo tomar tu comentario; espero que sea en positivo, pero sea como sea gracias...y sabes que siempre tomo en cuenta tus palabras.
ResponderEliminarAbrazo
MGsT, Pues es una suerte que por azar hayas llegado hasta aquí, lo digo por mi, que es una buena cosa haberte encontrado...siempre es bueno tener personas que comprendan lo que piensas aunque no siempre lo compartan.
Y mil gracias y un saludo.
Deberías tomártelo bien... bien de verdad.
ResponderEliminarMe pareció más adecuando decírtelo así. Las cosas se escriben tal como vienen, casi sin procesar.
Pero en cuanto al comentario, no es malo. Vamos, digo yo...
Abrazo.
pero que tonta que eres
ResponderEliminarLos verdaderos dioses vinieron de las estrellas portando unos conocimientos que cambiaron la vida del planeta, dejando una marca imborrable en el inconsciente colectivo. Fuimos creados para servirles y una vez utilizados nos dejaron olvidados y desamparados sin rumbo ni destino, en una angustiosa y eterna deriva existencial. Desgraciadamente así seguimos, esperando que los dioses vuelvan y nos salven dándole sentido a nuestra existencia, cuando realmente deberíamos ser nosotros mismos los encargados de dirigir nuestro destino.
ResponderEliminarCreo habérselo escuchado pronunciar al gran pensador Homer Simpson o fue Bart, no sé. :)
Un abrazo.
Rapanuy...me ha gustado mucho tu comentario, y qué razón tienes. Siempre he pensado que ese Homer Simpson es un verdadero filósofo. Y mira tú por donde que también nosotros estamos hechos del mismo tejido que las estrellas, o eso dice Shakespeare en su obra La tempestad, tejido de sueños o de estrellas, algo de eso es, no recuerdo ahora.
ResponderEliminarMe has reconfortado con tu comentario, pues estaba ya un poco perdida.
Otro abrazo...
Me faltan luces y me sobran rayos...
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