No sabes por qué, pero lo sabes… sabes que está a punto de suceder algo extraordinario. En tanto el sentimiento de lo sublime puede ser despertado por objetos sensibles naturales que son conceptuados negativamente, falsos de forma, informes, desmesurados, desmadrados, caóticos… y es posible que la luna te golpee con uno de sus picos… Y cerrando los ojos te lleve por cordilleras exploradas a una tempestad que desemboca a la visión de una extensión indefinida que sugiere inquietud y muerte lenta… Y ocurre… y divagas… y meditas sobre si lo que está ocurriendo está fuera o dentro de ti. En ráfagas de segundos una bruma lo empaña todo, sientes algo parecido al pánico, la razón se difumina, el suelo se aleja, entornas los ojos y la luz de la hoguera te deslumbra, la clara oscuridad bajando por todo el centro, te abandonas en un deseo de placer… y lo deseas… y quieres… y provocas ese placer que lo deseas intensísimo… luz y ceguera en ambivalentes sentimientos, hasta que el miedo se tronca en inevitable deseo placentero… lo secreto se hace presente y se revela tembloroso…
Cuando notas que el peligro se aleja te preguntas que ha sucedido…
Y…
mientras vas abrochándote la blusa y acomodando la falda sobre tus muslos… inesperadamente unos golpes en la puerta llenan el ambiente de desconcierto.
--Es la hora del té, señorita.
Sin mediar palabras la puerta se abre.
--¡Válgame Dios, señorita! Por la radio están diciendo que el terremoto ha sido de una intensidad de 4,9.
Sorpresa tras sorpresa, creo, imagino, invento, supongo. Toc toc unos golpes me devuelven a la devastadora realidad.
ResponderEliminarAbrazos
jaja, divertido e ingenioso. Aunque 4.9 no parece demasiado. Yo diría que la protagonista ha sentido uno mucho más intenso, tal vez 8 o incluso 9 en la escala de Richter.
ResponderEliminarUn beso, Marián.
Ella seguro que andaba perdida en la luna- no confundir con el satélite que orbita como una amante obsesa a la tierra- estudiando su selenografía secreta, haciendo un picnic entre las adormideras luminiscentes de sus campos oníricos. O quizás, con la mirada fija en su contemporáneo Dunsany. Solo sabe ella…
ResponderEliminarQuizás el terremoto lo provoco la inminente fricción entre lo que estaba por ocurrir y el particular muro de Cisjordania de su realidad.
Un texto muy sensual, parece que te has querido sumar a mi té de los martes, lo digo por el final, no por la sensualidad de mis tés.
ResponderEliminarBesos.
Genial!!
ResponderEliminarNada como un terremoto para apreciar la buena vida..
Besos y buen día bella Marían
Uno necesita los temblores para tener cierta certeza... Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro de que un terremoto le indujera un placer tan extremo. Yo viví uno de 5,9 en Perú que me despertó a las 3 de la madrugada, y las paredes del hotel temblaban de tal forma que, medio dormido como estaba,creí que estaba alucinando. Si hubiera sido algo más fuerte así hubiera acabado mis días: alucinado, jajaja.
ResponderEliminarUnn abrazo.
Ester:
ResponderEliminarSon también realidades, Ester, inesperadas, por supuesto.
Abrazo.
Zavala:
ResponderEliminarEs que una intensidad de 5,9 quizás se hubiese podido convertir en una exigencia de la realidad pura...y ese no era el propósito del post, claro.
Un beso Zavala.
InfusionDeLotoNegro:
ResponderEliminarSon paseos siderales, claro, experimentos hacia lo desconocido...tratando de llegar siempre un poquito más allá...y sí, ella sabe, y más quiere saber...todos andamos buscando alguna luz que nos deslumbre.
Tracy:
ResponderEliminarYo creo que los mejores tés son los de "vis a vis" lo demás son multitudes...
Besos.
Enya:
ResponderEliminarCualquier acontecimiento extraordinario es bien recibido.
Besos, guapísima.
Darío:
ResponderEliminarLos temblores son los síntomas...no todo es un sueño.
Abracito.
moderato_Dos_josef:
ResponderEliminarQué suerte vivir un terremoto de esa intensidad. Despertar alucinando ;)
yo también quiero,ja,ja..
Un abrazo.
Subitamente la belleza tu poesia en mitad de todo lo que se derrumba...
ResponderEliminarmi beso.. siempre
Terremoto, éxtasis, explosión orgásmica,muchos imputs para un mismo output endorfinas y adrenalina desatada.
ResponderEliminarCaligrafista, siempre una catástrofe es como un despertar..te incita a agarrarte a la vida...
ResponderEliminarsiempre...siempre el beso.
ulises:
ResponderEliminarPorque como en medicina hay que agitar antes de usar...así que si ves algo que se mueve...miras cómo entrar pero sin perder de vista la salida XD.
Un terremoto de placer para sentirlo intensamente y confundir nuestro entorno.
ResponderEliminarExcelente!
...Hasta aquí han llegado las ondas sísmicas... Muy bien jugado ese giro final ;)
ResponderEliminarBesos.
HOLA, soy nueva por aquí... esta lindo tu blog, pasa por el mío, y si gustas nos seguimos, muchos besos
ResponderEliminarFeliz día
Micro relato genial. Muy bueno. Estás subiendo la temperatura del personal jajaj
ResponderEliminarBesos
Gustavo Figueroa V.:
ResponderEliminarMuchas gracias, Gustavo, por venir, por leerme y por comentar. Un beso.
Kinezoe:
ResponderEliminarAy, las ondas sísmicas...algunas más que perturbar agitan...
Muchísimas gracias, Kine, y sé que te gustan esas cosas.
Besos.
Evy LO:
ResponderEliminarMuchas gracias, Evy, bienvenida, aunque sólo sea por hacer acto de presencia.
Sonsoles:
ResponderEliminarMe encanta que te haya gustado el relatito... sólo son letras, Sonsoles, pero si causan admiración...fíjate que bien. Besos.
Hay que escribir en el idioma de los sentimientos, no en el idioma de las palabras. Y tú escribes así.
ResponderEliminarLo leí más de una vez. Y me quedó una duda. ¿Hay conexion entre los dos sucesos?
ResponderEliminarMarián, teniendo en cuenta tu expresivo y erótico texto y la belleza de los pechos y pezones de esta mujer, creo que el terremoto ha debido ser de unos 9,5 grados Richter. No es fácil que la blusa caiga con estas montañas puntiagudas que la sostienen, ni la falda, ni… Esto sólo cae ante el preludio de un éxtasis infinito, de un placer buscado, de una meditada y amorosa conjunción de sentimientos. Es un bello y espléndido relato pleno de sentimientos encontrados y sensibilidad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Marián.
Interesantes experiencias..
ResponderEliminarEl peligro, el riesgo, tiene un punto insoportablemente sexy signorina..Sin duda..
Beso
Sicilia
Manuel María Torres Rojas:
ResponderEliminarMuchas gracias, Manuel, Besos.
El Demiurgo de Hurlingham:
ResponderEliminarBueno...tú ya sabes que los personajes van a su aire. Digamos entonces que ella empezó a soñar y el seísmo llegó en pleno auge...¡y tierra trágame! y es que era la hora del té.
ANTONIO CAMPILLO:
ResponderEliminarEn primer lugar darte las gracias por tus palabras tan cariñosas. Y sí, es posible que en ciertos momentos la ropa se descoloque...y...es que hay pezones que parecen que hablan ¿verdad?
Un beso.
Sicilia:
ResponderEliminarEso es cierto; es más emocionante todo cuando hueles el peligro...
Un beso.
Los terremotos en el epicentro de la evocación.
ResponderEliminarMuy buen post.
Un abrazo. Y Feliz navidad
Semejantes pechos detrás de la puerta (con razón el terremoto).
ResponderEliminarMás que un sismógrafo deberían instalar un orgasmómetro.
ResponderEliminarUna entrada muy bien urdida.
Saludos.
Albada2:
ResponderEliminarMuchas gracias, eres muy amable.
Felices Fiestas para ti también.
Abracito.
mailconraul:
ResponderEliminarBueno sí, me gusta que las imágenes vayan en consonancia con el texto.
Nómada planetario:
ResponderEliminarjajajaja... ay, los orgasmos...
y gracias por lo que dices sobre la entrada.
No hay aparato que mida ese temblor, ¿eso del 4,9 era para no llevar al aprobado?
ResponderEliminarUn beso muy fuerte.
Ángel Iván:
ResponderEliminarJajaja, no hay aparato para medir esos temblores...pero ese temblor...cuando lo notas te olvidas de todos los medidores...
Un beso.
Excelente final…!!!
ResponderEliminarAbrazos Marián.
Ceciely:
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte y leerme.
Un fuerte abrazo.