domingo, 9 de diciembre de 2012
Virus malicioso...
Ayer recibí una carta. Una carta de esas que ahora se escriben por la vía e-mail. Y me hizo mucha gracia porque en realidad a mi esas cosas no me afectan. Ya estoy curada de espantos. En dicha carta se me pregunta que qué hago yo para escribir así, como escribo...con esa admirable sencillez para exponer temas tan sumamente complejos. Y la verdad es que no tengo ni idea. Escribo y punto. No hay más. Después sigue la carta hablando de estilos, reglas gramaticales, licenciaturas y así por el estilo. Lo único que se me ocurría era reírme. Y su actitud me recordó aquel cuento infantil del ciempiés. Seguro que lo recuerdan. Pero para demostrar a éste caballero (sí, es un hombre) de que yo soy así de sencilla y que escribo como me sale de dentro; sin saber cómo ni por qué lo hago, simplemente escribo porque sí, les contaré un cuento:
Érase una vez un ciempiés. Cuando bailaba, todos los animales del bosque se reunían para verlo. Y todos quedaban muy impresionados por el exquisito baile. Pero para algunos animales, como por ejemplo el sapo, fue motivo de envidia; el sapo estaba enfermo de envidia. Y tampoco podía decir que él no bailaba sencillamente porque no quería; decir algo así no tendría ni pies ni cabeza. Así que empezó a idear un plan diabólico. Se sentó y se puso a escribir una carta al ciempiés: Querido e inigualable ciempiés: Soy un devoto admirador de tu maravillosa forma de bailar. Me encantaría aprender tu método. ¿Levantas primero el pie izquierdo nº 78 y luego el pie derecho nº 47? ¿O empiezas el baile levantando el pie izquierdo nº 23 antes de levantar el pie derecho nº 18?. Espero tu contestación con mucha ilusión. Atentamente, el sapo.
El ciempiés estuvo varios días después de recibir la carta, pensando en lo que realmente hacía cuando bailaba...
El ciempiés no volvió a bailar jamás.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Seguro que no te pasa como al cienpiés Marián y continúas con tu baile de palabras. Cada cual escribe como puede, ¿de qué depende?, de su experiencia, de la sensibilidad, de las lecturas, de su imaginación, de su mirada, de su oído, de su curiosidad, sus puntos de interés, de su inteligencia,... tantos factores singulares producen textos y estilos diferenciados, personales y variados, casi tantos como la cantidad de autores. Esa variedad es la riqueza y la vitalidad de la literatura. El sapo nunca podrá bailar como un cienpiés, que aprenda a bailar como los sapos.
ResponderEliminarUn beso!!
La explicación de la espontaneidad y frescura de una realización, sea cual sea, es innecesaria. Se posee y punto. Las habilidades innatas son inexplicables. Así que, pensando detenidamente en la técnica, sintaxis y otras peculiaridades de la escritura, debo pensar que son méritos que pueden echarse sobre lo escrito pero no lo necesario para hacerlo. Un texto técnicamente perfecto puede carecer de imaginación, imprescindible para el lector y un texto espontáneo puede poseer tal capacidad de ensueño que sea tan encantador como atractivo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Marián.
Como me dijo alguien hace poco “a partir del post número tres mil empezarás a coger el truco a todo esto” xD
ResponderEliminarMe ha gustado el cuento. Estamos rodeados de sapos.
Besos.
El ciempiés debería seguir bailando como siempre lo hizo. Y que se olvide de técnicas, sapos y demás historias. La envidia es muy mala. Anhela el sapo lo que nunca podrá conseguir.
ResponderEliminarCien besos.
Claro recibir una carta asi inhibe, y luego Marian ya no volverá a escribir, porque siempre estará pensando en la carta que le dice que lo hace bien y cuando lo haga dudará de si está bien o no... y luego de la duda asalta la creatividad....
ResponderEliminarno sé saco conclusiones del cienpies....
mi beso.
yo a lo sumo me creo lo de que los sapos puedan convertirse en príncipes...lo demás es desvarío
ResponderEliminarZavala:
ResponderEliminarEn realidad es algo muy extraño. Se escribe como una necesidad, como sacar algo de dentro para exponerlo afuera, no se trata de aclarar las ideas a nadie ni hacer proselitismos. Se escribe por placer, como un juego, algo inevitable que resulta gratificante. Sólo eso.
Un beso.
Antonio Campillo:
ResponderEliminarSe suele decir, o los escritores lo dicen a menudo, que una vez que escriben sus textos, la interpretación pertenece a quienes los leen. Lo de empezar a analizar la estructura y su calidad literaria es más bien para expertos. No sé, yo lo hago como un divertimento. Y lo más gratificante de todo es leer comentarios como el tuyo, Antonio, aprendo mucho leyendo tus explicaciones, y eso para mi es lo más.
Un beso.
Rorschach:
ResponderEliminarSí, lo leí, te lo dijo una admiradora tuya. La frase te encantó: "a partir del post número tres mil empezarás a coger el truco a todo esto". No te lo dijo exactamente así, pero sí.
Me encanta que te haya gustado el cuento, Rors, ya sabes, versión propia.
Un beso.
Kinezoe:
ResponderEliminarSí, jajaja, ¡qué mala es la envidia¡ pero ya sabes, como dice la canción de Serrat, cada loco con su tema
Cien besos, y otros cien más de los míos.
Elcaligrafista:
ResponderEliminarJajaja...¡eres genial¡ es tan fácil convencerme de cualquier tontería ¿verdad? jaja..
Tú saca conclusiones...y piensa que también los ciempiés se pueden lesionar un tobillo...en caso de que los tengan, claro.
Mi beso.
Plebeyo Sir:
ResponderEliminarEn lo que tienen los sapos, que con un nombre tan feo, son tan literarios...
El sapo tendrá otras cualidades, no sé para qué quiere bailar. Y el ciempies, mejor que no deje de bailarrrrrr!!!
ResponderEliminarCómo explicar tu peculiar modo de respirar, de sentir, de vivir, de escribir...
ResponderEliminarYo debo bailar como el culo, por que ni los sapos me hacen palmas. XD
ResponderEliminarSimpático el cuento, y muy revelador.
Un besazo sin parafernalias ni correcciones. ;)
Que los sapos y los cienpies hagan lo que quieran, que los estilistas critiquen y los escritores, escribidores o lo que seamos los que nos gusta usar la palabra escrita, escribamos, con las tripas, con el alma, con la mente... y ya está ¿no?
ResponderEliminarBello blog, muchos saludos
Se escribe porque sí. Como también se respira. Un impulso lleva a expresarlo de algún modo. Y se siente y se sufre y duele como una parición. y está muy bien que lo sigas haciendo y a la vez compartiendo. Y bien o mal, uno es lo que es. Y siempre es mejor. Besos.
ResponderEliminarYa lo dejas claro y patente en tu presentación:"No hay más realidad que la que tenemos dentro...".
ResponderEliminarY así es y debe ser, exponemos lo que somos,tenemos y queremos dar. Y al que no le guste que mire para otro lado.
P.D. Hay gente que sólo se siente feliz, desacreditando a su prójimo. Tan triste como real.
Saludos
Dario:
ResponderEliminarCada cual con arreglo a su naturaleza. El sapo también tiene su magia en los cuentos...así que cada uno a lo suyo.
Pilar:
¡Cómo explicarlo, Pilar!
Así es.
La susodicha:
ResponderEliminarBueno...eso suena a sarcasmo, sin ánimo de ofender me ha parecido. Sabes de sobra que escribes divinamente, por decirlo de forma coloquial. Te aseguro que a mi siempre me dejas con la boca abierta. Quizás lo que nos pasa contigo es que nos intimidas, hacer un comentario a la altura no es tan fácil.
Un besazo y un aplauso lleno de adomiración.
Mirella S.:
Así es, cada uno a lo suyo. Escribir como te lo pida el cuerpo y el alma, hacerlo por placer y ya está ¿no?
Salidito.
Javier F. Noya:
Que es verdad, Javier. Se escribe como una necesidad, como cuando tienes sed y bebes agua...lo haces porque es inevitable.
Besos.
hel·lènic:
ResponderEliminarYo también creo que algo de eso hay...que personas que en vez de mirarse a sí mismas tratan de desprestigiar a su prójimo. Mi lema es: quiérete a ti mismo, porque cuando más te quieras tú, más vas a querer a los demás. Principio evangélico: "ama a tu prójimo como a ti mismo"
Saludos.
P.D. A mi también me gusta mucho eso que dices en tu información sobre ti. Esas palabras de Borges, que también las dices tú...y esos intereses...me ha gustado mucho lo que has escrito ahí...ese poeta, Wordsworth, que no perdía la visión de la belleza en el recuerdo...
¿Recuerdas?..."Admiróse un portugués/ de ver que en su tierna infancia/ todos los niños en Francia..." Pues eso...
ResponderEliminarAnda, anda....mi querido Manuel...
ResponderEliminarjajaja...
;-)
Besazo.