El reo se encontraba sumido en un estado de semiinconsciencia. Entornó los párpados y exhaló un suspiro al aire viciado de la celda. Faltaban unas horas para ser ejecutado. El doctor le midió las pulsaciones y el ritmo cardiaco. Con un movimiento de cabeza afirmó que las constantes vitales estaban dentro de lo normal. Otro individuo, con aspecto elegante, hizo acto de presencia. El reo hacía mucho tiempo que no veía a un tipo tan apuesto. Era el maestro de ceremonias, y le entregó un catálogo con todos los pasos que tenía que dar para disfrutar al máximo de sus últimas horas.
En el patio ya se había preparado un lugar engalanado con todo lo necesario para éste particular evento, que sólo él disfrutaría. En su última cena podía pedir exquisitas nécoras procedentes del Norte Cántabro, lubina salvaje a la sidra con langostinos, faisán asado con oporto y trufas, y todo ello aderezado con aromáticos vinos a la carta, incluso podía pedir un Vega Sicilia ¿por qué no? Estaba en su derecho constitucional, pedir un vino excelente por sí solo y que no necesita de ese largo desfile de adjetivos que suelen esgrimir los sumillers...Y para concluir frutas exóticas traídas ex proceso para estos eventos.
Horas más tarde, absorto aún y sin poder salir de su desconcierto, lo sacan al patio. A una considerable distancia quedan los escoltas para que se encuentre a gusto frente a esa insólita mesa engalanada.
Y mientras degusta los exquisitos manjares, en la densa noche, tras una nube asoma la Luna, y ahí, sobre su cabeza, brilla con todo su resplandor. Y si tú lo deseas--le sopla la diosa Luna--te haré el amor. Sentirás la felicidad plena...y le besa la Luna con un beso azul tan largo...que a punto estuvo el reo de visitar la enfermería de la Penitenciaría...
Y, en efecto, fue la felicidad plena en la última cena; la felicidad nunca soñada por el reo condenado a muerte. Esa felicidad que a cualquiera de nosotros nos espera en algún sitio...a condición de que no vayamos a buscarla...
Menos mal que aquí no contemplamos la pena capital.
ResponderEliminarSí, menos mal.
ResponderEliminarCreo que el USA hasta esa cena no puede superar un precio que da para un filete o algo así -seguramente algo más elaborado-, no creo que les dejasen saborear tan ricos bichos (estoy salivando, de veras).
ResponderEliminar¿Qué delito cometió? ya se que no es importante pero por saber como afronta esa pena capital antes de que lo besase la Luna.
Un beso y estoy con los dos comentarios anteriores, menos mal que no tenemos pena capital aunque nosotros nos suicidemos solitos haciendo otras cosas.
Un besote.
El relato es excelente.
ResponderEliminarPero me trae a la mente, haber visto a un alcalde de Texas, defendiendo su derecho a ejecutar gente.
Irà al infierno, eso es seguro.
Un abrazo.
En ocasiones la vida se nos pasa en ese estado, en la semiinconsciencia y en la creencia a la vez de que todo esta como debería de estar… Y un día, también en ocasiones, todo eso da un terrible vuelco y nos muestra cuan sorprendente y maravillosa puede resultar la vida… Y también cuanto de fugaz, de breve y de volátil… La felicidad existe, porque como muy bien has descrito apenas precisa de cuatro cosas naturales (nécoras, langostinos, faisán y trufas por ejemplo) exentas de florituras pero de buena calidad (como un Vega sin márquetin) y por supuesto alguien al lado que le de valor a todo aunque solamente sea durante el tiempo que dura un beso de la luna…
ResponderEliminarNo, no se debe de andar buscando la felicidad, pero no debe uno agazaparse demasiado a esperarla, tal vez el escondrijo no tenga ventanas y la luna pase una noche tras otra sin fijarse…
Un hermoso texto, un beso.
Y cuando estaba saciado, simplemente se marchó. Quizás tan solo abotargó los sentidos para acometer dormido el último trance, ante la única misericordia real, la de la muete, vestida de luna para la ocasión.
ResponderEliminarEl hombre de Alabama:
ResponderEliminarSí, menos mal...
Dante:
Sí, claro, pero también nos perdemos esa cena exquisita...jajaja, es broma.
Ángel Iván:
Jajaja...salivando, eh? Pues no sé el delito, pero el hombre parece que estaba algo atontado ¿no?
¿Es cierto, Ángel, que tampoco lo de la última cena es verdad?...pues no sé, entonces es puro marketing bananero...
Un besote.
El Gaucho Santillan:
Muchas gracias, Gaucho, me alegra que te haya gustado.
Sí, ese alcalde de Texas se merece lo peor. Así que el infierno no creo. Sería un premio ¿no?
Un abrazo.
bandit:
Pues fíjate, bandit, que putada...es como decirte, todo esto te lo vas a perder...Y la luna siempre haciendo de las suyas... y sirve además a muchas metáforas...
Gracias, bandit, por alabar el texto.
Un beso.
Pilar:
Es que ese final tiene muchas interpretaciones...y todas tienen su enjundia...jajaja...;-)
Un abrazo.
Un goce pleno, absoluto...y "dopo morire". No es un mal plan de vida. Besos, un final enternecedor.
ResponderEliminarHola, Javier ¿Qué tal estás?...yo bien, ya sabes, aquí con mis elucubraciones varias...
ResponderEliminarBesos.
Dicen que tendemos a sobrevalorar la felicidad. Y la prueba está en que cuando conseguimos aquello que deseamos, pasado un tiempo, volvemos a nuestro nivel habitual de felicidad/infelicidad. Yo creo que la verdadera felicidad es la que va intrínsecamente unida a nuestra persona. Quizá por eso, buscarla fuera es poco fructífero...
ResponderEliminarMuy visuales tus relatos, Marián. Tienes una gran capacidad comunicadora. Y siempre, siempre, nos haces pensar...
Besos.
por qué no?
ResponderEliminarpor qué no buscar algo que nos pertenece?
por que no ser feliz y morir en el intento?
es mejor un día más de vida, en la seguridad que el siguiente será gris y sin esperanza?
yo buscaría mi derecho a ser feliz aunque me costara la vida
Kinezoe:
ResponderEliminarPues parece que es cierto que la felicidad es algo poco concreto.Dicen que es un estado de ánimo y por tanto poco estable...Dicen que son momentos nada más. Lo absurdo de todo esto es que esa felicidad a veces te llega muy a destiempo...
Y muchas gracias, Kine, tú siempre acariciando mi ego con tus palabras.
Besos.
Javier:
ResponderEliminar¿La vida nos pertenece, estás seguro? si es así, y no es un azar, ¿por qué tanta lucha por seguir viviendo si es algo que nos pertenece?...
No sé... siempre me estoy preguntando cosas, porque no estoy segura de nada...
A Quien Pueda Interesar…
ResponderEliminarTaller Literario Personal.
Pronto !
anuar bolaños:
ResponderEliminarPues sí.
Hablaremos.
Hasta pronto.
Saludos.