..

..
Es preciso llevar algún caos dentro de sí para poder engendrar estrellas danzarinas. Nietzsche.

..

..
No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Hermann Hesse.

.

.
¡¡Déjame con la boca abierta!!

.

.
Si la personalidad humana no adquiere toda su fuerza, toda su potencia, entre las cuales lo lúdico y lo erótico son pulsiones fundamentales, ninguna revolución va a cumplir su camino. Julio Cortázar

domingo, 26 de septiembre de 2010

Vida y arterias


Mi cardiólogo y amigo entrañable, me recuerda con insistente frecuencia, de que no es nada saludable que cruce tanto las piernas, que es malo para el corazón. Que ese cruce de piernas, que por otra parte, tanto me favorece, puede entorpecer la circulación sanguínea. Cada vez que me lo dice nos reímos; él por ser consciente de que los hombres no pueden estar a dos cosas a la vez, y yo que sí puedo, pero que opto por el cruce de piernas obviando todo ese rollo del corazón y la sangre.

Solemos quedar para tomar el primer café de la mañana en un emblemático sitio de la ciudad. Es ideal para charlar con algo de intimidad. Posee varios ambientes y estilos arquitectónicos, algunos de inspiración mudéjar que es un recreo para la vista.

Él es el primero en irse. Yo me quedo un ratito más. Y ya más relajada, sin tener puesta mi atención en mis extremidades inferiores, pues para mi tener un hombre atractivo cerca me desconcierta un poco, y mi cardiólogo lo es; atractivo y mucho, y no es que me preocupen demasiado mis taquicardias, pues los dos sabemos de qué se trata.

Y me quedo sola conmigo misma, que es como decir ensimismada. Me gusta quedarme así, pensando, y bajar a las aguas de mi río. Sentirme relajada pero alerta. Sentir a la niña que llevo dentro; a esa loca que con un gesto oculto y personal me toca con sus deditos la frente y me hace sentirme tranquila. Es un instante placentero. Sólo un instante. Y en infinidad de momentos en un día trato de salir de mi misma y contemplarme con objetividad. Es mi ejercicio habitual: ensimismarme y salir de ese estado. Es algo que hago sin mucho esfuerzo, casi por inercia, es como un vicio adquirido desde hace mucho tiempo y difícil de erradicar. Y lo que decido en momentos así es dejarlo todo en Stand by y atender al ruego de la niña que me tiende la mano con gesto malicioso y quiere engañarme, pues quiere que juguemos a que yo soy escritora, así que saco a pasear mis ojos y mi mente para ver lo que se cuece a mi alrededor, por si puedo extraer de mi contemplación alguna idea interesante.

Cuando por fin, algunos días, consigo desarrollar alguna idea, intento plasmarla en cualquier cosa que tenga a mi alcance; una servilleta de papel, un sobre de azúcar ...anoto lo más esencial, con mano temblorosa no lo niego, y me digo: más tarde lo desarrollo y cuando lo tenga lo puliré. Pero para cuando llega ese momento del "pulido" casi todo se ha convertido en humo. Apenas si queda, cuando queda, una especie de esqueleto que cuando trato de recomponer se convierte en un montón de ceniza. Ese es el proceso de mi "creación".

Y muchas horas más tarde, ordeno cerrar los ojos a la verdad y me retiro a mis aposentos, momentos necesarios para el reposo del cuerpo, y en un estado parecido a un duerme vela, veo imágenes que me quieren transmitir algo. Escenas a veces escabrosas y sin sentido. Supongo que ése es el resultado del proceso de dejar la mente en blanco y que acuden a ella como impactos subliminales con los que no había contado pero que están ahí: en el lado oscuro.

Así funciona mi cabeza, siempre tratando de "inventar" vidas de papel para ser contadas. Para convertirlas en historias, cuentos, relatos. Y siempre son historias de corto recorrido y tan cotidianas que resultan simplonas y vacías de interés.

Ahora me estoy planteando explorar a fondo el lado oscuro de ese proceso neuronal que me muestra con toda crudeza escenas caóticas, crueles y que me provocan espanto, pero que creo que cuando crezca un poco más y madure, quizás sea capaz de manifestarlas.

Todo este verano lo he pasado dándole vueltas a la noria de mi imaginación. Algunas veces me digo: ¡lo tengo¡. Y cuando voy a morderlo, a hincarle el diente, una vez más se diluye. Es como el Eterno Retorno. Es como ese clásico juego de la Oca, caigo en alguna desventura y vuelvo a la primera casilla. Es como un sueño recurrente, o tal vez algunos lo llamarían pesadilla. Tomaré nota de ello para debatirlo con Allen ...procuraré que tenga bien cargadas las pilas y a mi me las cargará él con sus argumentos, que estos últimos días le he notado bastante cañero.

Mi cardiólogo nada sabe de este secreto; de éstos juegos con la niña ni de esas divagaciones con Allen, ni de la cajita de cristal que tengo enterrada como un tesoro. Quizás él también tenga sus tesoros ocultos. Yo tengo este: el de escribir, y gracias a Internet lo hago sin pudor y sin miedo a la censura. La niña me ha recordado que no se es una verdadera escritora hasta que alguien compre lo que escribes. Qué resabiada se pone la niña, a querido emular a Holly diciendo esa misma frase a su amigo Paul, el escritor que quiere ser reconocido como tal en "Desayuno en Tiffany´s". Pero ni yo soy Holly ni esto es Hollywood. Y me gusta ésto, porque le puedo dar todo el misterio que yo quiera ...A veces pienso en lo que ahora escribo y en lo que podría llegar a escribir. Mi corazón late, primero al paso, después al trote y más tarde al galope. El estetoscopio registra el ritmo de los latidos y mi cardiólogo toma nota. Parece satisfecho con mis alteraciones. Yo le sonrío mirándole a los ojos, pero nunca le diré con quién le pongo los cuernos.

24 comentarios:

  1. Hace mucho tiempo que no leía algo tan cautivador, y no lo digo por dar coba.

    ResponderEliminar
  2. Ni te imaginas, Pilar, el subidón que me has dado...pues ahora mismo estaba pensando, tanto cruce de piernas y al final,¿no me habré abierto demasiado?.
    Muchísimas gracias.

    Un beso, Pilar.

    ResponderEliminar
  3. Tú dí que no, y sigue, sigue, que una estampa sólo refleja parte.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado.
    Por favor, que la inspiración te pille siempre con un trocito de papel y algo para escribir, tus palabras me llegan.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Los cruces de piernas son malos para el corazón...sobre todo para el corazón de los hombres...

    El Juego de la Oca al que sometes a tu creación me parece magnífico. Avanzas y retrocedes en esa inevitable montaña rusa que son las palabras, las musas, la imaginación ( y a ti no te falta de eso). No te importe caer en la casilla que te devuelva al comienzo, habrás hecho acopio de una experiencia de camino recorrido que, cuando lo vuelvas a recorrer será más fértil. Yo no tengo ninguna duda de que eres campeona en el Juego de la Oca pero...si juegas con Allen, no permitas que te haga trampas...

    Muy buena reflexión del proceso creador del escritor.

    De beso a beso y tiro porque me toca.

    ResponderEliminar
  6. Después de la tormenta siempre llega la calma, que por suerte, suele ser el estado normal de las cosas. ¡Siempre y cuando no haya un cruce de piernas por medio que lo altere! :)

    Interesante descripción del funcionamiento de la mente femenina.
    ¡Ah! Y cuidado con el lado oscuro, mi joven Padawan.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. "Voy de anónimo"...
    Mi comprensión no te alcanza, ¿Puedes repetir?.


    María...
    Gracias por tus cariñosas palabras, escribir y que guste a alguien es muy gratificante. Me voy a armar con un Moleskine y un buen boli...gracias por el consejo.

    Un abrazo.


    Marisa,que nos guste leer y escribir y reflexionar, eso no creo que nos reste encanto para seducir. Cada momento tiene su punto y cada día su afán...

    Gracias, Marisa, por tus acertados comentarios que tanto me gustan.

    Besos y más besos.


    Rapanuy,ya me conoces, y sabes que todo nuevo conocimiento me emociona. Y no me canso de decirlo; mi disfrute es aprender cosas nuevas. Es la emoción de caminar, de ir salvando enredos y contratiempos...en definitiva, es el camino y no la meta lo que me mola. Es el Conocimiento el que me enamora...y sé que es un tirano, pues cada día me pide más.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Me reconozco en varios pensamientos de los que describes tan bien, en tu relato.
    Me encanta esos momentos de ensimismada soledad en compañia o a la espera de las benditas musas.

    Gracias por venir a seguirme y así descubrir tus palabras.


    Un abrazo Marian

    ResponderEliminar
  9. A sus pies bella dama, no se lo que recomiendan los cardiólogos pero este humilde caballero jamás y allende los mares vió un cruze de piernas más sensual y exquisito que el de vos.

    Un verdadero encanto

    ResponderEliminar
  10. ........Quizás entendió mal las indicaciones de su cardiólogo y lo que quiso decirle es que era malo para suuu corazón ver semejante exquisitez.

    Mis respetos señora

    ResponderEliminar
  11. Que de vez en cuando cruzarse y descruzarse de piernas no viene nada mal para el porvenir (nuestro y de los otros!). Lindo blog señorita, me tendrá más seguido por acá...

    ResponderEliminar
  12. Hola Marian, gracias por tu visita y tu seguimiento. Y no olvides que el de la escritura es el único esfuerzo relativo en el que uno es capaz de prosperar sin que tenga importancia la frecuente decepción con la que contemplas lo escrito. Yo reflexione sobre ello y caí en la cuenta de que aunque el resultado no fuera el esperado, tampoco ha sido el temido.

    ResponderEliminar
  13. Es un texto bueno Marian y así leido un perfecto esbozo de relato.

    ResponderEliminar
  14. Anónimo10/01/2010

    Una entrada muy interesante. El cruce de piernas no es nada bueno, sobre todo si uno es cardiólogo.

    Un verdadero placer

    ResponderEliminar
  15. Merce: ¡ay¡...las musas...tan esquivas y caprichosas ellas. Se suelen esconder donde menos se las espera.
    Gracias por venir y gracias a ti también y por tu blog.


    KKovaKK: Muchas gracias, caballero. Pero no se crea usted que es tan gratificante tener unas piernas así. Una llega a sentirse todo piernas, todo cuerpo. Ya sabe.
    Y conversar con gracia y con sentido del humor también puede ser muy seductor, ¿no le parece?
    De todos modos, sentirnos vivos y sentir los latidos del corazón no creo que sea mal síntoma, ¿verdad?

    Gracias por la visita, caballero.


    Amor primario: Gracias por los elogios y por ese propósito de seguir viniendo, gracias. También usted tiene un lindo blog.

    ResponderEliminar
  16. Capitán Tormentas:
    Muchas gracias, capitán por tus cariñosas palabras que me dan ánimos para seguir escribiendo. A veces es como una necesidad que no tiene mucho sentido, pero se calma el gusanillo, y de tropiezo en tropiezo quizás surja algo medianamente "leíble"
    Un saludo.


    Jcaguirre:
    Gracias por tus palabras, amigo.


    Mistral: Los cardiólogos también son seres humanos...no son de piedra...pero es cierto que el saber produce más inquietudes.
    Verdadero placer el mio, caballero.

    ResponderEliminar
  17. Me he encontrado tu enlace entre mis favoritos, de modo que me he interesado en averiguar quien se ha molestado en añadirme como amiga sin yo haber comentado antes en su blog... estas cosas de las publicaciones: solo comento si antes me comentas tú...

    Bien, mi sorpresa ha sido muy grata al descubrir el modo de transmitir tus ideas, tu estilo y tu claridad al escribir precisando al detalle tus impresiones y sensaciones. También tienes de amiga a Marisa y a José Alfonso (Voy de anónimo...), por tanto, eso añade puntos o caché a tu excelente relato. Me ha gustado mucho: el cruce de piernas (inmediatamente las he estirado), la niña que te inspira para escribir, la posibilidad de internet y tu secreto compartido con extraños.

    saludos.

    ResponderEliminar
  18. lemaki:
    Tú también te expresas con mucha claridad. Y no te preocupes por las referencias, eso es secundario.
    En cuanto a lo de estar conectados, todos lo estamos, esto es una red...y más que lo vamos a estar. Ya verás.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  19. Pensaba que mi cabeza no podria quitar de mi retina la imagen del cruce de piernas de Sharon Stone, pero has conseguido que tu cruce de piernas me pareciese más seductor y tangible.
    Un besote y feliz semana.
    Atchisssss.

    ResponderEliminar
  20. Hola Marián, es evidente que tras ese cruce de piernas hay algo más que lo que dices sentir,l@s que se sienten solo piernas y cuerpo, no son capaces de escribir estos pequeños relatos con tan esxquisita,y seductora íronia siga usted tan sutilmente los latidos de su corazón para deleite de los que la seguimos.

    Mis respetos y admiración

    ResponderEliminar
  21. ¿ Por cierto, solo con por la música oír la música de fondo que con tanto gusto ha puesto merece la pena acercarse a usted.

    Mis respetos Marián

    ResponderEliminar
  22. Tu cardiólogo tiene mucha razón, ya ves, los hombres no colocamos fémur sobre fémur, si no tibia y peroné sobre el fémur. claro que nuestras piernas ademas de ser de otra forma , tienen pelos, esas piernas que
    acompañan a tu entrada un poco desconsideradamente están controlando toda mi atención. Tanto es así que con falta de concentración, ya no se a que post estoy comentando.
    Un beso

    ResponderEliminar
  23. Lamento que hayas tomado mi comentario como una falta de control.Siento no haberme sabido expresar""controladamente"·
    ¡mis disculpas!.

    ResponderEliminar
  24. Ja, ja, ja.

    ¿Sabe?, creo que usted cruza las piernas con un estilo inquietante. Bravo. Pobre cardiólogo, que no sabe hacer más de una cosa a la vez, y que seguro que apartar los ojos no puede... Eso ya es una cosa: ¿podrá atender al mismo tiempo a la conversación? Porque sospecho que tan cruce de piernas es, como el otro cruce, y tal vez mucho más y mejor.

    Complicado atender tanta cosa para un hombre, ¿no? :P

    ResponderEliminar

Ni aún el genio más grande iría muy allá si tuviera que sacarlo todo de su propio interior. Goethe.