Me fascina verlos discutir. Los dos son pareja y son mis amigos. Son el no va más. No se entienden...pero se entienden...yo ya me entiendo. Llevan con la misma conversación, cantinela, dice él, inacabada más de seis años. ¡Y no se cansan¡ Sinceramente, yo creo que es una estrategia de él para sacar a flote el lado oscuro de ella...Y ella dice que él le pone de los nervios. Creo que están hechos el uno para el otro.
Esta es más o menos la conversación que empiezan y nunca terminan desde hace más de seis años: ¡Escuchen¡
Ella--No me comprendes.
Él--Es que tienes la puta manía de pretender que te entienda cuando no sé de qué coño me estás hablando.
Ella--Ya, y por eso respondes por responder, al tuntún.
Él--Mira, no me jodas, estoy hasta los cojones de estos diálogos absurdos.
Ella--¿Sí? Pues la culpa es tuya. Nunca concretas nada. Tus conversaciones siempre van intercaladas de silencios, de hilos colgantes, de escenas cortadas...
Él--¡Ya estamos¡ No empieces con tu verborrea absurda, con ese tono literario, con esa pretensión de querer hacerte la erudita. A mi no me engañas.
Ella--¡Vete a la mierda¡
Él--¿Ves? Cuando no sabes que decir recurres al insulto.
Ella--¡Que te calles¡ Que no quiero seguir con este rollo tuyo.
Él--Vale. Pero que sepas que lo tuyo es estar dando siempre por saco.
Ella--Y dale...¿Tú eres imbécil o qué?
Él--Mira, que te den.
Portazo estrepitoso.