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Es preciso llevar algún caos dentro de sí para poder engendrar estrellas danzarinas. Nietzsche.

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No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Hermann Hesse.

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¡¡Déjame con la boca abierta!!

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Si la personalidad humana no adquiere toda su fuerza, toda su potencia, entre las cuales lo lúdico y lo erótico son pulsiones fundamentales, ninguna revolución va a cumplir su camino. Julio Cortázar

martes, 12 de julio de 2016

La batalla


Habíamos agotado todas las palabras del amor.
Callamos entonces.
Un silencio profundo se extendió entre nosotros
como entre dos ejércitos dispuestos para la batalla.

Y libramos la más grande batalla de amor.
El ruido de los sables estaba en nuestra boca.
Los suspiros de los moribundos en nuestros estertores.
El estruendo de los carros de guerra ardía en las arterias...

Y te conservé,
contra mí,
como un estandarte destrozado.....


"La batalla", poema árabe de autor anónimo
Traducido de la edición francesa de
El jardín de las caricias,
De Fanz Toussaint

sábado, 2 de julio de 2016

El vaso de agua


El salón de actos estaba a rebosar para escuchar la conferencia. El ponente poseía ese carisma que no se compra con nada: se tiene o no se tiene. A juzgar por la cara de embobados de todos, sin contar a las mujeres...que eran más del cincuenta por ciento, y que se mostraban con la boca abierta y los ojos semientornados...el conferenciante supo que tenía al público en sus manos. Y sin mucho preámbulo entro de lleno al asunto. Decía que hay dos tipos de problemas, los que tienen solución y los que no. Y que por ninguno había que perder el sueño: los que tienen solución es cuestión de solucionarlos; y los que no de asumirlos, pues no son problemas sino circunstancias.

Después de mirar con cierta parsimonia a los concurrentes, tomó el vaso de agua que tenía en la mesa, y que estaba medio lleno, y lo mostró al auditorio con el brazo en alto. Todo el mundo esperaba la pregunta: "¿Está medio lleno o medio vacío?". Sin embargo preguntó: "¿Cuanto puede pesar?". Hubo algunos murmullos y cabezas juntándose  buscando respuestas. Y estas variaron entre 200 y 250 gramos...

El conferenciante, esgrimiendo una sonrisa y, con su habitual encanto, dijo: "El peso absoluto no importa, sino el tiempo que lo sostenga. Si es un minuto, no es problema; si es una hora, me dolerá el brazo; si es un día, será mejor que vaya al médico. El peso del vaso no cambia, pero...cuanto más tiempo lo sostenga, será más pesado y más difícil de soportar". 

Y continuó: "Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más, te empezará a doler la cabeza, y si piensas en ellas todo el día, acabarás paralizado, incapaz de hacer nada".

Los aplausos retumbaron por todo el salón, y cuando algunos empezaron a levantarse entre bravos y vítores, y antes de que las féminas se precipitaran hacia el admirado conferenciante, el ayudante que las había convocado empezó a repartir sendos catálogos con espléndidas fotos del atractivo "ponente imponente". Cosa que este aprovechó para desaparecer tan repentinamente como había aparecido. Y es que rodearse de misterio es  esencial para impregnarse de carisma...