A veces el Tiempo desobedece las reglas que hemos inventado para él. El testigo de un accidente de tráfico experimenta el tiempo de forma muy peculiar. Escucha el chirrido prolongado del frenazo y un grito interminable mientras que una bicicleta choca contra un automóvil. El ciclista sale volando por los aires y parece flotar y dar vueltas por encima del coche antes de atravesar el parabrisas, destrozándolo. El peatón se encuentra de pronto volviéndose lentamente para telefonear a una ambulancia. Las estridentes luces azules tardan siglos en llegar, pero finalmente el médico de urgencias diagnostica que tanto el ciclista como el conductor están arañados aunque ilesos, y el peatón se da cuenta de que toda esta compleja coreografía a cámara lenta se ha completado en tan sólo unos segundos: el conductor y el ciclista ilesos, la ambulancia que llega, el parabrisas destrozado, el ciclista por los aires, una bicicleta que choca contra un automóvil, el chirrido del frenazo, el grito estrepitoso y el peatón llamando por teléfono.
Ottessa Moshfegh: «Cuando el lenguaje es potente, la relación con el texto
es más interesante»
-
Acompañada por sus editoras de Alfaguara y Angle, María Fasce y Rosa Rey,
respectivamente, en su primera visita a España, la novelista ha hablado de
la n...
Hace 1 hora