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Es preciso llevar algún caos dentro de sí para poder engendrar estrellas danzarinas. Nietzsche.

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No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Hermann Hesse.

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¡¡Déjame con la boca abierta!!

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Si la personalidad humana no adquiere toda su fuerza, toda su potencia, entre las cuales lo lúdico y lo erótico son pulsiones fundamentales, ninguna revolución va a cumplir su camino. Julio Cortázar

lunes, 29 de septiembre de 2014

Sus globos oculares rotan hacia el interior para escanear el cerebro


Secuencias
Y
Con
Secuencias

Poniendo los puntos sobre las ies.
“Golpear” es en la vieja jerga teatral “ver”.

Las flores recolectadas por Ofelia; mandrágoras y orquídeas… lo cual era inquietante… pues este comportamiento alarmaba aquel entorno suyo tan puritano. Algo para volverse loca…

Orqui…(prefijo) algo que hace referencia al órgano reproductor  del hombre indicando semejanza. Flores zigomorfas que cuando maduran aparecen invertidas con respecto a su posición original, pues su eje ha dado un giro de 180º grados. (Orquídeas).

Mandrágoras. Eran como un afrodisíaco potente y estimulante sexual, así como amuleto para la buena suerte en los asuntos de amor.

Génesis 30:16
Y cuando Jacob vino del campo por la tarde, Lea salió a su encuentro y le dijo: Debes llegarte a mí, porque ciertamente te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo (que había encontrado en el campo). Y él durmió con ella aquella noche.

Cantar de los Cantares 7:13
Las mandrágoras han exhalado su fragancia, y a nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas, tanto nuevas como añejas, que he guardado, amado mío, para ti.

(A veces descubrir es más útil que inventar…)


domingo, 21 de septiembre de 2014

Prefiero discutir contigo que hacer el amor con otro


Cuando pienso en todas esas vidas de ficción, en todas esas comedias denominadas románticas, todos esos líos, enredos y circunstancias… todas esas trifulcas… pienso que todo eso es peccata minuta comparándolo con esto nuestro. Y los dos sabemos que nuestra relación siempre está pendiente de un hilo porque estoy un poco loca… y más loca cuando tú me pones… y mis promesas no tienen ningún valor debido a mi volubilidad. Me aburren las relaciones serenas, tranquilas. Y lo sabes perfectamente. Eso de que no ocurra nada fuera del guión… esas cosas tan previsibles… como cuando estás viendo una película y en una escena determinada adivinas el diálogo casi al pie de la letra… sí, ríete, sabes que eso nos pasa muchas veces, y todo es tan previsible…

…y todo se puede parar ¡todo! ¿todo?

…y es entonces cuando te das cuenta de que hay que improvisar…. Y es cuando te pido que reacciones porque sabes lo que quiero: quiero que todo sea distinto… y que tengas el valor de llevarme de la mano por vericuetos inexplorados donde el deseo humano es una esencia ambivalente, deseo amoroso y deseo homicida, ambos inconscientes y prohibidos… y  que seas el dueño de nuestro pequeño universo… y que todo lo llenes con palabras fuertes, duras, metáforas obscenas; delirios que queden colgados de la voz de los ecos… poesía puntual elaborada para estos casos, para volar lejos de nuestro mundo cotidiano, asesinando a la razón, mordiendo laberintos de sangre… enardecidos, acalorados, ardiendo en la lujuria y cada beso tuyo es un insulto abriendo cicatrices en la piel… y me insultas y me tratas como a una perra en celo… y  yo trato de ponerme a la altura con gilipolleces…y tú me reprendes porque lo esperas todo de mi… y entonces me pides algo más elaborado, más creativo, no te vale que te diga: “Haz que el mundo explote entre mis piernas. Mátame (plagio)” y sacas tus armas de guerra y me envuelves con palabras guturales convertidas en gemidos; sonidos estremecedores que me destrozan viva en esa enajenación transitoria, sin sentir ninguna culpa ya que eso es un atenuante y, entonces nos cegamos con esa luz oscura fuera del tiempo y de todo… llegando al maravilloso preludio de un ¡Grandísimo polvo de reconciliación…!…¡GRANDÍSIMO!


lunes, 15 de septiembre de 2014

Secretos y mentiras



La única herramienta que tenemos para llegar a profundizar en nuestra mente inconsciente es nuestra mente consciente. Para algunos estudiosos como Freud y Jung, les sirvió como punto de partida para tirar adelante por ese camino y tratar de comprender qué  se oculta en esa parte oscura de nosotros. Y pronto comprendieron el obstáculo auténtico y sutil, incluso traicionero, ya que nuestro lado consciente no quiere saber nada del otro lado: el inconsciente. Nuestro único aliado esconde un interés personal. La mente consciente está tan comprometida en la relación con la identidad que puede pretender que nada más exista.

Quizás, interiormente, todos ocultemos a una Penélope, como la que bajaba a escondidas cada noche para deshacer  lo que había tejido durante el día, manteniendo así el tapiz inacabado. La reina de Homero siempre devolvió con seguridad su trabajo al punto de partida, a “casa” para no tener que comprometerse nunca con sus pretendientes.

Pero ¿por qué ese afán de mantenernos en la oscuridad? ¡Qué alarmante es que podamos tener secretos de nosotros mismos! Quizás esto explique por qué preferimos condenar a alguien como un absoluto mentiroso antes de comprobar que cree en la mentira que ha defendido. Y lo más complicado de todo esto es que dentro de nosotros tenemos a un saboteador escondido ¿un saboteador escondido del inconsciente? Suena poco creíble, porque un saboteador externo sucede a menudo, pero… sabotearnos a nosotros mismos… Somos expertos en no querer saber, la mayoría de las veces cerramos los ojos ante las evidencias; ojos que no quieren ver corazón tranquilo.. Y en nuestros párpados desatentos se cuelgan sueños cargados de significados, sugerentes, que nos hacen conocer los suburbios escondidos de nuestra alma, ese submundo que no queremos conocer ni deseamos ver cuando estamos despiertos...



martes, 9 de septiembre de 2014

Suspendida en el firmamento, el cielo mismo…



Me gustas más cuando te sueño ...
entonces hago de ti lo que quiero.

Juan Rulfo.


miércoles, 3 de septiembre de 2014

…en la playa


Me dirigí  hacia la orilla para que el suave oleaje acariciara mis piernas. Cuando el agua me llegó a la cintura me paré, no diré que en seco porque eso sería imposible estando en el mar casi desnuda, así que me zambullí a gusto. El agua estaba deliciosa. Salí hacia la arena de la playa. Apenas se podía contemplar su belleza porque ésta estaba tapada por un mar de personas de toda calaña: hombres con aspecto de oso, niños balbucientes, mujeres añejas… Y algunas jovencitas todo piernas, muy monas pero sin terminar de hacer. Y en el punto de mira corpulentos y depilados vigilantes de playa.

Y entonces…

Me puse a pensar el la belleza.
Ah, La belleza ¡Que cuestión más enojosa! ¿Por qué unos sí y otros no? Si la creación entera no es sino un entresijo de palabras ocultas ¿cuál es el mensaje de la belleza? ¿Cuál el símbolo de su pacto? ¿Es sólo vestigio melancólico de una edad de oro o perteneció al reparto universal? En aquel tiempo todo era bello, nada fue hermoso…

¿Acaso una promesa? ¿El anuncio de que en una era venidera la fealdad y la deformidad quedarán proscritas? Una era de armonía y gozo, olvido y reposo, tras tantos siglos de lasitud… o tal vez simplemente una distribución al azar, escapada de la mano divina…

Volví a tumbarme en la arena, y me puse a pensar en Heráclito durante un rato. Mis labios se movieron recitando de memoria:
“La misma cosa es vida y muerte, sueño y vigilia, juventud y vejez: mutuas metamorfosis…”